El Supremo de Italia confirma 16 a?os de c¨¢rcel para el capit¨¢n del ¡®Costa Concordia¡¯
Francesco Schettino, que hasta ahora hab¨ªa permanecido en libertad, ingresar¨¢ en prisi¨®n
Francesco Schettino, el capit¨¢n del crucero Costa Concordia que provoc¨® su naufragio en enero de 2012 y huy¨® de la nave sin esperar al resto de pasajeros, entrar¨¢ en la c¨¢rcel. El largo proceso ha llegado a su fin y el Tribunal Supremo italiano ha confirmado la pena de 16 a?os de c¨¢rcel. La tragedia, causada por una negligente maniobra del m¨¢ximo responsable de la embarcaci¨®n, termin¨® con la muerte de 32 personas. La defensa hab¨ªa recurrido al alto tribunal con la esperanza de que se rebajase la petici¨®n, sin embargo, Schettino, que hasta ahora hab¨ªa permanecido en libertad, deber¨¢ entrar en la c¨¢rcel inmediatamente. De hecho, en el momento de recibir la noticia se encontraba ya cerca del centro penitenciario de Rebibbia, en Roma.
De este modo se cierra una historia que comenz¨® la noche del 13 de enero de 2012 y que conmocion¨® a Italia. No solo por el alcance de la tragedia, sino por los rasgos pat¨¦ticamente caricaturescos de su protagonista. Esa noche, un error humano provocado por Schettino -apodado ya para siempre el capit¨¢n cobarde- condujo la nave, un crucero de 114.500 toneladas y 293 metros de longitud, contra un escollo despu¨¦s de haber cambiado la ruta para contentar a uno de los tripulantes acerc¨¢ndose a una isla. El barco transportaba a 4.000 personas y la frivolidad de su capit¨¢n cost¨® la vida a 32 de ellas, provoc¨® 64 heridos y millones de euros en indemnizaciones. Los restos del barco quedaron varados durante m¨¢s de dos a?os ante la isla de Giglio.
Schettino ya fue condenado el 11 de febrero de 2015 16 a?os por los delitos de homicidio colposo, abandono de la nave y por no informar en el momento adecuado a las autoridades porturarias de que hab¨ªa chocado contra una escollera. ?l siempre defendi¨® que, en realidad, no quiso abandonar la nave voluntariamente. De hecho, lleg¨® a escribir un libro -Le verit¨¢ sommerse (Las verdades sumergidas)- defendiendo su versi¨®n, que ha ido cambiando varias veces sin lograr explicar c¨®mo se puso a salvo a s¨ª mismo mientras cientos de personas trataban todav¨ªa de salir del barco.
En la audiencia de hoy, sus abogados han vuelto a intentar distribuir la culpa del suceso se?alando que su cliente quiso acercarse hasta la isla del Giglio para contentar al jefe de camareros, Antonio Tievoli, que ya se lo hab¨ªa pedido en otras ocasiones. Aquella noche, seg¨²n la defensa, el encargado del restaurante reserv¨® una mesa con vistas y volvi¨® a insistir. Esta vez, el Schettino lo vio m¨¢s claro que en anteriores ocasiones, pero se acerc¨® demasiado. ¡°Cuando vio la espuma de la escollera dio ¨®rdenes al timonel en las que volvi¨® a producirse un error¡±, ha se?alado la defensa. Adem¨¢s, sus abogados alegaban que ninguno de los oficiales indic¨® al capit¨¢n el punto donde se encontraba la nave.
La realidad es que Schettino fue visto a las 21.05 de aquel d¨ªa cenando con una mujer de 25 a?os -antigua bailarina del crucero que, adem¨¢s, no hab¨ªa pagado billete en aquella ocasi¨®n- en el mejor restaurante del barco. ¡°Hab¨ªa una botella de vino tinto sobre la mesa y, a cada poco, serv¨ªa a la muchacha y se serv¨ªa ¨¦l¡±, cont¨® un pasajero. A las 21.30, acompa?ados del famoso ma?tre, subieron al puente de mando para ejecutar la maniobra, que se conoc¨ªa como el saludo y que Schettino ya hab¨ªa rechazado hacer en anteriores ocasiones, se supone que por considerarla arriesgada.
Lo peor fue que, tras colisionar, el capit¨¢n no dio parte a las autoridades en ese mismo momento y retras¨® la decisi¨®n algo m¨¢s de una hora, agravando la situaci¨®n. Cuando se confirm¨® lo que iba a suceder, Schettino abandon¨® la nave. Tambi¨¦n qued¨® registrada para la historia la frase del comandante Gregorio de Falco, que desde la Capitan¨ªa de Livorno intentaba que el "capit¨¢n cobarde" regresara a bordo: ¡°?Schettino, suba al barco, cojones!¡±,
El caso del Costa Concordia conmocion¨® a todo el pa¨ªs. Schettino encarnaba la met¨¢fora del cobarde perfecto y del incompetente que, por llevar a cabo su en¨¦sima fanfarroner¨ªa, se lleva por delante la vida de quienes le rodean. El fiscal Stefano Pizza pidi¨® entonces 26 a?os de prisi¨®n y lanz¨® una cruel y certera definici¨®n del personaje: ¡°Ha sumado la figura del incauto optimista y la de h¨¢bil idiota para dar como resultado la del incauto idiota. ?Que Dios tenga piedad de Schettino, porque nosotros no podemos tener ninguna!¡±.
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