Una huelga general desaf¨ªa las reformas del Gobierno brasile?o

El Gobierno de Brasil se juega su futuro en los pr¨®ximos d¨ªas. Asediado por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y hundido en las encuestas, el presidente, Michel Temer, lo ha apostado todo a un programa de reformas que incluye un cambio en las leyes laborales y un recorte en el sistema de pensiones. Los sindicatos han decidido desafiarlo en la calle y este viernes lo someter¨¢n a una prueba de fuego con la convocatoria de una huelga general que ha encontrado apoyos inesperados m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito tradicional de la izquierda.

¡°La huelga general puede ser el test m¨¢s dif¨ªcil para el Gobierno¡±. Ese tuit es de hace cuatro a?os y se refer¨ªa al Ejecutivo de Dilma Rousseff, la presidenta depuesta en septiembre pasado por una maniobra que coloc¨® al frente del pa¨ªs a su hasta entonces vicepresidente, Michel Temer. El autor de la frase, el empresario Jo?o Doria, es ahora el alcalde de S?o Paulo por el Partido Social Dem¨®crata Brasile?o (PSDB), uno de los principales apoyos de Temer. Doria se ha empe?ado tanto en los ¨²ltimos d¨ªas en hacer fracasar la huelga que hasta ha llegado a un acuerdo con empresas de taxis para trasladar gratis a los funcionarios que deseen acudir al trabajo.

Lo que val¨ªa en 2013 para el Gobierno de Rousseff tambi¨¦n vale ahora para Temer. La convocatoria de huelga es un examen decisivo que puede marcar el futuro de un presidente que en sus nueve meses en el cargo se ha enfrentado a una carrera de obst¨¢culos de la que, por ahora, ha salido incinerado. La ¨²ltima encuesta de opini¨®n conocida esta semana, del instituto Ipsos, se?ala que apenas el 4% de los brasile?os apoya al Gobierno de centro derecha que se presentaba como el salvador del pa¨ªs ante la crisis econ¨®mica y las sospechas de corrupci¨®n que sacud¨ªan al izquierdista Partido de los Trabajadores despu¨¦s de 13 a?os en el poder. La econom¨ªa se ha ido recuperando y todas las previsiones indican que el PIB de Brasil crecer¨¢ levemente este a?o tras caer un 3,8% en 2015 y un 3,6% en 2016. Pero la situaci¨®n pol¨ªtica ha seguido deterior¨¢ndose irremediablemente.

Al margen de la exhibici¨®n de poder sindical, la protesta de hoy ser¨¢ el primer term¨®metro para medir en la calle la posible incidencia de la difusi¨®n p¨²blica de la llamada dela??o do fim do mundo, las confesiones ante la justicia de los exdirectivos de la mayor constructora del pa¨ªs que han puesto al descubierto una monumental trama de corrupci¨®n. Las revelaciones han vuelto a golpear duramente al PT y a su l¨ªder, el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, pero han dejado malherido a todo el sistema pol¨ªtico. El Gobierno tiene a ocho ministros investigados por el Tribunal Supremo y el propio Temer se ha librado ¨²nicamente por la protecci¨®n legal que le brinda la Constituci¨®n, pese a que la fiscal¨ªa general de la Rep¨²blica constat¨® la existencia de indicios contra ¨¦l.

La reacci¨®n de Temer ha sido un intento de enterrar la corrupci¨®n acelerando un plan de reformas econ¨®micas que cuenta con el respaldo de los grandes sectores empresariales y de instituciones internacionales como el FMI. La reciente visita al pa¨ªs del presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy, el primer mandatario europeo que acud¨ªa a ver a un Temer con escasos apoyos pol¨ªticos fuera de Brasil, sirvi¨® para ilustrar el tama?o de la apuesta. Temer proclam¨® que su inspiraci¨®n es Rajoy, y este le dio un consejo en p¨²blico: que desoiga a la calle, olvide los posibles da?os electorales y prosiga adelante contra viento y marea.

Los riesgos para Temer son enormes. Brasil es uno de los pa¨ªses americanos con mayor tradici¨®n sindical. La primera huelga general se remonta a 1917 y hace 73 a?os el presidente Getulio Vargas aprob¨® las leyes de protecci¨®n al trabajo hasta ahora consideradas casi intocables. Incluso un sindicalista sin formaci¨®n acad¨¦mica, Lula, logr¨® a principios de este siglo alcanzar la presidencia del pa¨ªs. Al margen de esas ra¨ªces hist¨®ricas, la convocatoria ha logrado apoyos que van m¨¢s all¨¢ del mundo sindical. A ella se han adherido desde profesores de colegios de ¨¦lite a algunos obispos, despu¨¦s de que la jerarqu¨ªa cat¨®lica brasile?a criticase la reforma de las pensiones y hasta el papa Francisco enviase al presidente una carta afe¨¢ndole algunos aspectos de su pol¨ªtica. Como m¨ªnimo la paralizaci¨®n del transporte ¨Cincluido el a¨¦reo- parece garantizada en las mayores ciudades.

Entre los que se suman a la protesta hay tambi¨¦n aliados pol¨ªticos de Temer. Y ese es ahora el principal de sus numerosos problemas. Aunque el mi¨¦rcoles logr¨® aprobar inicialmente la reforma laboral, la primera gran modificaci¨®n de las a?ejas normas de la ¨¦poca de Vargas, los partidos que le apoyan sufrieron deserciones. Para sacar adelante su gran apuesta, la revisi¨®n de las pensiones, necesita una mayor¨ªa cualificada. No le va a resultar f¨¢cil porque la medida es la que m¨¢s contestaci¨®n ha suscitado. Y un hipot¨¦tico ¨¦xito de la huelga podr¨ªa agravar las defecciones entre sus aliados.