El estratega jefe de Trump llama a la lucha para ¡°desmontar el sistema¡±
El extremista Steve Bannon apela al patriotismo econ¨®mico y el discurso del miedo en su primera aparici¨®n tras la investidura presidencial
El nuevo orden necesita patriotas. Donald Trump ha vencido pero no se puede bajar la guardia. Es la hora del combate. En su primera aparici¨®n p¨²blica desde la investidura, Steve Bannon, el estratega jefe de la Casa Blanca, el poder oscuro, el extremista al que se atribuye una influencia absoluta sobre el presidente de Estados Unidos apel¨® al discurso del miedo para ¡°desmontar el sistema¡± y defender su vertiginosa agenda nacionalista. ¡°Si pens¨¢is que os van a dar vuestro pa¨ªs de vuelta sin luchar, est¨¢is tristemente equivocados. ?Todos los d¨ªas habr¨¢ que luchar!¡±, areng¨®.
Bannon eligi¨® con inteligencia su escenario. La Conferencia de la Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora, el gran escaparate de los republicanos que se celebra estos d¨ªas en Washington, le abri¨® las puertas pr¨¢cticamente como un h¨¦roe. Un vencedor de la guerra contra los dem¨®cratas. Al entrar en la sala, acompa?ado del jefe de gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, los asistentes se levantaron y prorrumpieron en un sonoro aplauso. Bannon no pareci¨® percatarse. Como siempre, fue la nota discordante. En un mar de trajes oscuros y republicanos azules, apareci¨® sin corbata, con una camisa casi arrugada y un carisma ¨¢spero. No habl¨® mucho. Ni lo necesit¨®. El simple esbozo de sus conceptos bast¨® enardecer a la audiencia. Tanto que su compa?ero de di¨¢logo empalideci¨® a su lado.
Bannon no perdi¨® el tiempo. Primero hizo la loa a su jefe. Trump lo ve todo. Trump no descansa. Trump cumple. ¡°Necesitamos a alguien real y genuino como ¨¦l¡±, lleg¨® a decir. Despu¨¦s pas¨® a explicar la revoluci¨®n. Fue su momento cumbre.
Considerado el maquiavelo del presidente, este antiguo oficial de la Marina, que devino en banquero de Goldman Sachs, productor de Hollywood y agitador medi¨¢tico de la ultraderecha, traz¨® como gran objetivo la ¡°desconstrucci¨®n¡± del actual sistema de gobierno. A este fin, dijo, se ha supeditado la selecci¨®n de los miembros del gabinete y decisiones como retirarse del Acuerdo Transpac¨ªfico. ¡°Un momento clave de la historia americana moderna¡±, remach¨®.
Establecida esta meta, Bannon alz¨® la bandera del ¡°patriotismo econ¨®mico¡± y defendi¨® una pol¨ªtica extrema de seguridad tanto en inmigraci¨®n como defensa. Unos arietes que han de permitir la vuelta de Estados Unidos a la primac¨ªa mundial. ¡°Somos una naci¨®n con una econom¨ªa, y no solo una econom¨ªa. Somos una naci¨®n con una raz¨®n de ser¡±.
En esa b¨²squeda de sentido hist¨®rico, muy propia de los extremismos, Bannon no tard¨® en hallar un adversario con el que llenar el espacio. En este caso no fueron la inmigraci¨®n ni los islamistas. A estos les dedic¨® poco tiempo. El enemigo, esta vez, andaba mucho m¨¢s cerca. Desaparecidos del mapa Obama y Clinton, el estratega de la tensi¨®n permanente declar¨® la guerra a la prensa. Calificada por ¨¦l mismo como el ¡°partido de oposici¨®n¡± y por Trump como ¡°el enemigo del pueblo americano¡±, Bannon se lanz¨® este jueves a la yugular: ¡°Son corporativistas, son medios globales que se oponen con fuerza al nacionalismo econ¨®mico de Donald Trump. Y del mismo modo en que se equivocaron completamente en la campa?a y en la transici¨®n, ahora se equivocan totalmente en lo que cuentan¡±.
El discurso no necesit¨® mucho m¨¢s para calar entre los suyos. Priebus le dio la raz¨®n en todo y pareci¨® mostrarse m¨¢s preocupado en disipar los rumores sobre su rivalidad que en quitar protagonismo a su compa?ero de gabinete. Tras 25 minutos, entre aplausos, salieron los dos. Iban rumbo a la Casa Blanca. El lugar donde Bannon ejerce su poder.
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