Macron quiere una mayor¨ªa para cerrar la fractura de Francia
El presidente-electo cuenta con el aval de una victoria rotunda pero afronta un pa¨ªs dividido
La solemnidad del cargo, el peso de las tradiciones y los muertos, y la tarea que tiene ante s¨ª empezaron a recaer este lunes sobre las espaldas Emmanuel Macron, vencedor en las elecciones del domingo. No ser¨¢ presidente hasta el 14 de mayo, pero la conmemoraci¨®n el lunes, junto al presidente Fran?ois Hollande, de la victoria en la Segunda Guerra Mundial tuvo algo de traspaso oficioso del poder. Macron quiere cerrar la fractura social que las elecciones han evidenciado. Antes, deber¨¢ construir una mayor¨ªa en las elecciones legislativas para gobernar en los pr¨®ximos cinco a?os.
La primera jornada del centrista Macron como presidente-electo fue una mezcla de momentos solemnes y movimientos t¨¢cticos.
En Francia el presidente es m¨¢s que un jefe de Estado, mucho m¨¢s que un jefe ejecutivo, es, o aspira a ser, un s¨ªmbolo de la naci¨®n. La presencia junto al socialista Hollande ¡ªsu mentor, al que abandon¨® para lanzarse solo a la carrera presidencial¡ª en el Arco del Triunfo y ante la tumba del soldado desconocido, modela las hechuras presidenciales del joven exbanquero.
Sin una mayor¨ªa en la Asamblea Nacional, el margen de maniobra del presidente Macron ser¨¢ reducido. ?l conf¨ªa en que el impulso de su victoria ante Marine Le Pen, jefa del partido de extrema derecha Frente Nacional, le permita gobernar con comodidad.
Sus primeros gestos estuvieron lejos de la arrogancia que proyect¨® tras su victoria en la primera vuelta, el 23 de abril. No hubo triunfalismo, ni atisbo de complacencia. El presidente-electo busca expresamente la gravedad en el gesto y el ecumenismo en el mensaje.
"En los pr¨®ximos cinco a?os har¨¦ todo lo posible para que [los votantes de Le Pen] no tengan ninguna otra raz¨®n para votar por los extremos", dijo.
La victoria de Macron fue rotunda y m¨¢s amplia de lo esperado, con un 66% de votos frente al 34% de Le Pen. Obtuvo 20,2 millones de votos; su rival, 10,5.
Con la excepci¨®n de las elecciones de 2002, en las que el presidente Jacques Chirac derrot¨® a Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, con un 82% de votos, nunca en la V Rep¨²blica un presidente hab¨ªa ganado con tanta ventaja. Pero tampoco nunca, con la excepci¨®n de las presidenciales de 1969, la abstenci¨®n y el voto en blanco y nulo hab¨ªan sido tan altos. Juntos, suman m¨¢s que Le Pen, unos 16 millones.
Si se a?aden estos votos a los de Le Pen, y se tiene en cuenta que una parte de los votantes de Macron no lo hicieron por adherirse a sus ideas sino para frenar al FN, se entiende mejor la cautela en sus primeros pasos. El ¨¦xito es extraordinario pero el resultado contiene una advertencia.
El mapa pol¨ªtico est¨¢ cuarteado y la sociedad francesa, divida. El voto de adhesi¨®n el de los que de verdad creen en ¨¦l, es el de la llamada Francia que gana, la burgues¨ªa urbana, los adaptados a la globalizaci¨®n, las personas con t¨ªtulos acad¨¦micos e ingresos altos. El de Le Pen es el de la Francia perif¨¦rica, alejada de las metr¨®polis, desenchufadas de las redes globales, cultural y econ¨®micamente alienadas de los vencedores.
El FN, exhausto despu¨¦s de tres d¨¦cadas intentando tocar poder sin conseguirlo, ha quedado muy por debajo de las expectativas. S¨®lo gan¨® en dos de 101 departamentos. Posiblemente se encamine hacia una refundaci¨®n, pero hoy puede mostrarse como la primera fuerza de la derecha, y no es poco.
La batalla para las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio comenz¨® el domingo a las 20.00h, cuando se conocieron los resultados. Los partidos toman posiciones.
El FN y La Francia Insumisa del izquierdista Jean-Luc M¨¦lenchon quieren ser el principal partido de la oposici¨®n a Macron.
Los socialistas est¨¢n divididos entre quienes est¨¢n dispuestos a sumarse a la mayor¨ªa presidencial, quienes buscar¨¢n acuerdos en iniciativas puntuales, y quienes promueven como M¨¦lenchon una oposici¨®n frontal.
Y Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional, buscan redimirse en junio de la humillaci¨®n en las presidenciales ¡ªla ausencia ins¨®lita en la segunda vuelta¡ª y forzar a Macron a una cohabitaci¨®n con un primer ministro conservador. Al mismo tiempo, deben contener la fuga de l¨ªderes atra¨ªdos por el mensaje reformista del nuevo presidente
La victoria de Macron cuestiona el eje derecha-izquierda. ?l defiende que es obsoleta, y que la divisi¨®n real es entre progresistas y conservadores. Le Pen habla de mundialistas y soberanistas. Otros, en Los Republicanos y en el PS, insisten en que derecha e izquierda todav¨ªa tienen sentido. La reconfiguraci¨®n del espacio pol¨ªtico est¨¢ en marcha.
En Marche!: nueva l¨ªder, nuevo nombre
Antes de asumir el cargo el domingo, Emmanuel Macron tiene trabajo: debe elegir a su primer ministro, formar un gobierno y comenzar a preparar la nueva ronda electoral, las elecciones legislativas a dos vueltas del 11 y el 18 de junio. El trabajo comenz¨® ayer. Primera decisi¨®n: abandonar la presidencia de En Marche!, el movimiento creado hace un a?o que le ha propulsado al El¨ªseo. El gesto permite al presidente subrayar el car¨¢cter suprapartidista del cargo y desentenderse de la gesti¨®n diaria del partido, que nombr¨® a una nueva presidenta, Catherine Barbaroux, una experimentada gestora, hija de inmigrantes espa?oles, y cambi¨® de nombre. Desde ayer se llama La R¨¦publique En Marche. Es la marca bajo la que concurrir¨¢ a las legislativas, para lo que el partido nombrar¨¢ a 577 candidatos, uno por circunscripci¨®n, y la mitad de ellos, seg¨²n anunci¨® el secretario general, Richard Ferrand, miembros de la sociedad civil sin experiencia como cargos electos.
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