¡®El Asad s¨ª o no¡¯ es a¨²n el gran dilema en la negociaci¨®n siria tras seis a?os de guerra
Claves para entender el di¨¢logo en Ginebra, envenenado por viejas desavenencias
Los periodistas m¨¢s antiguos acreditados en el Palacio de la Naciones de Ginebra tienen la sensaci¨®n de estar volviendo a vivir la misma situaci¨®n de a?os pasados en las negociaciones de paz sobre Siria auspiciadas por la ONU. Delegados gubernamentales y de la oposici¨®n acuden cada cierto tiempo a la antigua sede de la Sociedad de Naciones, el ¨®rgano diplom¨¢tico que fue incapaz de impedir el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En las escalinatas de la gran Sala del Consejo, los enviados rebeldes y del r¨¦gimen repiten de tanto en tanto sus irreconciliables consignas ante reporteros llegados de todo el mundo. Bachar el Asad s¨ª o no, sigue siendo el dilema cuando est¨¢n a punto de cumplirse seis a?os desde el inicio de la guerra. Como acertadamente defin¨ªa la agencia Reuters en el arranque del di¨¢logo entre enemigos, las nuevas conversaciones de Ginebra equivalen a otro d¨ªa de la marmota con viejas preguntas sin respuesta. EL PA?S intenta ahora resolver algunos de estos enigmas.
?Por qu¨¦ se denominan Ginebra Cuatro?
Tras el fracaso de la primera serie de negociaciones ¡ªimpulsadas por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan en 2012¡ª y del de la segunda ronda ¡ªque trat¨® de encauzar sin ¨¦xito el exdiplom¨¢tico argelino Lajdar Brahimi en 2014¡ª, el actual mediador de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, logr¨® hilvanar una tercera tanda de conversaciones entre febrero y abril de 2016. Las violaciones del cese de hostilidades arruinaron las sucesivas treguas, la ¨²ltima de las cuales hab¨ªa sido impuesta conjuntamente por Estados Unidos y Rusia. Los combates desembocaron en la tr¨¢gica batalla de Alepo.
?A la cuarta ir¨¢ la vencida?
No hay razones para el optimismo, aunque al menos ahora los representantes de las partes en liza han mantenido su presencia en la ciudad suiza, en lugar de abandonarla con un portazo como en anteriores negociaciones. Desde el 30 de diciembre pasado rige un alto el fuego en Siria apadrinado por Rusia, aliada del r¨¦gimen, y Turqu¨ªa, de los rebeldes, que se sostiene a pesar de los bombardeos registrados en los ¨²ltimos d¨ªas. Mosc¨² ¡ªque lleva la voz cantante en el proceso de Ginebra ante la inhibici¨®n de Washington¡ª ha ordenado al Gobierno de El Asad que suspenda las operaciones a¨¦reas.
?Y c¨®mo ha comenzado esta nueva ronda?
El mediador De Mistura, un veterano diplom¨¢tico dotado de incansable optimismo y probada paciencia, ha logrado sentar frente a frente a las delegaciones del r¨¦gimen y de la insurgencia por primera vez en tres a?os. Las buenas palabras del enviado de Naciones Unidas para Siria, que exhort¨® a las partes a ¡°cumplir una misi¨®n hist¨®rica ante las generaciones futuras¡±, no pudieron ocultar las desafiantes miradas que se cruzaron los contendientes.
?Por qu¨¦ negocia el Gobierno si va ganando la guerra?
El Asad ha enviado a Ginebra al frente de la delegaci¨®n gubernamental al embajador ante Naciones Unidas, Bachar al Yafari, un diplom¨¢tico de su m¨¢xima confianza que ya particip¨® en anteriores conversaciones. Rusia, cuya intervenci¨®n militar en septiembre de 2015 salv¨® a El Asad de una derrota que parec¨ªa inevitable, trata de buscar una salida al conflicto, despu¨¦s de haber dado un vuelco en favor del r¨¦gimen, para que no se eternice.
??Qui¨¦n representa a una oposici¨®n desunida?
La principal plataforma rebelde, el Alto Comit¨¦ para las Negociaciones (HNC), est¨¢ encabezada por el cardi¨®logo sun¨ª Naser al Hariri ¡ªEl Asad tambi¨¦n es m¨¦dico, oftalm¨®logo en su caso¡ª. Sustituye como delegado al dirigente islamista Mohamed Alush. Los llamados grupos de Mosc¨² y de El Cairo ¡ªdos alianzas opositoras menores¡ª intentan hacer o¨ªr su voz en el Palacio de las Naciones, donde los representantes de los partidos kurdos sirios han sido vetados por Turqu¨ªa.
?Qu¨¦ reclaman los rebeldes?
Los delegados insurgentes quieren que las conversaciones se desarrollen de forma directa para evitar dilaciones por el intercambio de mensajes a trav¨¦s de la ONU. De Mistura intenta aferrarse a las resoluciones del Consejo de Seguridad para fijar el contenido de la agenda de Ginebra a fin de no ahuyentar a Damasco, pero la oposici¨®n exige una negociaci¨®n pol¨ªtica que incluya una transici¨®n en el poder en Damasco. Esto es, que no cuente con Bachar el Asad. Al Hariri rechaz¨® ayer la creaci¨®n de un Gobierno de Unidad Nacional, como defiende el r¨¦gimen, y reclam¨® un organismo ejecutivo de transici¨®n en el que est¨¦n todos los sectores pol¨ªticos y de la sociedad siria.
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