Corea del Norte se cuela en las elecciones de Corea del Sur
El favorito, Moon Jae-in, puede cambiar la marcha de las relaciones con Pyongyang y Washington
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Corea del Sur acude este martes a las urnas para unas elecciones presidenciales muy diferentes de cualesquiera otras en el pasado. Es la primera vez en la historia del pa¨ªs que se adelantan por inhabilitaci¨®n del jefe de Estado: la expresidenta Park Geun-hye fue destituida en marzo y encarcelada por corrupci¨®n tras una movilizaci¨®n ciudadana sin precedentes. Y son unos comicios que se celebran bajo la alargada sombra de Corea del Norte y su terco pulso nuclear con Estados Unidos.

¡°La seguridad ha sido uno de los asuntos dominantes en esta campa?a¡±, reconoce el comentarista pol¨ªtico independiente Shim Jae-hoon.
Durante el mandato de Park, y de su predecesor Lee Myung-bak, Corea del Sur mantuvo una l¨ªnea de ¡°mano dura¡± contra el norte. Una l¨ªnea a la que Pyongyang ha respondido con 49 pruebas de misiles y 3 nucleares durante el mandato de Kim Jong-un.
Esta oposici¨®n frontal de unos y otros podr¨ªa cambiar si se cumplen los pron¨®sticos y ma?ana martes se impone el gran favorito, el candidato de centro izquierda Moon Jae-in, del Partido Democr¨¢tico. Las encuestas le otorgan en torno al 40% del voto, muy por encima de sus principales contrincantes. El conservador Hong Joon-pyo, de Libertad Corea, aunque ha ido subiendo gradualmente en las encuestas, recibe un 20%. El tercero en discordia, el gobernador centrista Ahn Chel-soo, se desinfla y se sit¨²a en el 18%.
Moon, de 64 a?os, es partidario de reiniciar el contacto con Corea del Norte. ¡°Necesitamos una nueva pol¨ªtica¡±, que permita un acercamiento gradual y que paulatinamente permita la unificaci¨®n, ha dicho.
Su propuesta choca radicalmente con las premisas del presidente estadounidense, Donald Trump, que quiere aumentar la presi¨®n sobre Pyongyang para que renuncie a su programa de armamento, y que ha hecho saber que ¡°todas las opciones est¨¢n sobre la mesa¡±. Desde la semana pasada el portaaviones nuclear Carl Vinson se encuentra frente a aguas norcoreanas.
Parad¨®jicamente, Donald Trump ha favorecido la candidatura de Moon. Ha planteado la renegociaci¨®n del tratado de libre comercio entre los dos pa¨ªses y ha exigido que Corea del Sur pague los mil millones de d¨®lares que cuesta el THAAD, el pol¨¦mico escudo antimisiles de EE UU reci¨¦n desplegado en este pa¨ªs, algo que ha irritado sobremanera a la opini¨®n p¨²blica y la ha hecho m¨¢s receptiva a las propuestas del dem¨®crata.
Este candidato mantiene una posici¨®n m¨¢s ¡°EE UU-esc¨¦ptica¡± que sus predecesores conservadores. Aunque se ha mostrado conciliador y ha insistido en la importancia de la relaci¨®n bilateral con su mejor aliado militar, tambi¨¦n ha apuntado durante la campa?a que estar¨¢ dispuesto a decir ¡°no¡± a Estados Unidos cuando lo juzgue necesario. Acerca del THAAD, no se opone frontalmente , pero considera que deb¨ªa haberse esperado para su despliegue al nuevo Gobierno, y que su instalaci¨®n deb¨ªa recibir el visto bueno del parlamento.
Es improbable, no obstante, que gane quien gane Corea del Sur vaya a echar marcha atr¨¢s sobre el escudo antimisiles, como le exige China. Ante las presiones del gigantesco vecino, que ha emprendido un boicot comercial no declarado, el THAAD ¡°ha dejado de ser un mero escudo antimisiles y se ha convertido en un s¨ªmbolo de la independencia de Corea del Sur frente a Pek¨ªn¡±, opina el profesor Robert Kelly, de la Universidad Nacional de Busan. ¡°Cualquier presidente tendr¨¢ que mantenerlo, porque eliminarlo equivaldr¨ªa a un s¨ªmbolo de control por parte de China¡±.
Tampoco es probable un deterioro significativo ¡ªal menos no inmediatamente¡ª en las relaciones entre Corea del Sur y Estados Unidos. En caso de una victoria de Moon, ¡°ambas partes empezar¨¢n con cautela, rebajar¨¢n el tono¡±, apunta Kelly, ¡°salvo que Trump, impredecible como es, env¨ªe alg¨²n tuit incandescente¡±. Si Moon opta por una reedici¨®n de la ¡°pol¨ªtica de luz del sol¡± de acercamiento que Corea del Sur practic¨® con el norte a la entrada del siglo, ¡°entonces s¨ª es posible que lleguen desacuerdos serios¡±. Pero incluso en ese caso, ¡°no habr¨¢ una ruptura, solo un distanciamiento¡±.
Adem¨¢s de la seguridad, la campa?a tambi¨¦n se ha visto dominada por la econom¨ªa: el desempleo juvenil alcanza el 10%, una cifra alta en Asia, mientras se acelera el envejecimiento de la poblaci¨®n; la desigualdad es un problema grave y el 10% m¨¢s acomodado controla el 50% de los ingresos en el pa¨ªs. Todos los partidos est¨¢n de acuerdo en la necesidad de reformar los ¡°chaebol¡±, los todopoderosos conglomerados familiares que acumulan la mayor parte de la riqueza del pa¨ªs y que jugaron tambi¨¦n un papel en el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en torno a Park.
Estas elecciones han motivado un inter¨¦s extraordinario de la poblaci¨®n, que las considera un poco ¡°suyas¡±. La destituci¨®n de Park lleg¨®, al fin y al cabo, por la presi¨®n que ejercieron las manifestaciones masivas, semana tras semana, por toda la naci¨®n. En los dos d¨ªas de votaci¨®n anticipada, el jueves y viernes pasado, ya acudieron a las urnas m¨¢s de 11 millones de personas, casi el 25% del censo electoral.
En parte, la popularidad de Moon, un antiguo abogado de derechos humanos al que Park derrot¨® en 2012, viene de su apoyo a esas manifestaciones, recuerda Shim. ¡°Los conservadores que encabezaba Park, en cambio, se han visto obligados a ponerse a la defensiva¡±.
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