El hispano nominado por Trump frente al caso del lobo de Wall Street que abus¨® de menores
Alexander Acosta pact¨® como fiscal una pena liviana con un millonario que prostitu¨ªa a muchachas
El cubanoamericano Alexander Acosta, de 48 a?os, es el ¨²nico hispano nominado para formar parte del gabinete de Donald Trump, como Secretario de Trabajo. Este mi¨¦rcoles compareci¨® ante un comit¨¦ del Senado como parte del proceso de examen para su confirmaci¨®n en el cargo y un senador dem¨®crata le sac¨® un fantasma del armario: el caso de Jeffrey Epstein, un lobo de Wall Street con el que pact¨® como fiscal una pena liviana por un delito de abuso de menores.
Acosta fue elegido en febrero por Trump despu¨¦s de que se derrumbase su primera opci¨®n para el puesto, Andrew Puzder, un ejecutivo de la comida r¨¢pida que arrastraba tal historial de pol¨¦mica, sobre todo el haber contratado a una indocumentada como empleada del hogar, que renunci¨® a su nominaci¨®n antes incluso de intentar pasar el interrogatorio de la camara alta. La selecci¨®n de Acosta como sustituto tuvo el plus de inter¨¦s de tratarse del primer latino elegido para integrar su equipo por un presidente que no ha dejado de denigrar a la comunidad inmigrante hispana, sobre todo a la mexicana.
Acreditado por el Senado en tres ocasiones anteriores para distintas funciones administrativas, Acosta, abogado por Harvard y actual decano de la escuela de Derecho de la Universidad Internacional de Florida, es un tecn¨®crata conservador con buena reputaci¨®n profesional y experiencia previa en las instituciones, y si bien se espera que logre su confirmaci¨®n en el Senado no se ha podido ahorrar el mal trago de que el nefando nombre de Epstein resuene otra vez en sus o¨ªdos.
En sus a?os dorados no hab¨ªa quien no fuese con gusto a las fiestas de Epstein en su mansi¨®n de Palm Beach (Florida) o en su residencia en la isla caribe?a de Little Saint James. Era una leyenda de los c¨ªrculos financieros de Nueva York por su habilidad para hacer reproducirse el dinero de los ricos. Se mov¨ªa solo en la c¨²spide. Epstein & Co. solo aceptaba clientes con un capital superior a los 1.000 millones de d¨®lares. Entre sus buenos conocidos se encontraban dioses pop como Michael Jackson o Mick Jagger o patrones de la geopol¨ªtica como Tony Blair o Bill Clinton. Otro, un empresario rutilante: Donald J. Trump.
Pero al admirado playboy le cortaron la fiesta en 2005 al ser acusado de abuso de menores, decenas de muchachas entre 13 y 17 a?os que supuestamente eran captadas por gente de Epstein para llevarlas a su mansi¨®n a hacerle masajes er¨®ticos y tener sexo pagado. La bomba no sorprendi¨® a nadie. El propio Trump, hoy presidente de Estados Unidos, dec¨ªa en 2002 que se sab¨ªa que le gustaban "las jovencitas" y lo defini¨® como "un tipo estupendo para pas¨¢rselo bien".
El caso cay¨® en la fiscal¨ªa del sur de Florida, donde ejerc¨ªa como fiscal federal Alexander Acosta. Tras batallar con lo que Acosta defini¨® como el "ej¨¦rcito de supestrellas jur¨ªdicas" que defend¨ªa a Epstein, el fiscal pact¨® con el acusado una pena de 13 meses de c¨¢rcel a cambio de que se declarase culpable de haber procurado relaciones sexuales con una adolescente de 14 a?os, de que fuera registrado en una base de datos de delincuentes sexuales y de que pagase unas indemnizaciones. Una sentencia menor para una acusaci¨®n que podr¨ªa haberle costado la cadena perpetua.
El trato alcanzado por Acosta recibi¨® cr¨ªticas del exjefe de polic¨ªa de Palm Beach y de familias de las v¨ªctimas, que a¨²n hoy encabezan una demanda civil que exige una pena mayor contra Epstein. A sus 64 a?os, el millonario vive un ostracismo paradisiaco en su residencia de las Islas V¨ªrgenes, en territorio de EE UU.
Uno de los conocidos de Epstein incluidos en la lista de posibles testimonios es Trump, aunque seg¨²n indica The Washington Post citando a abogados involucrados no hay posibilidad de que se le pida al presidente que testifique, pues su relaci¨®n con el tema es "tangencial". Uno de los letrados de las v¨ªctimas a?adi¨® que Trump acab¨® vetando la entrada de Epstein en su club Mar-a-Lago, tambi¨¦n en Palm Beach, por haber tratado de abusar all¨ª de una menor.
Cuatro a?os despu¨¦s de su denostado trato con Epstein, Acosta public¨® una carta en la que argument¨® que hab¨ªa tomado aquella decisi¨®n por la dificultad de doblegar al escuadr¨®n jur¨ªdico del millonario. Y este mi¨¦rcoles, cuestionado por el senador dem¨®crata, se reafirm¨® en la correcci¨®n de su decisi¨®n y aseguro que si no hubiera forzado ese acuerdo de m¨ªnimos con Epstein el resultado hubiera sido "cero en c¨¢rcel, cero en registro como delincuente sexual y cero en restituci¨®n a las v¨ªctimas". Reconoci¨®, eso s¨ª, que le parec¨ªa "un espanto" la flexibilidad de los t¨¦rminos en que cumpli¨® la pena, con permiso para seis d¨ªas a la semana trabajar en su casa durante el d¨ªa e ir a dormir en la c¨¢rcel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.