Un anciano carpintero de Minnesota, identificado como un terrible comandante nazi
Las autoridades polacas confirman "al 100%" que Michael Karkoc, de 98 a?os, fue un oficial de las SS que devast¨® pueblos enteros
Llev¨® la calavera y las runas con orgullo. Mat¨® a hombres, mujeres y ni?os. Arras¨® poblaciones enteras. Era la bestia de Chlani¨®w (Polonia). Durante d¨¦cadas se ocult¨® en Estados Unidos, busc¨® un hogar y tuvo seis hijos. Ahora, tras una larga peripecia period¨ªstica y judicial, su identidad ha sido confirmada por las autoridades polacas. El anciano y tranquilo carpintero Michael Karkoc, de Minneapolis, fue comandante de la Legi¨®n de Autodefensa Ucrania, encuadrada en las letales SS de Adolf Hitler.
A sus 98 a?os, el pasado se ha vuelto contra ¨¦l. La fiscal¨ªa polaca est¨¢ ¡°al 100% segura¡± de qui¨¦n se oculta tras ese hombre antiguo, enraizado en su comunidad y fiel defensor de la "patria Ucrania", y ha anunciado que va a pedir su extradici¨®n por las matanzas perpetradas durante la Segunda Guerra Mundial en la regi¨®n de Lublin.
No ser¨¢ la primera vez que se enfrente a la justicia. Hace cuatro a?os, despu¨¦s de que una investigaci¨®n de la agencia AP sacase el caso a la luz, el ministerio p¨²blico alem¨¢n quiso someterle a juicio. La familia de Karkoc logr¨® frenar el intento aportando documentaci¨®n m¨¦dica que supuestamente demostraba su incapacitaci¨®n para un proceso. ¡°No hay una sola prueba que indique que mi padre tuviese nada que ver en actividades criminales. En toda su vida solo trabaj¨®, trabaj¨® y trabaj¨®. Nunca se ocult¨® de nadie¡±, ha dicho Andriy Karkoc.
Estos argumentos no han frenado a los fiscales polacos. Dado que su pa¨ªs no permite los juicios en ausencia, quieren revisar el caso en su territorio e interrogarle personalmente. Al mismo tiempo, el cazanazis Efraim Zuroff, del Centro Simon Wiesenthal, ya ha avanzado que solicitar¨¢ su revisi¨®n por m¨¦dicos independientes.
La reconstrucci¨®n de AP, basada en testimonios presenciales y documentos, sostiene que Karkoc, que siempre se defini¨® como "patriota", ingres¨® en 1941 en el Ej¨¦rcito alem¨¢n. Brutal y resolutivo, pronto gan¨® una Cruz de Hierro y pidi¨® su entrada en la Legi¨®n de Autodefensa Ucrania. Cuando este cuerpo de exterminadores fue absorbido por las SS, las unidades de ¨¦lite hitlerianas, Karkoc brill¨® con luz propia y alcanz¨® el grado de comandante.
Las atrocidades cometidas por esta brutal manada de nazis fueron innumerables, pero al acusado se le persigue por haber dirigido una operaci¨®n de castigo contra el pueblo de Chlani¨®w. La ¨²nica de la que se tienen testigos presenciales.
Fue el 23 de julio de 1944. Tras la muerte del oficial al mando, se decidi¨® represaliar a la poblaci¨®n civil. Con la orden de ¡°liquidar Chlani¨®w¡±, los legionarios de Hitler dieron rienda suelta a la barbarie: quemaron las casas y a balazos mataron a 44 hombres, mujeres y ni?os. Otras localidades menores tambi¨¦n fueron arrasadas.
Despu¨¦s de la matanza, la pista de Karkoc, como muchas otras cosas en los d¨ªas finales de la guerra, se diluye. Se sospecha que estuvo en m¨¢s unidades de las SS y que en alguna pudo dedicarse a la represi¨®n de partisanos eslovenos. No hay seguridad. Acabada la contienda, su rastro desaparece hasta que en 1949 pide su entrada en Estados Unidos. En los documentos aleg¨® que no hab¨ªa hecho el servicio militar y que durante la guerra hab¨ªa trabajado con su padre. Diez a?os despu¨¦s, recibi¨® la nacionalidad estadounidense.
Su vida entr¨® en un remanso. Se cas¨®, tuvo seis hijos y no tard¨® en distinguirse como un devoto de su iglesia local. Construy¨® el altar de la rector¨ªa y todos los fines de semana ayudaba en lo que pod¨ªa. Creyente, el fuego de su nacionalismo nunca le abandon¨®. En poco tiempo, seg¨²n periodistas locales, asumi¨® su liderazgo en organizaciones ucranias. Su odio a la Uni¨®n Sovi¨¦tica era visceral. Ansiaba liberar su pa¨ªs de la opresi¨®n comunista y cuando Ronald Reagan lleg¨® al poder no dej¨® de aplaudirle.
Con su fuerte acento y sus modos anticuados, era un emigrante m¨¢s de la Europa del Este en la perdida Minne¨¢polis. O eso parec¨ªa. Setenta a?os despu¨¦s de la atrocidad de Chlani¨®w fue se?alado. El pasado le hab¨ªa dado alcance.
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