Por qu¨¦ Macron camina solo
El presidente electo utiliz¨® una imagen cl¨¢sica en la tradici¨®n francesa para ¡®presidencializar¡¯ su imagen y conectar con antecesores como De Gaulle y Mitterrand
Pasadas las diez de la noche, un hombre avanza solo en la oscuridad. Camina con paso firme hacia su nuevo destino, en direcci¨®n a una multitud que lo espera junto a la pir¨¢mide del Louvre. Al llegar al final del sendero, unos cuatro minutos m¨¢s tarde, ese hombre solitario se habr¨¢ convertido, casi por arte de magia, en el nuevo presidente franc¨¦s. Cuando el general De Gaulle aprob¨® el sufragio universal en 1962, calific¨® las presidenciales como ¡°el encuentro entre un hombre y un pueblo¡±. A la hora de escenificar su victoria electoral del domingo, Emmanuel Macron pareci¨® tomarse esa definici¨®n al pie de la letra.
Su coronaci¨®n oficiosa ¡ªla oficial ser¨¢ el domingo que viene en el El¨ªseo¡ª fue una estudiada puesta en escena, en la que nada parec¨ªa responder a la casualidad. Tambi¨¦n fue una secuencia sobrecargada de s¨ªmbolos, de esas con las que los expertos en descifrar los m¨²ltiples enigmas que encierra toda imagen suelen ponerse las botas. ¡°Su larga caminata fue una metamorfosis, en la que Macron represent¨® teatralmente la transformaci¨®n del candidato en presidente¡±, explica la semi¨®loga francesa C¨¦cile Alduy, profesora en la Universidad de Stanford. ¡°En la definici¨®n que dio De Gaulle en su d¨ªa, ya dej¨® claro que se presenta a estas elecciones un hombre y no un partido. Macron se inscribe plenamente en la misma m¨ªstica del poder¡±, a?ade.
La figura del caminante solitario est¨¢ muy arraigada en la cultura francesa, por lo menos, desde los tiempos de Rousseau. El fil¨®sofo se anticip¨® al gusto rom¨¢ntico por la introspecci¨®n ya en el siglo XVIII, cuando el individuo solo exist¨ªa en el interior del grupo social. M¨¢s tarde, Baudelaire dedic¨® varios poemas en prosa a ese paseante recogido en s¨ª mismo, que tendr¨ªa m¨²ltiples ramificaciones en la literatura del siglo pasado. La pol¨ªtica tampoco qued¨® al margen del embrujo provocado por ese hombre solo. Al otro lado del Jard¨ªn de las Tuller¨ªas, en el comienzo de los Campos El¨ªseos, se erige una estatua en memoria de De Gaulle, fundador de la V Rep¨²blica e intocable en esta campa?a. En su representaci¨®n de piedra, el h¨¦roe de la Resistencia tambi¨¦n aparece caminando.
¡°La soledad del gobernante ya aparece en los primeros textos del historiador Ernst Kantorowicz, experto en el Medievo, pero cobra una resonancia particular en el contexto de la V Rep¨²blica¡±, explica el polit¨®logo Vincent Martigny, profesor de la Escuela Polit¨¦cnica de Par¨ªs y especialista en los s¨ªmbolos republicanos. ¡°El hombre que camina solo responde al ideal del jefe de Estado situado por encima del r¨¦gimen de partidos. Ese fue el modelo de De Gaulle. En su primera intervenci¨®n, Macron quiso recrear su soledad, pero tambi¨¦n la del otro gran monarca republicano: Fran?ois Mitterrand¡±, a?ade.
Del primero rescat¨® la silueta de un presidente solitario, caminando por las playas irlandesas tras haber dejado su funci¨®n. Las referencias al segundo fueron todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcitas. La puesta en escena de Macron en el Louvre parec¨ªa calcada respecto a la que protagoniz¨® Mitterrand en 1981. Tras ser investido, decidi¨® acudir al Pante¨®n de Par¨ªs para dejar sendas rosas en las tumbas de Jean Jaur¨¨s, socialista hist¨®rico, y Jean Moulin, gran figura de la Resistencia. Despu¨¦s de darse un ba?o de masas en plena calle, la multitud se detuvo y le permiti¨® avanzar en solitario hasta el interior del monumento. De fondo sonaba el Himno de la alegr¨ªa, que tambi¨¦n es el de la Uni¨®n Europea. El nuevo presidente escogi¨® la misma banda sonora. El realizador que film¨® las im¨¢genes en 1981, Serge Moati, dice haberse reconocido en el espect¨¢culo inaugural de Macron. Pero no le pareci¨® mal ese plagio. ¡°Es un rito inici¨¢tico, indispensable. Los franceses exigen esos s¨ªmbolos e im¨¢genes¡±, explic¨® ayer al diario Ouest-France.
El lugar escogido para su entronizaci¨®n tampoco dejaba lugar a equ¨ªvocos. La pir¨¢mide del Louvre fue erigida en 1991 por voluntad de Mitterrand, acusado de creerse un fara¨®n. ¡°Adem¨¢s, es un lugar situado geogr¨¢ficamente entre el Par¨ªs de izquierdas y el de derechas¡±, apunta Martigny. Es decir, perfecto para un esforzado centrista como Macron. ¡°Escogi¨® un edificio que encarna la Francia m¨¢s universal, la cultura y los valores de la Ilustraci¨®n, como persiguiendo una grandeur reanimada¡±, opina Alduy. Recuerda que el museo fue la residencia de los reyes franceses, pero tambi¨¦n ¡°la cuna del Estado moderno y centralizado¡±, nacido bajo Luis XIV.
La noche electoral de Macron suscit¨® ayer un veredicto: los s¨ªmbolos volver¨¢n a la pol¨ªtica francesa. En realidad, nunca desaparecieron. Sus dos antecesores tambi¨¦n caminaron solos. En 2011, con los sondeos bajo m¨ªnimos, Nicolas Sarkozy acudi¨® a un homenaje a la Resistencia en los Alpes. Al terminar la ceremonia, su equipo lo dej¨® deambular en solitario, mientras los reporteros gr¨¢ficos capturaban la imagen. Al llegar al El¨ªseo, Fran?ois Hollande encarg¨® su retrato oficial al gran fot¨®grafo Raymond Depardon, que decidi¨® inmortalizarlo paseando por los jardines del El¨ªseo. Pero despu¨¦s se desviaron de ese camino. ¡°Sarkozy fue demasiado narcisista y Hollande, excesivamente normal. Francia lleva tiempo sin un presidente que encarne la funci¨®n suprema con solemnidad y decoro¡±, explica la semi¨®loga. ¡°Macron ha aprendido de los errores de Hollande. Ha entendido que ser presidente significa respetar un imaginario determinado sobre lo que es el poder¡±, analiza Martigny.
Pero la grandilocuente aparici¨®n de Macron tambi¨¦n gener¨® alguna cr¨ªtica. El ensayista Christian Salmon, autor de Storytelling. La m¨¢quina de fabricar historias y formatear las mentes (Pen¨ªnsula), observ¨® en su aparici¨®n ¡°la llegada de Macron I o Macron el Magn¨ªfico, como si fuera una retroacci¨®n mon¨¢rquica en el seno de la V Rep¨²blica¡±. Su marcha solitaria hacia el pueblo tambi¨¦n le dej¨® admirado. ¡°Reapareci¨® solo, caminando como un h¨¦roe que vuelve del infierno, ese lugar donde ha arrojado a la vieja clase pol¨ªtica. Igual que hace el marketing con las marcas que envejecen¡±, afirma. En esta liturgia republicana, vio ¡°un rebranding de la funci¨®n presidencial¡±. Salmon ya lo ha bautizado como ¡°el periodo espectral de la V Rep¨²blica¡±.
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