?C¨®mo explicarnos esta corrupci¨®n?
El fen¨®meno se da en variados reg¨ªmenes y culturas, y tiene formas semejantes
La corrupci¨®n es un fen¨®meno que ocupa parte del imaginario cr¨ªtico de nuestro tiempo. Algo ha empezado a moverse para enfrentar a lo que se ha ido de las manos, inclusive para quienes aceptaban sus m¨¢rgenes. Estamos en el periodo de diagn¨®stico y las causas se buscan en variados elementos. La idiosincrasia nacional, la herencia hisp¨¢nica o los virreinatos neo-federalistas, por ejemplo, han sido considerados. Estas explicaciones son contextuales, cuando no francamente anecd¨®ticas. Teniendo en cuenta a nuestros gobernadores, campa?as y cotidianos esc¨¢ndalos, consideremos lo publicado o dicho por cualquier medio extranjero en un d¨ªa reciente cualquiera. Se mencionar¨¢n compa?¨ªas constructoras o financieras, diputados de partidos vinculados con las m¨¢s diversas ideolog¨ªas, concesiones o desv¨ªos de recursos para fiestas o campa?as. Al igual que nosotros, en los pa¨ªses de los hechos quiere encontrarse en lo local la causa de los propios males.
Unos dicen que el sistema federal permite la corrupci¨®n al no controlarse a los gobiernos locales, y otros estiman que el centralizado lo propicia por falta de accountability. Pasa lo mismo con la forma de gobierno. Se dice que los males son del sistema presidencial y su consabida concentraci¨®n de poder, o del parlamentario y sus latentes riesgos de disoluci¨®n. Otros m¨¢s ven el origen corruptor en el financiamiento estatal a los partidos, y otros en el privado. Quiere explicarse lo vivido aduciendo ideolog¨ªas, g¨¦neros, imprevisiones normativas deliberadas o hasta gen¨¦ticas partidistas. Los arbustos nos distraen del bosque. Si el fen¨®meno de la corrupci¨®n se da en variados reg¨ªmenes, culturas y ¨®rdenes jur¨ªdicos y tiene formas semejantes de realizaci¨®n e impunidad, ?por qu¨¦ no buscar explicaciones a lo que hay en com¨²n? ?Por qu¨¦ no considerar la mec¨¢nica general de la pol¨ªtica de nuestro tiempo? M¨¢s all¨¢ de pa¨ªses y niveles de democracia o desarrollo, puede ser una explicaci¨®n plausible de la virulenta presencia de la corrupci¨®n. Veamos.
M¨¢s del autor
La obtenci¨®n del poder pol¨ªtico por la participaci¨®n en procesos electorales, pasa por el gasto de enormes cantidades de dinero. La necesaria visibilidad y presencia en un electorado concebido y asumido como consumidor, exige pagos prontos, contantes y no controlables. ?De d¨®nde se obtienen los recursos? Una fuente menor son los presupuestos estatales. No es dif¨ªcil identificar la desviaci¨®n de lo as¨ª entregado. Hay otro proceder. Esencialmente, la entrega de recursos privados a partidos, gobernantes y candidatos. El circulante requerido se proporciona mediante complejas ingenier¨ªas financieras con organismos, prestanombres, asesores, lobistas e intermediarios incluidos. Lo entregado no es a fondo perdido. No se origina en simpat¨ªas pol¨ªticas o personales. Es un negocio. Quien aspira o tiene el poder, resarcir¨¢ lo que le permiti¨® conseguirlo o mantenerlo. Licitaciones y asignaciones para levantar o mantener la obra o la actividad p¨²blica, son las v¨ªas usuales de pago. El circulante se entrega y administra tambi¨¦n mediante ingenier¨ªas financieras en que participan instituciones, autoridades y funcionarios.
El mecanismo es simple. Est¨¢ a la vista desde hace a?os. ?nicamente ha cambiado su escala. No se le ve porque ideol¨®gicamente se ha dicho y tristemente acreditado, que el Gobierno es intr¨ªnsecamente corrupto e ineficiente y que la salvaci¨®n radica solo en la empresa privada. No se le ve, porque al electorado no le interesa la cosa p¨²blica. No se le ve, porque la ocupaci¨®n del poder para terminar con la corrupci¨®n, pareciera pasar por ella. Sigamos apelando al ADN, a la cultura o al mal derecho. Quienes est¨¢n en el poder o lo pretenden, y sus financiadores presentes y potenciales, encontrar¨¢n muy divertidas nuestras explicaciones.
@JRCossio
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