El entierro de la ¡®primavera ¨¢rabe¡¯
La liberaci¨®n del antiguo dictador egipcio sella el certificado de defunci¨®n del estallido popular
Seis a?os despu¨¦s de la esperanza que despert¨® el mayor estallido popular en el mundo musulm¨¢n contempor¨¢neo, tan solo una democracia (T¨²nez) se ha consolidado apenas en la regi¨®n. El resto siguen siendo autocracias estrictas, se han convertido en Estados fallidos o han devenido en campos de batalla. La ola de revueltas, revoluciones y guerras que convulsion¨® el norte de ?frica, Oriente Pr¨®ximo y los pa¨ªses del Golfo se sald¨® con cuatro l¨ªderes depuestos (en T¨²nez, Egipto, Libia y Yemen) y tres guerras civiles de repercusiones internacionales que contin¨²an activas (Siria, Libia y Yemen).
Si el golpe de Estado del mariscal Abdelfat¨¢ al Sisi contra el primer presidente elegido en un marco de pluralismo dej¨® herida de muerte en 2013 la ¡°primavera ¨¢rabe¡± en Egipto, tras la escalada de la represi¨®n impuesta bajo su mandato el movimiento popular ha entrado coma. El regreso de Hosni Mubarak, el dictador que durante tres d¨¦cadas rigi¨® el pa¨ªs ¨¢rabe m¨¢s poblado, a su palacete en el barrio cairota de Heli¨®polis sella el certificado de defunci¨®n de una revuelta que parec¨ªa emular las revoluciones democr¨¢ticas que recorrieron Europa durante el siglo XIX.
Amparado por sus conmilitones en el poder, el antiguo rais se retira a los 88 a?os despu¨¦s de haberse librado de la cadena perpetua por la muerte de 846 manifestantes en 2011. Mubarak podr¨¢ seguir viviendo en el mismo Egipto del que lleg¨® a ser pseudofara¨®n con veleidades din¨¢sticas. El primero en ser derrocado, el que fue dictador tunecino durante cerca de un cuarto de siglo, Zin el Abidin Ben Al¨ª, de 80 a?os, reside desde su ca¨ªda junto con su familia en Arabia Saud¨ª. Si se le ocurriera volver al pa¨ªs magreb¨ª, tendr¨ªa que enfrentarse a tres condenas de por vida por la represi¨®n de las protestas que caus¨® 338 v¨ªctimas mortales.
Ambos han corrido mejor suerte, sin embargo, que Muamar Gadafi, el l¨ªder de Libia durante 42 a?os, que acab¨® ejecutado por las milicias revolucionarias cuando intentaba huir del asedio a su Sirte natal. La extinta ¡°primavera ¨¢rabe¡± ¡ªun periodo de cambios en las sociedades isl¨¢micas con efectos a¨²n por determinar¡ª ha desembocado adem¨¢s en una nueva guerra de religi¨®n del orbe isl¨¢mico, que en el caso de Siria se ha tornado en escenario de guerra mundial. Los dos Estados hegem¨®nicos que encarnan las dos grandes corrientes del islam ¡ªla Arabia Saud¨ª sun¨ª y el Ir¨¢n chi¨ª¡ª han movido los hilos de muchas de las revueltas. La corriente revolucionaria ha fracasado, pero tambi¨¦n ha generado transformaciones en la vida cotidiana, como la actitud reivindicativa de j¨®venes y mujeres o la intensa comunicaci¨®n a trav¨¦s de las redes sociales.
La ONU constata adem¨¢s que el desarrollo econ¨®mico se ha estancado y el desempleo y la pobreza se han multiplicado. Incluso ha evaluado el impacto econ¨®mico producido por la ¡°primavera ¨¢rabe¡±. El crecimiento se redujo entre 2011 y 2015 en 614.000 millones de d¨®lares (565.000 millones de euros), el equivalente al 6% del PIB regional.
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