Una nueva iconocracia
Jackson no es para Trump una gu¨ªa de acciones concretas. Es s¨®lo un marco general
La principal asesora hincada sobre un sof¨¢ de la Oficina Oval. La hija sentada en la silla presidencial en medio de su padre y del primer ministro de Canad¨¢. Son fotograf¨ªas que buscan construir sentido, tal como en su momento se hizo con los hijos de Kennedy jugando en ese mismo sitio o con la de alg¨²n otro presidente llamando por tel¨¦fono con los pies colocados encima del escritorio. En un espacio como ese se acota lo permitido y se elige y cuida el objeto a compartir. S¨®lo se muestra lo que se quiere mostrar. De ello depende la construcci¨®n de una narrativa del poder. ?Qu¨¦ se quiere ense?ar y para qu¨¦? ?Alguien afable y humano? Los consabidos detalles familiares resultan adecuados. ?Alguien preocupado y trabajador? La presencia en la oficina a altas horas de la noche con un reloj que lo certifique es un buen modo de hacerlo.
El presidente Trump habla desde un podio colocado dentro de la Oficina Oval con un retrato de Andrew Jackson a su izquierda. Teniendo como fondo unas nuevas y relucientes cortinas doradas, su personal signo, las cabezas de Jackson y Trump aparecen a la misma altura. En el retrato, el s¨¦ptimo presidente de los Estados Unidos mira a su derecha. El cuadro se ha colocado para que vea al reci¨¦n llegado. El viejo l¨ªder contempla al nuevo presidente y este se sabe mirado por aquel. La imagen total produce su sentido: lo que Trump haya de realizar ser¨¢ hecho bajo la vigilante mirada de Jackson. El rebelde, el pol¨ªtico inclasificable, ha decidido encomendar su actuar a un pol¨ªtico calificado como rebelde y en su momento tenido tambi¨¦n como inclasificable.
?Trump quiere ser como Jackson? Algunos analistas as¨ª lo han sugerido. En la genealog¨ªa presidencial, Jackson fue el primer presidente no vinculado con el momento fundacional de los Estados Unidos. De Washington a Adams, todos hab¨ªan estado relacionados con la Revoluci¨®n y con el Constituyente de Filadelfia. Su distancia con los patricios le permiti¨® hablar del hombre com¨²n y de su necesidad de ser considerado por la pol¨ªtica. Le permiti¨® la fundaci¨®n de un partido con esas ideas. Le autoriz¨® a buscar la elecci¨®n presidencial directa y a organizar a la administraci¨®n en torno a ¨¦l mismo. Vet¨® diversas leyes y se opuso al statu quo de su tiempo. ?En qu¨¦ de todo ello Trump quiere parecerse a Jackson?
Evidentemente, los tiempos y los problemas de uno y otro presidente son diversos. Algunos elementos comunes existen en la pol¨ªtica de movilizaci¨®n de masas blancas desplazadas y pauperizadas. Algo hay tambi¨¦n de semejante en la ret¨®rica populista de apelaci¨®n al pueblo como gran decisor de lo que unilateralmente se emprende. Al hacerse mirar por Jackson retratado, no es que Trump quiera ser como ¨¦l ni que quiera copiar sus t¨¢cticas democr¨¢ticas. Lo que de ¨¦l quiere extraer, y a su vez producir, es el halo de la rebeld¨ªa, de la dificultad de ser clasificado y capturado por el establishment. Con ello busca mantener abiertas las posibilidades de tomar decisiones a partir de sus cambiantes intuiciones o corazonadas.
Los d¨ªas pasan y las construcciones institucionales conocidas y esperables no llegan. M¨¢s all¨¢ de esta obviedad, lo que est¨¢ en marcha es la producci¨®n de otras formas de ordenaci¨®n del poder. El Brennan Center daba cuenta la semana pasada del modo como en diversas entidades de los Estados Unidos se est¨¢n instrumentando reformas para restringir el voto p¨²blico. Como estos, hay otras maneras de cerrar los caminos de la participaci¨®n o de lo que a la larga ser¨¢ igual, para impedir los frenos y contrapesos. Jackson no es para Trump una gu¨ªa de acciones concretas. Es s¨®lo un marco general, un ¨¢nimo que le permitir¨¢ actuar por s¨ª mismo, trat¨¢ndonos de hacer creer que est¨¢ inspirado en alguien que ya fue exitoso y ya est¨¢ en la historia.
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo D¨ªaz es ministro de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico.?@JRCossio
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