Los socialistas chilenos sepultan la candidatura de Ricardo Lagos
El expresidente renuncia a postularse despu¨¦s de que el Partido Socialista eligiera como su abanderado al senador independiente Alejandro Guillie
Despu¨¦s de siete meses de una campa?a compleja, donde intent¨® sin ¨¦xito ganar el respaldo de los partidos de centroizquierda y de la ciudadan¨ªa, el expresidente chileno Ricardo Lagos ha decidido este lunes renunciar a su candidatura a La Moneda con miras a las elecciones de noviembre pr¨®ximo. La decisi¨®n se produjo luego de que el Partido Socialista, donde milita simb¨®licamente, le diera la espalda y eligiera como su candidato presidencial al senador independiente, el periodista Alejandro Guillier, que debut¨® en el Congreso en marzo de 2014 y obtiene mejores resultados en las encuestas.
¡°He decidido renunciar a la aspiraci¨®n de alcanzar nuevamente la presidencia de la Rep¨²blica¡±, ha indicado Lagos, que ley¨® una declaraci¨®n p¨²blica en la puerta de su fundaci¨®n. ¡°En mi propio espacio pol¨ªtico, la centroizquierda, no se ha producido una convergencia en torno a este proyecto. Seguramente, porque no todos compartimos con la misma urgencia ante la amenaza de una dispersi¨®n estrat¨¦gica de la fuerzas progresistas y una ola de restauraci¨®n mercantilista y conservadora que puede durar muchos a?os¡±.
La decisi¨®n de los socialistas, que precipit¨® la ca¨ªda del expresidente, se explica por el pragmatismo. Lagos es probablemente el socialista chileno de mayor reconocimiento internacional tras Salvador Allende y el primero que lleg¨® a La Moneda luego del retorno a la democracia en 1990, pero no obten¨ªa buenos resultados en las encuestas. Mientras que Guillier alcanz¨® un 23% en el ¨²ltimo sondeo de Adimark, Lagos apenas lleg¨® un 3%. Pese a que a los 79 a?os recorri¨® casi todo Chile haciendo campa?a en terreno y levant¨® una contundente propuesta program¨¢tica, en estos meses nunca logr¨® despegar en las mediciones.
Ante una derecha unida que se halla en una situaci¨®n expectante para ganar las presidenciales de la mano del expresidente Sebasti¨¢n Pi?era, que alcanza un 27% en la encuesta Adimark, el centroizquierda ha llevado adelante un bochornoso proceso de elecci¨®n de sus candidatos presidenciales. Lagos en septiembre pasado anunci¨® su disponibilidad para competir, pensando que conquistar¨ªa r¨¢pidamente a dos de los partidos de la Nueva Mayor¨ªa, la coalici¨®n oficialista: el PPD, donde milita, y el PS, que le reconoce una militancia simb¨®lica, aunque no est¨¢ inscrito formalmente. Pese a las pretensiones del ex jefe de Estado, sin embargo, ambos partidos dilataron sus definiciones y el PPD lo proclam¨® reci¨¦n en enero. Los socialistas, en tanto, buscaron m¨²ltiples excusas para finalmente no darle su respaldo, como qued¨® sellado el domingo reci¨¦n pasado.
Sin el apoyo de los partidos, la campa?a de Lagos fue la de un candidato hu¨¦rfano que poco a poco se fue desangrando. Paralelamente, ocurrieron dos fen¨®menos que lo aplastaron: pese a que no tiene relaci¨®n con los esc¨¢ndalos que se han conocido en los ¨²ltimos a?os en Chile, por los cruces de pol¨ªtica y dinero, comenz¨® a convertirse en el s¨ªmbolo de la vieja forma de ejercer el poder que actualmente est¨¢ desprestigiada en este pa¨ªs. El expresidente, adicionalmente, result¨® gravemente perjudicado por una cr¨ªtica a la transici¨®n a la democracia que se ha extendido desde diferentes sectores, incluso desde el oficialismo. Como una de sus principales figuras, se le culp¨® de los avances en la medida de lo posible y de las supuestas concesiones al empresariado y la derecha durante su Gobierno (2000-2006).
Si Lagos hubiese marcado bien en las encuestas, probablemente el PS no hubiese estado tensionado entre elegir a Guillier ¨Cun senador apoyado por el Partido Radical, sin mayor historia pol¨ªtica en la centroizquierda¨C y un expresidente cuya fotograf¨ªa cuelga de las paredes de la oficina de la presidencia de PS, junto con la de Allende y la de Michelle Bachelet. En momentos de pragmatismo y ansiedad por la alta probabilidad de perder el poder en las elecciones, la decisi¨®n del PS no estuvo determinada por un proyecto de pa¨ªs ni necesariamente por un asunto ideol¨®gico. Cuando la Nueva Mayor¨ªa est¨¢ descompuesta ¨Ccomo muestra el bajo ¨ªndice de aprobaci¨®n de sus partidos y al Gobierno¨C, la definici¨®n socialista tiene relaci¨®n con el corto plazo y la suposici¨®n de que la llave del ¨¦xito la tendr¨ªa Guillier.
El escenario est¨¢ l¨ªquido y no resulta evidente el camino que seguir¨¢ el centroizquierda en su esfuerzo por no dejarle nuevamente el poder a la derecha, que se encuentra unida como pocas veces se le ha visto en la historia reciente. Con Lagos fuera de carrera, resulta altamente probable que las primarias legales programadas para el pr¨®ximo 2 de julio finalmente no se realicen. Si el sector finalmente llega con candidatos separados a la primera vuelta del 17 de noviembre, podr¨ªa ser el comienzo del fin del entendimiento entre el centro y la izquierda, que fue la base del exitoso proyecto pol¨ªtico de la Concertaci¨®n (1990-2010).
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