Bruselas exige a May que detalle cu¨¢ndo pagar¨¢ la factura del ¡®Brexit¡¯

Empez¨® con un beso en la mejilla a las puertas del 10 de Downing Street. Y termin¨® con Juncker diciendo que se iba ¡°10 veces m¨¢s esc¨¦ptico¡± que a su llegada. Nadie esperaba que las negociaciones del Brexit fueran a ser un camino de rosas. Pero el relato de un diario alem¨¢n sobre la cena que reuni¨® el mi¨¦rcoles pasado en Londres a los dos equipos negociadores deja, al menos, dos cosas claras: ambas partes est¨¢n m¨¢s alejadas de lo que los m¨¢s optimistas quisieron leer en las posiciones oficiales, y la ambici¨®n de May de mantener las negociaciones en secreto es, cuando menos, ingenua.

Siete d¨ªas despu¨¦s de aquel encuentro, la Comisi¨®n Europea publica su mandato de negociaci¨®n, con reglas concretas para manejar el proceso de divorcio, seg¨²n un borrador del texto que presentar¨¢ este mi¨¦rcoles el negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, tambi¨¦n presente en la cena de Downing Street. Bruselas quiere pactar con Londres un c¨¢lculo del pago, un calendario de entregas anuales y la tutela comunitaria en todo el proceso. El intento choca frontalmente con algunos de los mensajes que Juncker y Barnier escucharon en aquella cita, que result¨® desastrosa, seg¨²n un relato del peri¨®dico Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Los representantes de la Comisi¨®n quedaron asombrados al comprobar que May sigue confiando en alcanzar un acuerdo comercial antes de zanjar la factura del divorcio; que, de hecho, no considera que Reino Unido deba dinero a la UE, o que espera zanjar el complejo tema de los expatriados en junio.

¡°La principal frustraci¨®n fue ver c¨®mo May pretende convertir el Brexit en un ¨¦xito. Para nosotros, solo puede ser control de da?os¡±, asegura a EL PA?S una fuente conocedora del encuentro. Al final de la cena, Juncker ¡ªseg¨²n el relato del rotativo alem¨¢n¡ª lleg¨® a la conclusi¨®n de que May no solo se encuentra ¡°en un estado de negaci¨®n¡±, sino que est¨¢ ¡°en otra galaxia¡±. Y as¨ª se lo hizo saber al d¨ªa siguiente a la canciller alemana, Angela Merkel.

La dirigente brit¨¢nica dice no reconocerse en esta narraci¨®n, pero admite su fama de ¡°mujer condenadamente dif¨ªcil¡± y avisa: ¡°La pr¨®xima persona en descubrirlo ser¨¢ Juncker¡±, seg¨²n ha asegurado a la BBC.

Ya antes de cenar, los invitados del otro lado del Canal asistieron a una escena de tensi¨®n entre May y David Davis, ministro del Brexit, que les hizo sospechar que este no continuar¨ªa en su puesto tras las elecciones del 8 de junio. En otro momento, las insinuaciones de May de que un futuro acuerdo comercial entre el pa¨ªs y el bloque no ser¨ªa tan dif¨ªcil obligaron a Juncker a sacar de su cartera dos documentos: el acuerdo de adhesi¨®n de Croacia a la UE y el tratado de libre comercio con Canad¨¢, de 2.250 p¨¢ginas.

La misma brecha se produjo al hablar de los ciudadanos. Ante la petici¨®n de Juncker para que Londres reconozca todos los derechos ¡ªahora y en el futuro¡ª a los europeos residentes en suelo brit¨¢nico, May le espet¨®: ¡°Eso lo decidir¨¢n las autoridades nacionales de inmigraci¨®n¡±.

M¨¢s all¨¢ del contenido, la filtraci¨®n muestra una diferencia insalvable respecto al modelo de negociaci¨®n. May quiere conversaciones confidenciales. La Comisi¨®n, en cambio, quiere transparencia. Entre otras cosas porque la necesidad de que cada paso sea aprobado por los Estados miembros y el Parlamento Europeo convierte en imposible cualquier pretensi¨®n de secretismo.