La relaci¨®n con ?frica entra en una fase incierta bajo la era Trump

?frica mira con incertidumbre a Donald Trump. Hasta ahora, la pol¨ªtica exterior del presidente se ha basado en un giro proteccionista en comercio, escepticismo respecto a las alianzas multilaterales y la promesa de derrotar el terrorismo isl¨¢mico. Para M¨¦xico significa una turbulencia comercial y para Europa una preocupaci¨®n. Pero para ?frica, lograr una buena sinton¨ªa con Trump es cuesti¨®n de vida o muerte: Estados Unidos es el mayor donante bilateral de los pa¨ªses africanos en materia de cooperaci¨®n, con una media anual de 9.000 millones de d¨®lares en los ¨²ltimos a?os.

Hay motivos para la inquietud. En las semanas previas a la toma de posesi¨®n, el equipo de Trump envi¨® al Departamento de Estado un documento, obtenido por The New York Times, con preguntas como, ¡°Con tanta corrupci¨®n en ?frica, ?cu¨¢nto de nuestro dinero es robado?¡±; ¡°?Por qu¨¦ deber¨ªamos gastarnos estos fondos en ?frica cuando estamos sufriendo en EEUU?¡±; o ¡°Hemos estado luchando contra Al-Shabaab (grupo terrorista isl¨¢mico que opera en Somalia) una d¨¦cada, ?por qu¨¦ no hemos ganado?¡±.

Durante d¨¦cadas, la relaci¨®n con ?frica ha sido un asunto central para tanto el Partido Dem¨®crata como el Partido Republicano. En 2016, el Gobierno de Barack Obama se gast¨® m¨¢s de 35.000 millones de d¨®lares en cooperaci¨®n internacional, y entre los diez primeros pa¨ªses receptores de los fondos hab¨ªa cinco africanos: Egipto, Nigeria, Kenia, Tanzania y Uganda. A?os atr¨¢s, el Gobierno de George W. Bush y el de Bill Clinton tambi¨¦n asumieron el papel de donantes a pa¨ªses africanos.

Pero existe incertidumbre sobre la actitud de la presidencia Trump hacia el continente. ¡°Los asuntos de seguridad nacional ser¨¢n los primeros de la lista de prioridades, seguidos de cerca por los intereses econ¨®micos¡±, considera Todd Moss, uno de los asesores de ?frica en el departamento de Estado bajo el mandato Bush. ¡°Habr¨¢ que esperar para ver si la hist¨®rica tradici¨®n de promover los derechos humanos y los valores democr¨¢ticos es relegada a un segundo plano por la nueva administraci¨®n (Trump)¡±, a?ade. Existen cuatro pilares principales:

Seguridad Nacional. El ¨¦nfasis de Trump en la seguridad nacional tendr¨¢ relaci¨®n directa con ?frica. Durante los ¨²ltimos a?os, grupos terroristas isl¨¢micos como el Estado Isl¨¢mico (ISIS, siglas en ingl¨¦s) y grupos asociados, han expandido sus redes por grandes espacios ingobernados de ?frica. Tanto en el norte del continente, de mayor¨ªa musulmana, como en otros pa¨ªses con mayor diversidad religiosa como Nigeria o Somalia, la emergencia de grupos como Boko Haram o Al-Shabaab han preocupado de manera creciente a EEUU. Johnnie Carson, asesor al Secretario de Estado en pol¨ªtica africana durante la era Obama, cree que Trump reforzar¨¢ la cooperaci¨®n militar a trav¨¦s del Africom, su comando en ?frica ¡ªque participa principalmente en operaciones de entrenamiento¡ª, en pa¨ªses en los que operan estos grupos terroristas.

Tratados comerciales. Trump ha criticado varios tratados, quiere reformar el que tiene con M¨¦xico y Canad¨¢ y ha enterrado el que impuls¨® Obama para el Pac¨ªfico. En ?frica, Estados Unidos mantiene el African Growth and Opportunity Act (AGOA, siglas en ingl¨¦s), un acuerdo con varios pa¨ªses de ?frica sub-sahariana. Seg¨²n Ken Opalo, profesor keniano del departamento de estudios africanos de la Universidad de Georgetown, ¡°el volumen de dinero del comercio entre EEUU y ?frica no es suficientemente grande (32.000 millones de d¨®lares en 2016) como para que Trump quiera revisarlo¡±. En su opini¨®n, el talante empresarial de Trump y su Secretario de Estado, Rex Tillerson (exdirector ejecutivo de la petrolera Exxon Mobil), ¡°favorecer¨¢ la desregularizaci¨®n de inversiones en ?frica, especialmente empresas petroleras¡±, dice Opalo.

Ayuda humanitaria. La ayuda humanitaria es el ¨¢rea donde m¨¢s sufrir¨¢ la relaci¨®n con los pa¨ªses africanos. En este respecto, ¡°EEUU antepondr¨¢ m¨¢s claramente sus intereses propios y recortar¨¢ las aportaciones econ¨®micas a programas de desarrollo no imprescindibles, como aquellos dedicados a la promoci¨®n de los valores democr¨¢ticos¡±, cree Opalo.

China, un competidor. Durante los ¨²ltimos a?os, el gigante asi¨¢tico ha invadido el continente con proyectos de infraestructura y tratados comerciales basados en una pol¨ªtica de no-intervenci¨®n, que estipula que China no condiciona sus ayudas econ¨®micas -- como s¨ª hace hasta ahora EEUU -- con exigencias pol¨ªticas como la mejora de los procesos democr¨¢ticos. Muchos pa¨ªses africanos han reforzado sus relaciones con el gigante asi¨¢tico mientras se debilitan sus relaciones con EEUU. Moss opina que EEUU y China ¡°no compiten de manera directa en ?frica¡±, alegando ambos tienen en su inter¨¦s un continente m¨¢s pr¨®spero y estable. Pero otros, como Opalo creen que el auge chino podr¨ªa incentivar a Trump a competir por los acuerdos comerciales con pa¨ªses africanos.