La inhabilitaci¨®n del pol¨ªtico tranquilo
Capriles esper¨® el momento justo para quitarse de encima el viejo reproche de pol¨ªtico cobarde

La consolidaci¨®n de Henrique Capriles Radonski (Caracas, 1972) como uno de los dos l¨ªderes indiscutidos de la oposici¨®n de Venezuela comenz¨® hace seis meses. Cuando en octubre el r¨¦gimen, amparado en el dictamen de cinco tribunales de provincias, suspendi¨® los tr¨¢mites para organizar el refer¨¦ndum revocatorio contra el presidente Nicol¨¢s Maduro, Capriles, intuy¨® que hab¨ªa llegado el momento de ponerse al frente de la indignaci¨®n popular. Parec¨ªa tambi¨¦n la ocasi¨®n para que el opositor, inhabilitado el viernes para ejercer cargos de representaci¨®n popular por los pr¨®ximos 15 a?os,?enterrase el reproche de pol¨ªtico cobarde que le endilgaba el ala m¨¢s radical de la oposici¨®n.
Fue una decisi¨®n coherente con su lectura de la situaci¨®n pol¨ªtica. No hab¨ªa querido sumarse al sector liderado por Leopoldo L¨®pez que entre febrero y junio de 2014 pretendi¨® acabar antes de tiempo con el mandato de Maduro. Capriles consideraba entonces que la oposici¨®n no hab¨ªa construido una amplia mayor¨ªa electoral que respaldara sus demandas de cambio. Prefiri¨® recorrer los pueblos m¨¢s depauperados del Estado de Miranda, donde es gobernador, seguir capitalizando el descontento que empezaba a germinar entre los m¨¢s pobres debido a la pol¨ªtica econ¨®mica impulsada por el presidente venezolano, y evitar cualquier relaci¨®n con La Salida, el movimiento que, adem¨¢s de L¨®pez, ten¨ªa como bazas principales a la exdiputada Mar¨ªa Corina Machado y al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. Su indiferencia con esa causa evidenci¨® la fractura dentro de la oposici¨®n y las m¨²ltiples lecturas sobre la naturaleza del r¨¦gimen chavista. Todav¨ªa a Nicol¨¢s Maduro le alcanzaba con administrar el legado de Hugo Ch¨¢vez para mantenerse.
Por las mismas razones no hab¨ªa querido mantener a sus partidarios en la calle cuando en abril de 2013, en ocasi¨®n de las elecciones que eligieron al sucesor del fallecido l¨ªder bolivariano, se conoci¨® la estrecha diferencia que lo separ¨® del entonces aspirante oficialista. El margen tan ¨ªnfimo y las denuncias de fraude formuladas por el comando de campa?a de Capriles provocaron choques que dejaron nueve muertos en las 48 horas siguientes a las elecciones. Todo estaba preparado para una gran manifestaci¨®n que acompa?ar¨ªa a Capriles a consignar su reclamo ante el Consejo Nacional Electoral, pero sorpresivamente el candidato decidi¨® cancelar la convocatoria. No quer¨ªa que aumentara el n¨²mero de muertos de las jornadas previas. Prefiri¨® procesar su queja en todas las instancias judiciales quiz¨¢ a sabiendas de que nadie reconocer¨ªa su victoria.
Desde entonces y hasta octubre pasado Capriles tuvo que soportar los ataques de la oposici¨®n m¨¢s dispuesta a provocar un cambio inmediato en Venezuela. Se burlaron de un lugar com¨²n al que apel¨® para justificar su taimada postura: "El tiempo de Dios es perfecto" en momentos de conmoci¨®n pol¨ªtica. Muchos otros llegaron a dudar incluso de su compromiso con el cambio de Venezuela. Todo eso cambi¨® desde hace seis meses y se ha ratificado ahora que el r¨¦gimen aval¨® dos sentencias que le quitaban al Parlamento sus competencias y provoc¨® una nueva ola de protestas. Capriles ha vuelto a la calle y usa calificativos in¨¦ditos en su discurso: al r¨¦gimen lo llama dictadura. En momentos de mayor emoci¨®n lo puede llamar narcodictadura.
Capriles siempre ha advertido que es un error confundir su talante taimado y pac¨ªfico con la cobard¨ªa. Es posible que sus compa?eros m¨¢s radicales siempre hayan acertado al caracterizar el talante del r¨¦gimen chavista. Pero lo que nadie podr¨¢ quitarle es que el tiempo le dio la raz¨®n. La debacle econ¨®mica de Venezuela explica la ventaja de la oposici¨®n en las encuestas. La inteligencia de Capriles ha sido esperar el momento justo para ponerse al frente de la oposici¨®n.
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