Macron suma un apoyo clave con Le Drian, ministro de Defensa
El empuje del candidato centrista a las elecciones presidenciales causa divisiones en el Gobierno socialista
El efecto Macron abre las primeras grietas en el Gobierno del presidente socialista Fran?ois Hollande. Uno de sus pesos pesados, el ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian, declar¨® este jueves su apoyo al candidato centrista Emmanuel Macron. Le Drian no es el primer socialista que rompe con el candidato de su propio partido, Beno?t Hamon, para pasarse a la candidatura de En Marche! Pero s¨ª es el m¨¢s significativo, por el cargo que ocupa y por su popularidad.
Macron ejerce un poderoso magnetismo en figuras de izquierda y derecha. No hay d¨ªa que no sume un nuevo apoyo. La primera vuelta de las elecciones se celebra el 23 de abril; la segunda, el 7 de mayo.
Esta semana, adem¨¢s de Le Drian, ha recabado el apoyo de dos secretarios de Estado, y de Philippe Douste-Blazy, un antiguo dirigente de la derecha y exministro de Exteriores con el gaullista Jacques Chirac. En febrero recibi¨® la bendici¨®n de Fran?ois Bayrou, el hombre fuerte del centro en Francia. Se han unido al macronismo, entre otros, pol¨ªticos tan dispares como el ecologista Daniel Cohn-Bendit, l¨ªder estudiantil del mayo del 68, y Alain Madelin, exministro de la derecha y cabeza del liberalismo conservador franc¨¦s.
El l¨ªder de En Marche! ¡ªun exbanquero y exministro de Econom¨ªa de 39 a?os, un novato en pol¨ªtica que jam¨¢s se ha sometido al veredicto de las urnas¡ª se postula como un candidato ni de izquierdas ni de derechas. Cree que, con un liberalismo con acentos sociales que conecta con la tercera v¨ªa de Blair y Schr?der en los noventa, puede ocupar un espacio central que el PS y Los Republicanos ¡ªel gran partido de la derecha francesa¡ª han dejado desatendido. Los sondeos le dan como favorito para ser el pr¨®ximo presidente, pero carece de una estructura s¨®lida de partido y de la veteran¨ªa que suele requerirse de los presidentes: nadie pone la mano en el fuego en esta campa?a, una de las m¨¢s vol¨¢tiles en d¨¦cadas.
El apoyo de Le Drian viene a colmar una de las carencias que se atribuyen a Macron: la percepci¨®n de que es un peso ligero, con una s¨®lida experiencia y conocimiento econ¨®mico pero d¨¦bil en las pol¨ªticas de seguridad que definen esta ¨¦poca. Le Drian, que tambi¨¦n preside la regi¨®n de Breta?a, ha sido ministro de Defensa durante todo el quinquenio de Hollande, y como tal ha encabezado la reacci¨®n a los atentados terroristas y las intervenciones internacionales de Francia. Es un ministro de alto vuelto que aporta la credibilidad necesaria a Macron. El candidato debe convencer a los votantes de que no s¨®lo les caiga bien, o vean con buenos ojos sus ideas, sino que le visualicen como presidente, un cargo que en V Rep¨²blica est¨¢ dise?ado para tener una dimensi¨®n mon¨¢rquica. De ah¨ª la insatisfacci¨®n de una parte de la sociedad por el modo de ejercer el cargo ¡ªmenos solemne, menos institucional, menos mon¨¢rquico¡ª de los dos ¨²ltimos presidente, Nicolas Sarkozy y Hollande.
Tanto Hollande como el primer ministro, Bernard Cazeneuve, hab¨ªa pedido cautela a los ministros a la hora de manifestarse a favor de Macron, su excolega en el gabinete (pero no militante socialista). Lo normal habr¨ªa sido que el gobierno en pleno apoyase al socialista Hamon, el exministro rebelde que derrot¨® en las primarias del PS al candidato oficialista, el exprimer ministro Manuel Valls. As¨ª lo ha hecho por ejemplo la ministra de Educaci¨®n, Najat Vallaud-Belkacem, una mujer nacida en familia humilde marroqu¨ª que encarna el sue?o de la Francia multicultural e integradora. Pero nada es normal en esta campa?a, desde la renuncia de Hollande a presentarse a un segundo mandato al descalabro en los sondeos del candidato de Los Republicanos, Fran?ois Fillon, tras las revelaciones sobre los supuestos empleos ficticios de su esposa e hijos.
En el gobierno, como en PS, muchos no perdonan a Hamon que encabezase la fronda izquierdista contra Valls y Hollande, pero son reticentes a dar el paso de irse con Macron para no dar la impresi¨®n de deslealtad al partido. Y saben que, en caso de victoria de Macron, se abrir¨¢ en el PS una discusi¨®n que puede ser virulenta entre la fidelidad a las ra¨ªces de izquierda y la apertura al centro. La escisi¨®n del PS no es descartable: esta semana un ¨®rgano del partido ha reconvenido en p¨²blico a Valls por negarse a ayudar a Hamon.
La salida del armario de Le Drian en su favor hace feliz a Macron, pero tampoco le conviene que m¨¢s ministros le apoyen en bloque. Arruinar¨ªa sus esfuerzos por quitarse de encima la etiqueta de Hollande bis que le pega la derecha. La etiqueta refleja una realidad: en muchos aspectos Macron, y no Hamon, recoge el legado de Hollande.
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