La espera despu¨¦s del Mediterr¨¢neo
El 'hotspot' de Pozzallo es uno de los cuatro centros de registro que funcionan en Italia para identificar a los migrantes que llegan a sus costas
Son 50. Hombres y mujeres subsaharianos. A escasa distancia el uno del otro, forman una fila compacta sentados en una acera que da a un estrecho callej¨®n. Visten la misma chaqueta verde con capucha. A sus pies hay una mochila; algunos llevan zapatillas, otros calcetines y chanclas. Nadie habla y apenas se miran entre ellos mientras unos polic¨ªas los vigilan. Se protegen del viento que sopla incesante a la espera de que alguien les haga un gesto para subirse al autob¨²s que los llevar¨¢ de este?hotspot (centro de registro de migrantes)?de Pozzallo, en el municipio siciliano de Ragusa, a alg¨²n centro de acogida en otro lugar de Italia. Llegaron ah¨ª dos d¨ªas antes, junto con otras 463 personas, 62 de ellos sirios, tras ser rescatados por un buque de la ONG M¨¦dicos sin Fronteras cuando intentaban cruzar el Mediterr¨¢neo en un barco de goma.
Un hotspot (punto caliente, en ingl¨¦s) es una parada obligatoria para todo indocumentado que llega a las costas italianas despu¨¦s de una larga y peligrosa traves¨ªa a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo central. Tras un primer control sanitario a bordo de uno de los buques de rescate, agentes de la polic¨ªa toman fotos, ponen brazaletes identificativos y recopilan informaci¨®n b¨¢sica de los migrantes en el puerto en el que se produce el desembarco. Despu¨¦s los trasladan a uno de los cuatro?hotspot que hay en Italia ¡ªen Grecia son cinco con una capacidad total de 5.450 personas¡ª, donde las autoridades locales, con el apoyo de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas exteriores de la UE, toman sus huellas dactilares, averiguan la veracidad de sus relatos, registran su eventual voluntad de solicitar asilo en territorio comunitario e investigan la posible presencia de traficantes de personas antes de llevarlos a centros secundarios de acogida o dictaminar el retorno a sus pa¨ªses de origen. "Es el mejor sistema que hemos encontrado para abordar la presi¨®n migratoria", explica el jefe del equipo de apoyo en migraci¨®n de la Comisi¨®n Europea en Italia, Marc Arno Hartwig, en las oficinas de Frontex en Catania (Sicilia), que ha organizado la visita para periodistas de medios espa?oles.
El pa¨ªs transalpino cuenta con cuatro centros operativos (tres en Sicilia y uno en Apulia, el tac¨®n de La Bota), con una capacidad total de 1.600 personas. Las autoridades tienen previsto abrir otros dos puntos calientes?m¨¢s en Sicilia; en Grecia hay cinco. Empezaron a funcionar en 2015 bajo el impulso de la Uni¨®n Europea para gestionar la llegada masiva de migrantes. En lo que va de a?o, 19.597 personas han arribado de forma irregular a las costas europeas a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo y al menos 521 han fallecido en el intento, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (OIM).
El hotspot de Pozzallo es un cubo amarillo de 600 metros cuadrados asomado al mar y antiguamente destinado a los controles de aduana. Tiene capacidad para 240 personas. Las dos alas laterales est¨¢n ocupadas por unas literas de metal; la parte trasera est¨¢ reservada a familias y sujetos vulnerables como beb¨¦s y embarazadas. En la zona central, unos j¨®venes de Banglad¨¦s escuchan a una mujer que les explica cu¨¢les son sus derechos. ¡°Con mapas y dibujos les decimos d¨®nde est¨¢n y cu¨¢l es el proceso que les espera¡±, explica Lisa Bjelogrlic, abogada de la ONG Save The Children.
El centro depende del Ministerio de Interior y tambi¨¦n cuenta con la presencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la OIM y la ONG Homme des Terres. Emilia Pluchinotta, directora del hotspot, explica que los migrantes pueden entrar y salir entre las 9.00 de la ma?ana y las 20.00 de la tarde. "Damos una tarjeta telef¨®nica de cinco euros a cada uno y un vale de compra de 2,50 euros al d¨ªa", a?ade. No suelen quedarse m¨¢s de tres d¨ªas, asegura un funcionario.
Abduolie tiene 22 a?os y lleg¨® a Sicilia en un bote hinchable hace cuatro. Sali¨® de Gambia hacia Libia, donde estuvo nueve meses en la c¨¢rcel. Tras dos semanas en Pozzallo, fue trasladado a un centro de acogida donde vivi¨® durante casi dos a?os. Ahora, con sus papeles en regla, trabaja en un restaurante y participa en las actividades de la asociaci¨®n cultural Isola Quass¨´d, que se ha convertido en una familia para muchos otros j¨®venes como ¨¦l, que llegaron solos a Italia desafiando la inmensidad del mar.
En 2016, la presi¨®n migratoria en Italia toc¨® m¨¢ximos desde que hay un registro oficial: entraron 181.436 migrantes, un 18% m¨¢s que en 2015. Guinea Conackry, Costa de Marfil, Nigeria, Gambia y Senegal son las principales nacionalidades de las personas que alcanzaron las costas italianas en enero. "Muchos no han visto nunca el mar y no saben lo que hacen" al intentar navegarlo, dice J?rgen Berg, comandante del buque patrulla noruego Siem Pilot que Frontex alquila al Gobierno del pa¨ªs escandinavo. Hace una semana rescat¨® a 504 personas; una de ellas falleci¨®. Con una capacidad que supera las 1.000 personas, su primigenia funci¨®n es vigilar las fronteras mar¨ªtimas de la UE, explica Berg, polic¨ªa de profesi¨®n, a bordo del imponente barco naranja amarrado en el puerto de Catania. Pero tiene tambi¨¦n la obligaci¨®n de socorrer a quienes intentan cruzar el Mediterr¨¢neo, un asunto que causa cierta tensi¨®n con las ONG que env¨ªan sus naves?hasta la l¨ªnea fronteriza con aguas territoriales libias, a 30 millas de la costa, seg¨²n establece el Derecho del mar.
Izabella Cooper, portavoz de Frontex, subraya que ante la dram¨¢tica situaci¨®n el mandato de la agencia de control de fronteras se ampli¨® a finales del a?o pasado y se ha intensificado la labor de b¨²squeda y rescate. Recuerda que los buques que operan bajo su coordinaci¨®n han salvado a casi 90.000 personas, 48.833 en el Mediterr¨¢neo central. "Salvar vidas es una prioridad, pero hay que desmantelar a las redes de traficantes que se benefician de esta situaci¨®n".
Retornos, reubicaciones y los dilemas de Europa
Jackson anda por la calle con un teclado de ordenador en la mano. "Me lo encontr¨¦ por ah¨ª y me lo llev¨¦", dice con toda naturalidad. Tiene 28 a?os. Es nigeriano. Fue rescatado el pasado septiembre del mar. ?l tambi¨¦n zarp¨® desde Libia, adonde hab¨ªa llegado en 2011 para trabajar. "Ten¨ªa un amigo que viv¨ªa ah¨ª; a ¨¦l le mataron y a m¨ª me metieron en la c¨¢rcel". Lo cuenta antes de entrar a cenar en un establecimiento de C¨¢ritas cercano a la estaci¨®n de trenes de Catania. "Han llegado muchos j¨®venes de Eritrea, Somalia y Nigeria", dice un voluntario. Jackson ha solicitado asilo, pero no sabe todav¨ªa si tendr¨¢ suerte o si le mandar¨¢n de vuelta a su pa¨ªs de origen.
"Hay tres categor¨ªas de migrantes: los que pueden ser reubicados desde Italia y Grecia [sirios, eritreos e iraqu¨ªes], los que tienen derecho al asilo y los que deben ser retornados, una operaci¨®n dif¨ªcil", desglosa Arno, ya que los pa¨ªses de origen los deben aceptar en su regreso. La UE ha anunciado su voluntad de agilizar los retornos y expulsar a un mill¨®n de migrantes de esta ¨²ltima categor¨ªa, los "migrantes econ¨®micos", que no huyen de guerras o persecuciones, sino de la pobreza. "Los Estados identifican a las personas que deben ser retornadas", explica Cooper. Frontex, por su parte, tambi¨¦n ha ampliado su mandato a la gesti¨®n de las repatriaciones en cuanto a log¨ªstica y financiaci¨®n. En 2016, coordin¨® el retorno de casi 11.000 personas.
La ampliaci¨®n de la capacidad de los hotspots y la reforma del sistema de Dubl¨ªn?II, que obliga a pedir asilo en el pa¨ªs europeo que se pisa por primera vez, son dos asuntos importantes que la UE tiene encima de la mesa, dice Arno. "La reubicaci¨®n es un examen para la Comisi¨®n Europea". La respuesta, asegura, no es aumentar el control, ya que los migrantes seguir¨¢n llegando. "Hay que solucionar los problemas en los pa¨ªses de origen", zanja.
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