Macron gana las elecciones presidenciales en Francia
El centrista derrota a Marine Le Pen con un 66,06% de votos frente a un 33,93%
Y Francia dijo no. La victoria en las elecciones presidenciales de Emmanuel Macron, un exbanquero europe¨ªsta y liberal, frena la ola de descontento populista que triunf¨® en noviembre en las presidenciales de Estados Unidos y, antes, en el refer¨¦ndum europeo de Reino Unido. Al frente del nuevo movimiento En Marche!, derrot¨® con rotundidad a Marine Le Pen, alineada con el presidente estadounidense Donald Trump y el ruso Vlad¨ªmir Putin. Macron, que a los 39 a?os ser¨¢ el presidente m¨¢s joven de la V Rep¨²blica, conect¨® con las ansias de aire fresco y renovaci¨®n moderada de millones de franceses, y se benefici¨® del amplio rechazo que suscita el partido de su rival, el Frente Nacional. Macron consigui¨® un 66,06% de votos, frente a un 33,94% de Le Pen, con el 100% de las papeletas escrutadas. Despu¨¦s del Brexit y de Trump, no habr¨¢ Le Pen.
Nunca en la V Rep¨²blica, con la excepci¨®n de Jacques Chirac en 2002, un presidente habr¨¢ llegado al poder con una victoria tan clara. Chirac derrot¨® al padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, con un 82% de votos. El nivel de abstenci¨®n tambi¨¦n se acerca a niveles r¨¦cord, un 24,89%, la m¨¢s elevada desde 1969.
La historia nunca se mueve en l¨ªnea recta, ni sirven los relatos que todo lo abarcan, como demuestra la elecci¨®n francesa de 2017. En el a?o del populismo y el nacionalismo, en unas sociedades marcadas por el hartazgo con las ¨¦lites, en un momento de escepticismo con el capitalismo de libre mercado y el orden liberal internacional, de crisis de la integraci¨®n europea y de miedo a los inmigrantes y refugiados, Francia emprende otro camino.
Si hace unos meses, en el mundo convulsionado por la irrupci¨®n de Trump y la salida de Reino Unido de UE, alguien hubiese pronosticado que los franceses elegir¨ªan un presidente europe¨ªsta y liberal, defensor de la globalizaci¨®n y partidario de la apertura de las fronteras a las personas y a las mercanc¨ªas, habr¨ªa pasado por un desinformado, o un incauto.
Si, adem¨¢s, este candidato hubiese sido banquero de inversiones ¡ªsolo nueve a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del banco de inversiones Lehman Brothers, detonante de la Gran Recesi¨®n¡ª y ministro de Econom¨ªa del presidente m¨¢s impopular de la V Rep¨²blica, cualquier consultor electoral le habr¨ªa aconsejado que se olvidase inmediatamente de aspirar a la presidencia.
Emmanuel Jean-Michel Fr¨¦d¨¦ric Macron (Amiens, 1977), sin renunciar a ninguna de estas ideas ni esconder su biograf¨ªa, desafi¨® todas las advertencias y se convertir¨¢ en el octavo presidente de la V Rep¨²blica. La ceremonia de traspaso de poderes con el socialista Fran?ois Hollande se celebrar¨¢ esta misma semana y en los pr¨®ximos d¨ªas nombrar¨¢ a un primer ministro. Nadie le esperaba, pocos cre¨ªan en ¨¦l cuando hace un a?o lanz¨® En Marche!, siendo a¨²n ministro independiente de Hollande.
"Defender¨¦ Francia, sus intereses vitales, su imagen", dijo Macron en un discurso solemne. "Defender¨¦ Europa: es nuestra civilizaci¨®n lo que est¨¢ en juego, nuestra manera de ser libres. Me esforzar¨¦ para rehacer los v¨ªnculos entre Europa y sus ciudadanos. Env¨ªo a las naciones del mundo un saludo de la Francia fraternal".
Le Pen, tras felicitar al vencedor, anunci¨® la transformaci¨®n del Frente Nacional en un nuevo movimiento que defender¨¢ lo que ella llama los "soberanistas" frente a los "mundialistas".
Una mezcla de suerte y audacia explica su ¨¦xito. Tuvo la suerte de ver c¨®mo los principales aspirantes para la presidencia iban cayendo uno a uno en las elecciones primarias (Nicolas Sarkozy y Manuel Valls), bajo el peso de los esc¨¢ndalos (Fran?ois Fillon) o por la decisi¨®n de no presentarse (Fran?ois Hollande). Y supo aprovecharla al ocupar el preciado centro pol¨ªtico para apelar a los ¡°dos de cada tres franceses¡± de los que hablaba Val¨¦ry Giscard D¡¯Estaing en un libro de 1984: el espectro que va del centroizquierda al centroderecha, la masa cr¨ªtica necesaria para emprender las siempre aplazadas reformas.
La audacia de Macron consisti¨® en entender que, en el a?o del descontento con el statu quo, hab¨ªa espacio para un hombre como ¨¦l. Criado en y por el statu quo aut¨®ctono¡ªel producto mejor acabado de la meritocracia francesa¡ª, rompi¨® con el statu quo. Por su juventud, casi revolucionaria para la clase pol¨ªtica de este pa¨ªs. Y por su visi¨®n al emanciparse de los partidos tradicionales en el momento en que estos estaban a punto de implosionar. El nuevo presidente ha sabido captar el humor de una parte de la sociedad francesa, harta de la vieja pol¨ªtica y las viejas estructuras y al mismo tiempo esperanzada y optimista. Es la Francia m¨¢s cosmopolita y educada, la de los ingresos m¨¢s elevados y las metr¨®polis globalizadas, pero tambi¨¦n de la cornisa atl¨¢ntica, en parte rural, la que menos ha sufrido los embates del capitalismo transnacional.
Una parte del voto a Macron es un voto de adhesi¨®n; una parte a¨²n mayor lo constituyen ciudadanos de derechas e izquierdas que ante todo quer¨ªan frenar al Frente Nacional de Le Pen. Son votantes prestados, que no regalar¨¢n nada al presidente en los pr¨®ximos meses y que en algunos aspectos ¡ªla econom¨ªa, o Europa¡ª se oponen a sus ideas.
El sistema de elecciones con dos vueltas es una diferencia clave de Francia respecto a otros pa¨ªses sometidos a la sacudida populista. En Francia, aunque la opci¨®n extremista se clasifique, como ocurri¨® en la primera vuelta del 23 de abril, en la segunda vuelta se forman mayor¨ªas que impiden su acceso al poder. Esta es la maldici¨®n del FN y Le Pen, que, pese a los avances, siguen cargando con el estigma de la ultraderecha de ra¨ªz racista, antisemita y colaboracionista. La derrota en el momento m¨¢s dulce para sus ideas ¡ªexcepcionalmente un candidato estaba en sinton¨ªa con Mosc¨² y Washington, y era Marine Le Pen¡ª abrir¨¢ una reflexi¨®n y puede hacer tambalear su liderazgo. Cuenta sin embargo con el aval de millones de votantes y la aspiraci¨®n de transformarse en el primer partido de la oposici¨®n. Y la alta abstenci¨®n, comparada con otras elecciones, y un resultado que dobla el de su padre, Jean-Marie, en 2002, son una se?al: el frente anti-Le Pen muestra signos de debilidad.
El peligro para Macron es la fuerte contestaci¨®n que encontrar¨¢ a izquierda y derecha, los sempiternos bloqueos con los que cualquier presidente reformista ¡ªy casi todos llegan prometiendo, por fin, la reforma¡ª se estrellan a los pocos meses de instalarse en el El¨ªseo. Antes deber¨¢ nombrar al primer ministro ¡ªlas quinielas se?alan desde al veterano bar¨®n centrista Fran?ois Bayrou hasta una mujer procedente de la sociedad civil¡ª y obtener una mayor¨ªa parlamentaria en las elecciones legislativas de junio.
La victoria de Macron por ahora significa m¨¢s por lo que evita ¡ªel ascenso al poder de un partido extremista que quer¨ªa sacar a Francia de la UE y del euro¡ª que por sus propuestas en s¨ª. La potencia simb¨®lica del resultado ¡ªun hombre joven, al que ya se ha comparado con el canadiense Justin Trudeau y al que se comparar¨¢ con John Kennedy en el mundo de los Trump, Putin y el Brexit¡ª desborda los detalles program¨¢ticos de En Marche!.
Francia, pese a su menguante peso internacional y sus inseguridades existenciales, tiene en com¨²n con EE UU su vocaci¨®n universal, la creencia de que la ¡®idea francesa¡¯ ¡ªlos ideales de la Revoluci¨®n, los derechos humanos¡ª trasciende sus fronteras. El general De Gaulle hablaba en 1945 de ¡°estos momentos de la historia en los que en el suelo de Francia se decid¨ªa la suerte de Europa y, a trav¨¦s de ella, incluso del mundo¡±. La elecci¨®n de Emmanuel Macron es un mensaje global.
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