Arkansas ejecutar¨¢ a 8 presos en 10 d¨ªas para evitar que caduque un componente de la inyecci¨®n letal
Ser¨¢ la mayor ejecuci¨®n en cadena en Estados Unidos desde la reinstauraci¨®n de la pena m¨¢xima en 1977
Mejor matar a que se eche a perder la inyecci¨®n letal. Tras 12 a?os de interrupci¨®n de la pena capital, el peque?o estado de Arkansas (tres millones de habitantes) va a poner fin a la vida de ocho presos en tan solo 10 d¨ªas. Ser¨¢ la mayor ejecuci¨®n en cadena en Estados Unidos desde la reinstauraci¨®n de la pena m¨¢xima en 1977. El motivo para acabar con tantos condenados en tan poco tiempo es, seg¨²n la Coalici¨®n para Abolir la Pena de Muerte de Arkansas, evitar que caduque uno de los tres componentes de la inyecci¨®n letal. Las ¨²ltimas existencias de la sustancia, un ansiol¨ªtico de efecto r¨¢pido, expiran en mayo. Y las posibilidades de obtener nuevas partidas son extremadamente dif¨ªciles dada la negativa de la industria a facilitarlas para ejecuciones.
Las ¨®rdenes firmadas por el gobernador Asa Hutchinson se cumplir¨¢n entre el 17 y el 27 de abril. En el corredor de la muerte de Arkansas penan en la actualidad 34 condenados. Los ocho elegidos han agotado sus recursos legales. Todos son hombres, la mitad negros. Cometieron sus delitos en 1991 y 2000.
Hutchinson, un republicano que ha hecho de la pena de muerte una de sus banderas pol¨ªticas, ha declarado que se trata de una ¡°acci¨®n necesaria¡±: ¡°Hay que cumplir la ley pero tambi¨¦n es importante ofrecer una clausura a las familias de las v¨ªctimas que han vivido en la incertidumbre tanto tiempo¡±.
La decisi¨®n del gobernador va contracorriente. En Estados Unidos la aplicaci¨®n de la pena capital, legalizada en 32 estados, no ha dejado de caer desde 1999. Ese a?o se llevaron a cabo 223 ejecuciones; en 2016 fueron 30. Este descenso corre en paralelo a la p¨¦rdida de apoyo entre la poblaci¨®n. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, sus defensores han retrocedido hasta el punto de que en 2016 por primera vez quedaron por debajo del 50%, seg¨²n un sondeo de Pew Research.
El esperpento en que han desembocado algunas ejecuciones ha ayudado a este cambio de tendencia. Uno de los casos m¨¢s terribles fue el de Clayton Lockette, ejecutado en abril de 2014. Su agon¨ªa dur¨® 43 minutos. Entre atroces convulsiones, el preso, atado a la camilla, lleg¨® a alertar a sus verdugos de que ¡°algo no funcionaba¡±.
La pesadilla se atribuy¨® en un principio a un fallo en la administraci¨®n de los f¨¢rmacos. La inyecci¨®n letal, el m¨¦todo de ejecuci¨®n m¨¢s empleado en Estados Unidos, se compon¨ªa tradicionalmente de pentotal s¨®dico (duerme), bromuro de pancuronio (paraliza) y cloruro de potasio (infarta). La primera sustancia dej¨® de emplearse debido a la resistencia de los fabricantes. Su sustituto, el midazolam, se ha vinculado con horrores como los sufridos por Clayton Lockette. Y su obtenci¨®n, seg¨²n los grupos contrarios a la pena de muerte, tambi¨¦n ha entrado en restricci¨®n. Ese es el f¨¢rmaco que est¨¢ a punto de caducar en Arkansas. ¡°Si falla el midazolam, el condenado se mantiene consciente y sufre un dolor inmenso, es una tortura letal y sin escapatoria. Algo inhumano¡±, record¨® el abogado de tres de los presos.
Ese espanto terminal puede repetirse entre el 17 y el 27 de abril en Arkansas. Ocho personas lo saben. Sus nombres son Jason McGehee, Ledell Lee, Don Williamson David, Kenneth Williams, Bruce Ward, Stacey Johnson, Jack Harold Jones y Marcel Williams.
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