Ficciones jur¨ªdicas
Se trata de una soluci¨®n legal que se emplea para construir realidades a partir de suposiciones
A trav¨¦s de la historia ha sido frecuente la construcci¨®n de soluciones jur¨ªdicas que, a primera vista, parecen absurdas. Resulta dif¨ªcil aceptar que a una persona desparecida por largo tiempo se le d¨¦ por muerta. Tambi¨¦n, que ante el silencio se estime celebrado un contrato privado o una autorizaci¨®n p¨²blica. M¨¢s que multiplicar ejemplos hist¨®ricos o actuales, conviene decir que en casos as¨ª se est¨¢ ante lo que los juristas llaman ficciones jur¨ªdicas. Frente a maneras de constituir realidades jur¨ªdicas a partir de suposiciones capaces de concretar cotidianas consecuencias. De la idea de que un individuo es titular de derechos y obligaciones puede admitirse que varios constituyan una persona nueva y diferente, como ser¨ªa una sociedad o asociaci¨®n. De ah¨ª, que esa nueva persona adquiera derechos y responsabilidades. De ah¨ª, terminar por reconocerle los mismos derechos que tienen los seres humanos, incluidos los del honor y la imagen.
M¨¢s del autor
La construcci¨®n y la asimilaci¨®n de las ficciones jur¨ªdicas son contextuales. A los constituyentes de Filadelfia les pareci¨® razonable o ¨²til fraccionar en tres quintas partes el valor de la representaci¨®n de los negros con respecto a la de los blancos, para efectos legislativos e impositivos. A ciertos juristas y te¨®logos imperiales les pareci¨® correcto suponer que los ind¨ªgenas americanos no eran personas y carec¨ªan de alma. Actualmente, ambas ficciones nos resultan inaceptables por el fundamento de la decisi¨®n de la que partieron. Habiendo, por decirlo as¨ª, ficciones jur¨ªdicas aceptables y no aceptables, conviene entender que su funci¨®n jur¨ªdica radica en la posibilidad de lograr soluciones a problemas nuevos mediante la utilizaci¨®n de construcciones creadas para enfrentar situaciones distintas. Dos recientes ejemplos nos muestran la capacidad de las ficciones jur¨ªdicas para contender con fen¨®menos que, con franqueza, siguen sin encontrar una adecuada soluci¨®n: el cuidado del medioambiente y el desarrollo de los pueblos y comunidades ind¨ªgenas.
Hace algunas semanas, el Parlamento de Nueva Zelanda y la Corte Suprema de la provincia india de Uttarakhand determinaron otorgarle personalidad jur¨ªdica a dos h¨¢bitats f¨ªsicos. M¨¢s a¨²n, a tenerlos como personas. El primer caso es la emisi¨®n de la ley que considera que la zona Te Awa Tupua, vinculada con el r¨ªo Whanganui, deber¨ªa ser tenida en tal calidad. Es interesante que, m¨¢s all¨¢ de la relaci¨®n de ese entorno con el pueblo Whanganui Iwi, al espacio mismo se le diera posici¨®n jur¨ªdica, se impusieran derechos y obligaciones de ¨¦l y para con ¨¦l, y se nombrara a un ¨®rgano para que en su representaci¨®n los ejerciera y las cumpliera. En el caso indio, la Corte provincial determin¨® que la cordillera del Himalaya, sus glaciares, r¨ªos (Gangotri y Yamunotri, principalmente), ca¨ªdas, corrientes, lagos, junglas, bosques, praderas, valles, humedales y manantiales habr¨ªan de ser considerados tambi¨¦n como personas jur¨ªdicas a fin de garantizar su sobrevivencia, seguridad, sustentabilidad y resurgimiento. Adicionalmente, la Corte impuso obligaciones de representaci¨®n a las autoridades locales, orden¨® la constituci¨®n de un ¨®rgano integrado con miembros de las comunidades que habitan la zona y estim¨®, expresa y rotundamente, que los derechos de estas ¨²ltimas deb¨ªan considerarse equivalentes a los de los seres humanos y repararse de igual manera.
Visto con perspectiva, la funci¨®n del derecho es contender con los fen¨®menos que van apareciendo o se ven venir, para tratar de ordenar la vida de los individuos y los grupos en sociedad. Por las escalas y diversidades, el asunto no es f¨¢cil. La tensi¨®n que hay entre los requerimientos t¨¦cnicos provenientes de la racionalidad que mediante el derecho quieren imponerse y la multiplicidad de pretensiones e intereses existentes dificulta la tarea. Echar mano de las ficciones jur¨ªdicas para tratar de visibilizar y personificar lo mucho que est¨¢ en juego es un camino si no completamente seguro, s¨ª al menos explorado. En un mundo en el que la oligarqu¨ªa pol¨ªtico-empresarial quiere hacerse parecer como lo natural, la personificaci¨®n de los excluidos, con todo y sus dificultades, puede ser un camino de liberaci¨®n.
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo D¨ªaz es ministro de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico. @JRCossio
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