El acuerdo con la UE como arma de negociaci¨®n en manos de Turqu¨ªa

Turqu¨ªa no firm¨® el pacto migratorio con la Uni¨®n Europea a cambio de los 6.000 millones de euros en ayudas que se le prometi¨® ¡ªha gastado mucho m¨¢s en mantener a los refugiados que viven en su territorio¡ª. Ni a cambio de acelerar un proceso de adhesi¨®n que las dos partes saben muerto hace tiempo. Lo firm¨® m¨¢s bien porque supon¨ªa recibir las llaves de la puerta suroriental del continente. Y quien tiene las llaves, tiene un gran poder de negociaci¨®n.

Apenas hab¨ªan pasado dos meses de la firma del acuerdo, cuando, en medio de la Cumbre Humanitaria que se celebr¨® en mayo de 2016 en Estambul, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazaba ya con romperlo. Y desde entonces, cada vez que el Gobierno islamista de Turqu¨ªa ha querido meter presi¨®n a Europa, se han multiplicado las voces en este sentido.

Las ¨²ltimas han sido las del ministro de Exteriores, Mevl¨¹t ?avusoglu, quien esta misma semana ¡ªcrisis diplom¨¢tica con Holanda de por medio¡ª hablaba de la posibilidad de ¡°suspender¡± al acuerdo: ¡°La UE ha estado haci¨¦ndonos perder el tiempo (¡­). Por el momento no estamos aplicando el acuerdo de readmisi¨®n y estamos evaluando el pacto¡±. Y tambi¨¦n las del ministro de Interior, S¨¹leyman Soylu, quien amenaz¨® con enviar ¡°15.000 refugiados al mes¡±.

En los pasillos de Ankara saben que la posibilidad de una nueva oleada migratoria como la ocurrida en 2015 despierta temores en las canciller¨ªas de una Europa que se enfrenta a varias elecciones clave con el apoyo a los partidos populistas de derecha en auge. Y juegan con ello.

La acad¨¦mica Beril Dedeoglu, que ocupaba el puesto de ministra turca de Asuntos Europeos cuando se comenz¨® a dise?ar el acuerdo en 2015, no cree que el Gobierno turco vaya a romperlos ¡°de iure¡±. ¡°Lo que s¨ª puede ocurrir es que, especialmente a partir de mayo, cuando mejore el tiempo y aumenten los cruces en el mar Egeo, las autoridades se tomen la vigilancia fronteriza de manera m¨¢s laxa, dejando de cumplir su parte del acuerdo en la pr¨¢ctica¡±, explica en declaraciones a EL PA?S. Con ello obligar¨ªa a sus socios europeos a sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones para obtener m¨¢s contrapartidas.

La principal demanda a cambio del acuerdo es eliminar la necesidad de visados para los ciudadanos turcos que desean visitar la UE ¡ªuna ansiada demanda de la poblaci¨®n turca¡ª, pero para Dedeoglu eso es algo dif¨ªcil de cumplir. Primero porque Ankara no est¨¢ dispuesta a reformar una serie de leyes tal y como exige Bruselas por considerarlas antidemocr¨¢ticas y, segundo, porque los gobiernos europeos temen que ello les haga perder votos ante las formaciones de ultraderecha. ¡°Pero se puede hallar una v¨ªa intermedia, como bajar los precios de los visados o facilitar su tramitaci¨®n¡±, sostiene la experta.

Y hay una cuesti¨®n m¨¢s: la pol¨ªtica interna de Turqu¨ªa. Las declaraciones grandilocuentes est¨¢n destinadas a dar una ¡°imagen de fuerza¡± frente a la UE y, del mismo modo que el partido gobernante holand¨¦s gan¨® votos gracias a la crisis con Turqu¨ªa, pretenden ¡°convencer a los votantes m¨¢s nacionalistas¡± ante el refer¨¦ndum presidencial del pr¨®ximo mes de abril. ¡°Tras el refer¨¦ndum, la tensi¨®n descender¨¢¡±, cree Dedeoglu: ¡°Turqu¨ªa est¨¢ enfadada con Europa, pero en Ankara saben bien que no se pueden mantener relaciones diplom¨¢ticas a gritos¡±.