Gracias, Odebrecht
Ya es inocultable que la corrupci¨®n es la principal enfermedad latinoamericana
La exposici¨®n del sistema de corrupci¨®n organizado por Odebrecht es el proceso m¨¢s relevante que se registra hoy en Am¨¦rica Latina. La raz¨®n m¨¢s evidente es su extensi¨®n. M¨¦xico, Guatemala, Rep¨²blica Dominicana, Colombia, Venezuela, Ecuador, Per¨² y la Argentina son algunos de los pa¨ªses sacudidos por esc¨¢ndalos asociados a esa compa?¨ªa brasile?a. No har¨ªa falta, sin embargo, que la mancha cubriera semejante geograf¨ªa para que tuviera un alcance regional. Alcanzar¨ªa con la tormenta que sigue provocando en Brasil. En el pa¨ªs m¨¢s gravitante de Sudam¨¦rica se desata una crisis dentro de la crisis. Ahora est¨¢ en duda la continuidad de Michel Temer, quien reemplaz¨® a Dilma Rousseff en agosto del a?o pasado por un impeachment. En ese momento, Fernando Henrique Cardoso describi¨® al Gobierno que surg¨ªa como "un fr¨¢gil puente hacia 2018". Afloraron las fisuras.
Temer est¨¢ herido. Marcelo Odebrecht declar¨® ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) que el presidente le hab¨ªa solicitado para su campa?a proselitista. Fue en 2014, cuando secundaba a Rousseff. Los fondos habr¨ªan sido recibidos por Eliseu Padilla, el ministro m¨¢s importante de Brasil. Para el juez Herman Benjamin, encargado de la pesquisa, el caso Odebrecht est¨¢ demostrando que en el pa¨ªs hubo una apropiaci¨®n del poder p¨²blico por el poder privado.
Temer estudia impugnar las declaraciones en su contra. No es para menos. Estas miserias se conocen cuando el rechazo a su gesti¨®n subi¨®, entre octubre y febrero, de 51% a 62%. Solo el 10% le aprueba. Son los n¨²meros que exhib¨ªa Rousseff cuando encar¨® hacia la puerta de salida. Desde esa plataforma, tan endeble, Temer debe liderar la recuperaci¨®n de una econom¨ªa cuyo gran decaimiento trasciende las fronteras de Brasil.
La investigaci¨®n del TSE entra?a una paradoja: se abri¨® por pedido del PSDB, el partido que compiti¨® con Rousseff y Temer en 2014. Esa fuerza es hoy la principal aliada de Temer. Y ya perdi¨® a uno de sus hombres en el poder: nada menos que el canciller, Jos¨¦ Serra, quien present¨® la renuncia por razones de salud. Su nombre apareci¨® en el expediente de Lava Jato. Un ejemplo inconfundible de somatizaci¨®n. En este contexto, la vida p¨²blica brasile?a retrocedi¨®, por un instante, en el t¨²nel del tiempo. El jefe del Ej¨¦rcito, Eduardo Villas Boas, declar¨® que "Brasil es un pa¨ªs a la deriva", que se arriesga a estar gobernado, a partir de 2018, por un populista. Hac¨ªa d¨¦cadas que un militar no se manifestaba en cuestiones pol¨ªticas. Por suerte, Villas Boas fue piadoso: dijo que no hay condiciones para un golpe, aunque admiti¨® entender a los que lo reclaman.
En este paisaje desalentador naufraga la gran enso?aci¨®n de los ¨²ltimos Gobiernos brasile?os: la de una hegemon¨ªa regional, que tendr¨ªa en la Unasur un instrumento diplom¨¢tico, y cuya coronaci¨®n ser¨ªa la instalaci¨®n del pa¨ªs como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. El eclipse de este proyecto es un dato operativo. El 23 de febrero, el argentino Mauricio Macri confes¨® ante Mariano Rajoy su intenci¨®n de aprovechar la debilidad de Temer para acelerar el acuerdo entre el Mercosur y la Uni¨®n Europea, al que Brasil siempre fue reticente.
Odebrecht fue clave en el empe?o por consolidar el liderazgo de Brasil. Protagonizar¨ªa el cap¨ªtulo empresarial. El oscuro subsuelo de ese plan hace temblar la pol¨ªtica de casi todos los pa¨ªses. La revista Veja revel¨® que Odebrecht financi¨® durante 20 a?os a la guerrilla colombiana de las FARC. La compa?¨ªa lo desmiente. Veja insiste. ?lvaro Uribe convirti¨® la acusaci¨®n en un insumo para su campa?a contra los acuerdos de paz: los pecados de Odebrecht ser¨¢n absueltos porque los colaboradores del terrorismo resultaron indultados. La pol¨¦mica disimula mal que el Gobierno de Uribe y el de su adversario, Juan Manuel Santos, son sospechosos de haber recibido dinero de Odebrecht.
Macri, en la Argentina, espera que desde Brasil lleguen los nombres de los que se ensuciaron con esa compa?¨ªa durante los Gobiernos de los Kirchner. Pero, antes de que sean identificados, trascendi¨® que entre los que traficaron los sobornos estar¨ªa su primo hermano, ?ngelo Calcaterra. Es el titular de Iecsa, compa?¨ªa familiar asociada con Odebrecht en un soterramiento ferroviario. El inconveniente es que, en junio pasado, el Gobierno de Macri destin¨® unos 3.000 millones de d¨®lares a Odebrecht y su primo. El decreto fue firmado por la vicepresidenta, Gabriela Michetti. Macri estaba de viaje. El Congreso lo rechaz¨®. Y la justicia abri¨® una investigaci¨®n. La Argentina es disonante. En los dem¨¢s pa¨ªses se suspendieron los contratos de Odebrecht.
El esc¨¢ndalo tiene, sin embargo, una derivaci¨®n alentadora. Promueve reformas para mejorar los est¨¢ndares ¨¦ticos de las contrataciones. En Per¨², Pedro Pablo Kuczynski propuso al Congreso iniciativas para declarar la "muerte civil" de los funcionarios corruptos. Macri anunci¨® un proyecto para penalizar a los empresarios que sobornan. Mientras tanto, el juez S¨¦rgio Moro, ¨¢ngel exterminador de Curitiba, recorre la regi¨®n. Ya particip¨® en Lima en un seminario sobre ¨¦tica. Y en abril estar¨¢ en Buenos Aires, invitado por el Colegio de Abogados. Son los frutos saludables de una planta envenenada. Ya es inocultable que la corrupci¨®n es la principal enfermedad latinoamericana. Gracias, Odebrecht.
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