El padre del experto muerto en Congo pide a Trump que no recorte la ayuda a la ONU
El presidente republicano quiere rebajar la contribuci¨®n de EE UU a las misiones de paz
Michael Sharp viajaba por la provincia congolesa de Kasai cuando fue secuestrado el pasado 12 de marzo. El estadounidense formaba parte del equipo de cascos azules que investiga el sangriento conflicto que libran las fuerzas gubernamentales y las milicias. Su cuerpo apareci¨® quince d¨ªas despu¨¦s sin vida, junto al de la sueca Zaida Catalan. Ahora su padre espera que su muerte haga a Donald Trump reconsiderar su postura y apoye financieramente estas misiones.
¡°El trabajo de la misi¨®n debe continuar¡±, comentaba John Sharp en una entrevista, ¡°espero que la tragedia de estas dos muertes no se vea agravada por una falta de compromiso hacia el trabajo que las Naciones Unidas hace all¨ª¡±. Este profesor de religi¨®n de Kansas cree que el drama que se vive en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo escalar¨¢ a¨²n m¨¢s si EE UU dejar de pagar al organismo lo que le corresponde.
El primer borrador de presupuesto de Trump incluye un profundo recorte del gasto que se destina a pol¨ªtica exterior. El temor es que esto se traduzca en una reducci¨®n significativa de las contribuciones que hace a las misiones de la ONU en los lugares m¨¢s peligrosos del mundo. Nikki Haley, la embajadora ante las Naciones Unidas, cree que se tienen que revisar todas para ver por d¨®nde se puede meter la tijera.
Sharp, como cuenta su padre, era un ¡°firme creyente¡± en la labor que desempe?a la ONU para crear la paz. Llevaba cinco a?os en Congo, donde trabaj¨® tambi¨¦n para una organizaci¨®n religiosa que presta asistencia humanitaria a la poblaci¨®n. Eso le permiti¨® ganarse la confianza de los l¨ªderes de los grupos rebeldes. ¡°Nunca quisimos que nuestro miedo le impidiera culminar su pasi¨®n¡±.
Las operaciones para el mantenimiento de la paz son el instrumento m¨¢s poderoso que tiene el Consejo de Seguridad para preservar la seguridad y prevenir las atrocidades en zonas de conflicto. Hay 16 misiones en la actualidad desplegadas sobre el terreno, integradas por 85.400 efectivos militares y 12.780 agentes de polic¨ªa que se encargan de dar protecci¨®n a los civiles mientras se afianza una soluci¨®n pol¨ªtica.
El presupuesto anual de estas misiones se acerca a los 7.900 millones de d¨®lares, menos de un 0,5% del gasto militar global. EE UU aporta actualmente casi el 30% del total, pero la intenci¨®n de la Casa Blanca es no tener que dar m¨¢s del 25%. Washington busca de esta manera meter presi¨®n a los miembros del organismo para acelerar la reforma interna y hacer un reparto m¨¢s justo del fardo financiero entre los pa¨ªses.
Misi¨®n ¨²nica
La misi¨®n en Congo, conocida como MONUSCO, es la m¨¢s grande, con una cuarta parte de los efectivos totales. Tambi¨¦n es la m¨¢s costosa, con un presupuesto anual de 1.200 millones. Su misi¨®n es la de proteger a los civiles de los grupos armados que tratan de hacerse con el control de sus recursos minerales. Es ¨²nica en su naturaleza, porque los cascos azules cuentan con una fuerza de intervenci¨®n especial.
Justo la semana pasada se acord¨® reducir en 3.600 el n¨²mero de tropas de la MONUSCO, en la primera maniobra de la administraci¨®n Trump por reducir el gasto en el organismo. EE UU, que presidente este mes de abril las reuniones del Consejo de Seguridad, convoc¨® un debate este jueves para analizar c¨®mo se puede aumentar la eficacia de estas misiones m¨¢s all¨¢ de las cuestiones puramente operativas.
Aunque estas misiones son vitales para la ONU, los diplom¨¢ticos admiten que algunas est¨¢n respaldadas por mandatos que se concibieron hace decenios y no cuentan en su entorno con el apoyo pol¨ªtico apropiado para lograr sus objetivos. EE UU va m¨¢s all¨¢ y considera que en estos casos se est¨¢n convirtiendo ¡°en un factor de dependencia que desalienta las soluciones a largo plazo¡±.
El Congo es uno de esos conflictos en los que los cascos azules quedan atrapados en un impasse, sin una perspectiva real de avance. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gut¨¦rres, admite que las misiones se ven amenudo superadas por el alcance de su tarea. Por eso defiende avanzar en un reforma que las haga m¨¢s eficientes y que establesca mandatos claros, realistas y flexibles para adaptarse a un mundo cambiante.
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