Lula da Silva declara ante el juez S¨¦rgio Moro por acusaciones de corrupci¨®n

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Lula da Silva: ¡°Prueben mi corrupci¨®n y yo mismo ir¨¦ a pie a una comisar¨ªa¡±

Un ¡®combate¡¯que enciende las calles de Curitiba

Para algunos en Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva es un h¨¦roe nacional. Cuando fue presidente entre 2002 y 2010, el pa¨ªs vivi¨® su mejor momento en d¨¦cadas y el p¨²blico hasta le perdon¨® algunas pr¨¢cticas corruptas consideradas menores. Para otros, quien es un h¨¦roe nacional es S¨¦rgio Moro, el juez que desde 2014 dirige las investigaciones del caso Petrobras y es responsable de destapar una cantidad escandalosa de casos de corrupci¨®n entre las ¨¦lites pol¨ªticas brasile?as. Pero para casi todos ser¨¢ un acontecimiento hist¨®rico el que los dos se encuentren este mi¨¦rcoles cara a cara en los juzgados de Curitiba (Estado de Paran¨¢, al sur del pa¨ªs), con Lula en el banquillo de los acusados mientras Moro le pregunta por algunos de los muchos casos de supuesta corrupci¨®n de los que se ha acusado al expresidente en los ¨²ltimos meses y que hace tiempo monopolizan los medios brasile?os.

Tras meses de estratagemas y acusaciones cruzadas, Lula responder¨¢ a quien se ha convertido en su enemigo p¨²blico m¨¢s enconado. Y Moro podr¨¢ demostrar lo que lleva meses diciendo: que Lula, quien seg¨²n las encuestas tendr¨ªa todas las de ganar al menos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 si llega a presentarse como candidato, no es trigo limpio.

Tr¨¢fico de influencias

Desde el a?o pasado, Lula ha sido imputado cinco veces. Tres de estas tienen que ver con el caso Petrobras. Se le acusa de tr¨¢fico de influencias, obstruir a la justicia, lavado de dinero y corrupci¨®n. En la sesi¨®n de esta tarde deber¨¢ tratar la acusaci¨®n m¨¢s recurrente de todas, la de que acept¨® que una constructora privada, OAS, le reformase un apartamento de tres pisos en Guaruj¨¢, una localidad costera de S?o Paulo, a cambio de unos golosos contratos p¨²blicos. Ese piso est¨¢ valorado ahora en m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares (tiene hasta un ascensor interior) y se encuentra a nombre de OAS, que a su vez se lo compr¨® a la cooperativa Bancoop cuando esta se declar¨® en bancarrota. Uno de los principales inversores de Bancoop era Lula, quien, de hecho, en 2005 hab¨ªa puesto dinero para el desarrollo de aquel edificio.

En las calles se discute el cruce de dos narrativas mutuamente excluyentes sobre qu¨¦ va a ser del pa¨ªs, tras el trauma del impeachment a la expresidenta Dilma Rousseff el a?o pasado y en mitad de la peor recesi¨®n econ¨®mica que ha visto en d¨¦cadas. Lula lleva meses insistiendo en que un viejo lobo como ¨¦l podr¨¢ enderezar el curso de Brasil por medio de t¨¢cticas usadas en el pasado. Moro es el favorito de quienes no olvidan que Lula hizo bien, s¨ª, pero a base de fomentar la cultura de la corrupci¨®n.