El triunfo de Macron acelera la descomposici¨®n del sistema de partidos franc¨¦s
A la implosi¨®n del Partido Socialista, se suman las divisiones en Los Republicanos y el Frente Nacional
Hace tres d¨ªas que fue elegido presidente, y no asumir¨¢ el cargo hasta el domingo, pero Emmanuel Macron ya ha puesto patas arriba al viejo sistema de partidos en Francia. El Partido Socialista acelera su carrera a la autodestrucci¨®n. Los Republicanos intentan contener la fuga de algunos de sus l¨ªderes tentados de unirse a las filas de Macron. Y el Frente Nacional, versi¨®n francesa del nacional-populismo que avanza en otros pa¨ªses desarrollados, exhibe sus divisiones profundas y afronta una posible refundaci¨®n. En el centro del tablero, Macron ejerce de maestro de ceremonias de la gran reconfiguraci¨®n.
Macron intuy¨® pronto que la izquierda socialista y la derecha de origen gaullista ¡ªlos pilares de la V Rep¨²blica¡ª formaban parte del viejo orden. Vio que hab¨ªa espacio en Francia para un pol¨ªtico nuevo como ¨¦l, sin partido, con una experiencia exigua, y sin reclamarse ni de la izquierda ni de la derecha. Situado en un centro del tablero, pod¨ªa hacer la s¨ªntesis de programas de izquierdas y de derechas, una especie de self-service?ideol¨®gico reforzado por la capacidad de atraer a votantes de ambos campos, los ¡°dos tercios de franceses¡± de esp¨ªritu reformista de los que hablaba hace tres d¨¦cadas el presidente Val¨¦ry Giscard D¡¯Estaing.
La primera demostraci¨®n del acierto de esta visi¨®n fue su victoria en las elecciones presidenciales del domingo ante la l¨ªder del FN, Marine Le Pen, que, como Macron, se presentaba como una pol¨ªtica ni de izquierdas ni de derechas. Derrotados los grandes partidos en las urnas, llega la siguiente etapa, que puede llevar a su desaparici¨®n. La recomposici¨®n definitiva del paisaje no ocurrir¨¢ hasta las legislativas del 11 y el 18 de junio. El nuevo presidente buscar¨¢ una mayor¨ªa que ahora, con cero diputados para su partido, La Rep¨²blica en marcha, no tiene. ?l cree que el acostumbrado reparto del poder entre socialistas y republicanos es un freno a las reformas. Cree obsoleta la divisi¨®n izquierda/derecha: la nueva divisoria es, en su opini¨®n, entre progresistas (de izquierdas, de derechas y de centro) y conservadores (de izquierdas, de derechas y de centro).
Macron ha actuado desde su victoria el domingo como un agente qu¨ªmico que ha acelerado la descomposici¨®n del viejo orden. El caso m¨¢s sangrante es el del PS, su familia pol¨ªtica original (fue ministro de Econom¨ªa independiente en un Gobierno socialista, y pol¨ªticamente se crio con el presidente Hollande). El martes, los socialistas vieron como uno de sus l¨ªderes, el ex primer ministro Manuel Valls, dec¨ªa que se presentar¨ªa por La Rep¨²blica en marcha en su feudo de Evry, en las afueras de Par¨ªs. El mi¨¦rcoles, fue el turno de Beno?t Hamon, l¨ªder del ala izquierda y candidato a la presidencia derrotado en la primera vuelta de las elecciones, el 23 de abril. Hamon dio un paso m¨¢s hacia la destrucci¨®n del PS al anunciar la creaci¨®n de un movimiento ¡°transpartidista¡± de izquierdas, una nueva fuerza que superar¨ªa las viejas rigideces de los partidos.
Los socialistas se desgarran por la derecha (Valls) y por la izquierda (Hamon). La impronta de Macron se nota incluso en sus adversarios. El movimiento que quiere fundar Hamon, m¨¢s all¨¢ de los partidos, tiene un aire macroniano. Todo se reconfigura, y el problema para pol¨ªticos como Valls es que son considerados como figuras del pasado. Varios colaboradores de Macron le han cerrado la puerta a ser candidato, como ¨¦l desea, por La Rep¨²blica en marcha. El presidente electo tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.
Los Republicanos aguantan mejor el efecto Macron, pero aparecen fisuras. El ala m¨¢s conservadora defiende una oposici¨®n frontal al presidente, o una cohabitaci¨®n si ganan por mayor¨ªa absoluta en las legislativas y obtienen as¨ª el derecho a nombrar el primer ministro despu¨¦s, Otro grupo, como el diputado Bruno Le Maire o, con m¨¢s cautela, los ex primeros ministros Alain Jupp¨¦ y Jean-Pierre Raffarin, tiende la mano al nuevo presidente para aplicar un programa econ¨®mico y europeo que, en gran parte, coincide con el del ala m¨¢s centrista de Los Republicanos.
Ni el Frente Nacional escapa al impacto de la victoria de Macron. La retirada de Marion Mar¨¦chal-Le Pen, sobrina de Marine y nieta de Jean-Marie, el patriarca del clan y de la ultraderecha francesa, expone la lucha interna entre dos corrientes. La marinista, que propugna la transformaci¨®n del FN en un partido transversal con un mensaje soberanista, antieurope¨ªsta y antiglobalizaci¨®n, y la marionista que aboga por mantener el anclaje del partido en la derecha dura y tradicional. El FN quer¨ªa subirse a la ola de nuevo populismo antisistema que en noviembre llev¨® a Donald Trump a la presidencia de EE UU. Pero, como el PS y Los Republicanos, tambi¨¦n pertenece al viejo orden que Macron intenta dinamitar.
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