Narro al rescate, el priista que no lo parece
El secretario de Salud y exrector de la UNAM podr¨ªa ser el as bajo la manga para el partido
Si vas a perder el poder es mejor entregarlo a un conocido que a un enemigo. Esa parecer¨ªa ser la consigna que se est¨¢ abriendo paso en Los Pinos de cara a las elecciones presidenciales de M¨¦xico el pr¨®ximo a?o. El PRI de Enrique Pe?a Nieto no tiene un precandidato con posibilidades de competir en las urnas ante Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, el l¨ªder de la izquierda. Los sondeos de intenci¨®n de voto, incluso, delegan al partido en el poder al tercer sitio en las preferencias electorales.
Las fichas que Los Pinos puso sobre la mesa para perfilar como posibles candidatos, simplemente no cuajaron o resultaron fusibles quemados. Luis Videgaray (exsecretario de Hacienda y ahora poderoso canciller), Aurelio Nu?o (secretario de Educaci¨®n) y Jos¨¦ Antonio Meade (actual secretario de Hacienda) fueron perdiendo posibilidades por una raz¨®n u otra. Todos ellos ser¨ªan hoy una f¨®rmula condenada a la derrota en una boleta electoral.
El mejor situado de los precandidatos originales es Miguel ?ngel Osorio Chong, secretario de Gobernaci¨®n y gran rival de Luis Videgaray en el Gabinete. Ambos arrancaron el sexenio como los dos delfines de Pe?a Nieto, brazo izquierdo y brazo derecho. Pero Videgaray termin¨® ganando esa contienda. Con el pretexto de encabezar los esfuerzos del Gobierno para negociar y enfrentar a Donald Trump, el canciller funge pr¨¢cticamente como vicepresidente y ha logrado alejar a Osorio del coraz¨®n y del o¨ªdo de Pe?a Nieto. Y, por lo dem¨¢s, tampoco es que Osorio sea un contendiente al que se le den posibilidades de vencer a los candidatos de la oposici¨®n.
Pero la rivalidad y el encono nunca deben ser subestimados. Bajo la consigna de hacer cualquier cosa antes que entregar el poder a Osorio o a L¨®pez Obrador, Videgaray ha encontrado una opci¨®n fresca: Jos¨¦ Narro, secretario de Salud y exrector de la UNAM.
Si bien el doctor no forma parte del primer c¨ªrculo que rodea a Pe?a Nieto y se integr¨® al Gabinete apenas en enero de 2016, Narro podr¨ªa ser el as bajo la manga para el partido en el poder. En condiciones normales nunca ser¨ªa un candidato del PRI a la presidencia. Por un lado, por cuestiones de edad. En caso de triunfar, tomar¨ªa posesi¨®n justo al cumplir 70 a?os y su apariencia ciertamente no es la de un hombre joven. Desde Adolfo Ruiz Cortines en 1952, que jur¨® a los 62 a?os de edad, M¨¦xico no ha tenido un presidente que supere los 58 de Vicente Fox. Y desde Porfirio D¨ªaz, hace m¨¢s de un siglo, nadie mayor de 70 ha gobernado el pa¨ªs.
Pero el triunfo de Donald Trump, septuagenario, cambia todos los par¨¢metros. Narro es seis meses m¨¢s joven que el republicano. Y si el PRI se decanta por el exacad¨¦mico para competir en las urnas, la maquinaria electoral seguramente esgrimir¨¢ el argumento de que el pa¨ªs necesita un hombre maduro y sabio para enfrentar a su contraparte.
Ciertamente Narro no forma parte de la c¨²pula, pero tiene una virtud insuperable. Es el miembro del Gabinete con m¨¢s popularidad en 2017. Es al ¨²nico al que no se identifica con la fracci¨®n en el poder y con las pr¨¢cticas de corrupci¨®n asociadas a ella. Y eso es oro molido para la lucha electoral que se avecina. Su nombre, incluso, hab¨ªa sido incluido en la lista informal de posibles candidatos ciudadanos para las pr¨®ximas elecciones.
Narro ha logrado forjarse una imagen de acad¨¦mico gracias a su larga trayectoria en la UNAM, pero en realidad es un pol¨ªtico de oficio. En el pasado fue subsecretario en Gobernaci¨®n y en Salud, y fungi¨® como presidente de la Fundaci¨®n Siglo XXI del PRI, instituto ideol¨®gico del partido. En suma, Narro es un priista para los priistas, pero no lo es para la poblaci¨®n abierta. La mejor de las virtudes, en este momento. Y en el Gobierno esperan que la siga siendo dentro de nueve meses, cuando tenga que ser tomada la decisi¨®n de la candidatura oficial. Por lo pronto, una corriente de optimismo vuelve a circular en Los Pinos. Mejor perder el poder ante manos amigas que ante la oposici¨®n o un exaliado resentido.
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