Lula frente a Moro
El expresidente de Brasil debe explicar su v¨ªnculo con la empresa OAS, sobre todo si recibi¨® sobornos
La vida p¨²blica brasile?a tiene hoy un punto de fuga: 3 de mayo. Ese d¨ªa, Luiz In¨¢cio da Silva, Lula, declarar¨¢ ante el juez S¨¦rgio Moro en una de las causas por las que est¨¢ siendo investigado. El expresidente de Brasil debe explicar sus v¨ªnculos con la empresa OAS. Sobre todo, si recibi¨® de esa constructora, a modo de soborno por contratos con Petrobras, un tr¨ªplex en Guaruj¨¢, el popular balneario del Estado de San Pablo. Tambi¨¦n si OAS le regal¨® el almacenamiento de 10 contenedores que conservan el legado de su Administraci¨®n. Los beneficios sumar¨ªan 3,7 millones de reales, es decir, m¨¢s de 1 mill¨®n de d¨®lares. Es posible que el interrogatorio sea apenas un detalle. Ser¨¢ la primera vez que Lula se enfrente cara a cara con su odiado juez Moro. Y aspira a convertir esa audiencia en un acontecimiento pol¨ªtico. Su partido, el PT, organiza una movilizaci¨®n de simpatizantes hacia Curitiba.
Esa marcha pretende algo m¨¢s que presionar al magistrado. Es una forma de teatralizar una tesis a la que los dirigentes del denominado "campo nacional y popular" suelen echar mano cuando deben visitar los tribunales: entre el ritual institucional y la legitimidad que el l¨ªder obtiene del pueblo existe una contradicci¨®n insalvable. Esa supuesta tensi¨®n inspira una consigna tambi¨¦n frecuente: la justicia debe ser democratizada. Son atajos ret¨®ricos en la b¨²squeda de impunidad.
M¨¢s del autor
M¨¢s all¨¢ del espect¨¢culo del 3 de mayo, la declaraci¨®n ante Moro es una part¨ªcula en medio de un gigantesco vendaval. Lula tuvo otras malas noticias. El lunes de la semana pasada, el arrepentido Marcelo Odebrecht, expresidente de la constructora Odebrecht, revel¨® a Moro que el nombre "Amigo" de su contabilidad negra correspond¨ªa al expresidente. Y que a trav¨¦s del exministro Antonio Palocci, que figuraba all¨ª como "Italiano", Lula recibi¨® 13 millones de reales, unos 4 millones de d¨®lares. Para ensombrecer m¨¢s el retrato, Emilio Odebrecht, padre de Marcelo, declar¨® ante los fiscales haber financiado la carrera de Lula desde los a?os 70. Lula respondi¨® centr¨¢ndose en un argumento: el mismo Marcelo Odebrecht admite que nunca habl¨® con ¨¦l de dinero. Y que la cuenta "Amigo" era manejada por terceros.
M¨¢s all¨¢ de los descargos, estos episodios garantizar¨ªan, por s¨ª solos, un terremoto. Pero hoy parecen marginales. Porque, para evitar filtraciones selectivas, el ministro del Superior Tribunal Federal a cargo del caso Lava Jato, Edson Fachin, divulg¨® la lista de funcionarios que, por gozar de fueros especiales, ser¨¢n investigados por la m¨¢xima corte del pa¨ªs a partir de las confesiones de ejecutivos de Odebrecht. Fachin prest¨® un gran servicio al Poder Judicial. En especial, a Moro. Se debilita ahora la teor¨ªa del complot que esgrime Lula, seg¨²n la cual las indagaciones sobre corrupci¨®n son la coartada de una persecuci¨®n olig¨¢rquica.
Entre los mencionados por Fachin hay ocho ministros del presidente Michel Temer. Entre ellos, el jefe de la Casa Civil, Eliseu Padilha, y el canciller, Aloysio Nunes. Tambi¨¦n quedaron imputados los presidentes de las dos C¨¢maras del Congreso, adem¨¢s de 39 diputados y 24 senadores. Entre estos ¨²ltimos est¨¢ Aecio Neves, quien disput¨® la Presidencia con Dilma Rousseff en 2014 y hoy est¨¢ al frente del PSDB, la principal fuerza opositora.
Los directivos de Odebrecht no se limitaron a hablar de sobornos a cambio de contratos. Tambi¨¦n ofrecieron detalles sobre el financiamiento clandestino de las campa?as electorales. En ese cap¨ªtulo fueron mencionados cinco expresidentes: Jos¨¦ Sarney, Fernando Collor de Mello, Fernando Henrique Cardoso, Lula y Dilma. Y lo m¨¢s trascendente: uno de esos 77 gerentes, Marcio Faria, asegur¨® haber participado en una reuni¨®n en la que Temer, por entonces vicepresidente, y otros l¨ªderes de su partido, el PMDB, pidieron un aporte de 40 millones de d¨®lares. Temer cuenta, como presidente, con una inmunidad especial que lo exime de investigaciones.
La tormenta brasile?a es de una expansi¨®n ilimitada. Y plantea amenazas inmediatas. La lista que ventil¨® el juez Fachin, plagada de legisladores, envenen¨® el clima del Congreso. Para Temer acaso sea en adelante m¨¢s dif¨ªcil la aprobaci¨®n de algunas leyes claves. Por ejemplo, el ajuste de las jubilaciones. La recuperaci¨®n de la econom¨ªa de Brasil, que no crecer¨¢ este a?o m¨¢s que 0,5%, depende de esas reformas.
Hay una preocupaci¨®n menos coyuntural. Toda la dirigencia est¨¢ impugnada. El sistema est¨¢ a merced de una corriente antipol¨ªtica. ?Cu¨¢nto falta para que se escuche en San Pablo o en R¨ªo de Janeiro la consigna "que se vayan todos", que recorr¨ªa las calles argentinas durante la hecatombe del a?o 2001? ?Se est¨¢ sembrando el terreno para un liderazgo populista?
Son preguntas prematuras. Pero tal vez el ascenso del alcalde de San Pablo, Jo?o Doria, deba ser examinado como el s¨ªntoma de un nuevo clima. Doria se ufana de ser un empresario, ajeno al sistema de partidos. Ese discurso contrasta con un lote de precandidatos presidenciales afectados por las delaciones de Odebrecht. Van de Lula a Neves, de Geraldo Alckmin a Jos¨¦ Serra. En octubre de 2018 los brasile?os seleccionar¨¢n al sucesor de Temer. Esas elecciones se est¨¢n convirtiendo en un gigantesco agujero negro.
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