Moon Jae-in, un defensor de los derechos humanos convertido en pol¨ªtico
El ganador de las elecciones de Corea del Sur es hijo de refugiados del Norte
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
Cuando Moon Jae-in tuvo que escoger un t¨ªtulo para sus memorias, opt¨® por ¡°Destino¡±. La fuerza del sino, m¨¢s que la vocaci¨®n, seg¨²n cree, le transform¨® en pol¨ªtico. Y este martes le ha convertido en el nuevo presidente de Corea del Sur, el hombre al que los votantes de su pa¨ªs han elegido para pasar p¨¢gina tras el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que depuso a la presidenta Park Geun-hye.
A sus 64 a?os, t¨ªmido, serio, con gafas y aspecto de profesor atildado, este pol¨ªtico cat¨®lico, casado y con dos hijos representa la vuelta al poder de los partidos progresistas en Corea del Sur despu¨¦s de nueve a?os de conservadurismo.
Lo ha conseguido con contundencia: las encuestas a pie de urna le otorgan el 41,4 % de los votos, a una clara distancia de su contrincante m¨¢s pr¨®ximo, el conservador Hong Joon-pyo. Es una victoria que contrasta con los resultados de hace cinco a?os, cuando fue Park quien le pas¨® por encima y consigui¨® entonces el triunfo.
¡°Este es el ¨²ltimo desaf¨ªo de mi vida y tengo confianza. Har¨¦ todos los esfuerzos por ser el presidente de los coreanos¡±, aseguraba en el cierre de campa?a.
Hijo de refugiados del Norte que huyeron al sur por las consecuencias de la guerra de Corea (1950-1953), durante su infancia conoci¨® las estrecheces en un pa¨ªs empobrecido por el conflicto y la partici¨®n. Pudo, no obstante, estudiar Derecho en la universidad, una etapa en la que se convirti¨® en l¨ªder estudiantil contra la dictadura militar. Acab¨® expulsado y encarcelado.
Tras cumplir el servicio militar retom¨® los estudios y pudo licenciarse en 1980. Su historial le imped¨ªa hacer carrera en la judicatura; fue entonces cuando conoci¨® a Roh Moo-hyun, otro abogado de ideas similares, con el que empez¨® a trabajar defendiendo casos de derechos humanos en Busan, la segunda ciudad surcoreana.
Roh tomar¨ªa la carrera pol¨ªtica y llegar¨ªa a la presidencia del pa¨ªs en 2003.En ese momento convenci¨® a Moon para que se incorporara a su equipo de gobierno en Se¨²l, en puestos como la jefatura de gabinete.
Durante su mandato, Roh continu¨® la pol¨ªtica de acercamiento a Corea del Norte (¡°sunshine policy¡±) que hab¨ªa valido el premio Nobel de la paz a su predecesor, Kim Dae-jung y que permiti¨® la apertura de proyectos como Kaesong.
Roh acabar¨ªa suicid¨¢ndose en 2009, a ra¨ªz de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n. Moon regres¨® a Busan, donde fue elegido para un esca?o parlamentario. Ya no dejar¨ªa la pol¨ªtica. En 2012, apenas tres a?os despu¨¦s, era el candidato presidencial de los dem¨®cratas.
Como presidente, tendr¨¢ ante s¨ª importantes desaf¨ªos. En el terreno interno debe hacer frente a una econom¨ªa maltrecha y, sobre todo, conseguir que la poblaci¨®n recupere la confianza en sus instituciones tras el fiasco del mandato de Park. En pol¨ªtica exterior, ha prometido una nueva estrategia para lidiar con Corea del Norte, que incluye la posibilidad de un di¨¢logo y la reapertura de relaciones econ¨®micas al tiempo que mantiene las sanciones. Una posici¨®n que puede enfrentarle con la Casa Blanca, que quiere mayores presiones y una l¨ªnea dura sobre Pyongyang.
Tendr¨¢ tambi¨¦n que gestionar una complicada relaci¨®n con China, el principal socio comercial del pa¨ªs, que ha impuesto un boicot no declarado a los productos surcoreanos en represalia por el despliegue del THAAD, el pol¨¦mico escudo antimisiles estadounidense. Moon se ha mostrado cr¨ªtico con el modo en que se decidi¨® su instalaci¨®n, aunque es improbable que eche marcha atr¨¢s.
Uno de los grandes interrogantes sobre su gesti¨®n es cu¨¢l ser¨¢ su relaci¨®n con Estados Unidos y el imprevisible presidente Donald Trump. Trump ya ha irritado a Se¨²l al exigir que Corea del Sur se haga cargo del coste del THAAD y al apuntar una renegociaci¨®n del tratado bilateral de libre comercio.
Trump y Moon son ¡°dos caracteres muy diferentes. Moon es tremendamente serio, mientras que Trump tiene esta personalidad rimbombante. Si los pones en la misma habitaci¨®n, habr¨¢ tensiones. Va a serles muy dif¨ªcil conectar¡± en lo personal, opina el profesor Robert Kelly, de la Universidad Nacional de Pusan. Pero, matiza, ¡°los dos tienen inter¨¦s en que la relaci¨®n funcione. Ya ocurri¨® la ¨²ltima vez en que hubo un liberal en la Casa Azul¡ª la residencia presidencial surcoreana¡ª y un republicano en la Casa Blanca: la relaci¨®n no fue buena, pero sobrevivieron¡±. Aunque, puntualiza, todo puede cambiar si Trump env¨ªa uno de sus pol¨¦micos tuits.
Moon, un pol¨ªtico pragm¨¢tico, ha quitado hierro a posibles enfrentamientos y en una entrevista concedida a The Washington Post?ha asegurado que cree que, en lo que respecta a Corea del Norte, ¨¦l y Trump est¨¢n ¡°en la misma p¨¢gina¡±.
Lo que s¨ª quiere, seg¨²n ha repetido en sus m¨ªtines de campa?a, es que Corea del Sur tenga voto en la conversaci¨®n sobre Corea del Norte. ¡°No deber¨ªamos ser simplemente un espectador que presencia las conversaciones entre EE UU y China¡±, ha dicho.
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