Qu¨¦ llevar¨¢ al desenlace
Cu¨¢ntas jornadas m¨¢s de sufrimiento, sangre y hero¨ªsmo callejero deber¨¢n pasar los venezolanos
En Venezuela los enfrentamientos se enardecen mientras, paulatina pero sostenidamente, la oposici¨®n democr¨¢tica alcanza la resistencia y tenacidad que no logr¨® en el pasado y su conquista de la calle se hace cada vez m¨¢s notoria. La situaci¨®n parece aproximarse al desenlace, aunque sea dif¨ªcil prever a estas alturas cu¨¢n largo ser¨¢.
La estrategia de los movimientos de rebeli¨®n no violenta est¨¢ predicada en la capacidad de absorber sufrimiento y convertirlo en un motor de acci¨®n y movilizaci¨®n social crecientes. No es martirologio sino activismo en continua intensificaci¨®n. La experiencia hist¨®rica muestra que la estrategia de no violencia no impide brotes, a veces muy vivos, de violencia t¨¢ctica. En t¨¦rminos generales, sin embargo, el desenlace del conflicto suele saldarse con un n¨²mero de v¨ªctimas muchas veces menor que el que ocurre con revoluciones violentas¡ Aunque hay excepciones.
Pese a su fuerza sem¨¢ntica, los c¨®cteles puputov no enfrentan eficazmente las balas
Dicho lo cual, pese a su fuerza sem¨¢ntica, los c¨®cteles puputov no enfrentan eficazmente las balas aunque impregnen los escenarios represivos. Entonces, ?cu¨¢ntas jornadas m¨¢s de sufrimiento y sangre, de hero¨ªsmo callejero, de gases lacrim¨®genos, olor a p¨®lvora y hedor a mierda habr¨¢ de sufrir el pueblo venezolano antes de conquistar la democracia e iniciar su incierto camino? No creo que nadie pueda calcularlo con precisi¨®n, pero probablemente la victoria se lograr¨¢ cuando se resquebraje la voluntad de resistir del Gobierno opresor.
El a?o 2000 vivimos en el Per¨² una circunstancia grosso modo parecida a la que hoy sufren los venezolanos. Hubo mucho en com¨²n entre el fujimorismo y el chavismo. Pese a pintarse el uno de derechas y el otro de izquierdas, colaboraron entre s¨ª. Fujimori (y Montesinos, el poder detr¨¢s del trono) asilaron y protegieron inmediatamente a militares golpistas venezolanos antes del triunfo de Ch¨¢vez, unidos por su vocaci¨®n autoritaria, y por su estrategia com¨²n de convertir a la Fuerza Armada en el real partido pol¨ªtico del Gobierno. En el caso del fujimorato hubo una caracter¨ªstica adicional: el papel desproporcionadamente importante que jug¨® el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) en el manejo pol¨ªtico de los militares, el Estado y la sociedad en general, bajo la direcci¨®n vertical de Montesinos, el Svengali de Fujimori.
La desproporci¨®n de fuerzas de la oposici¨®n democr¨¢tica el 2000 frente a la dictadura fujimorista era abrumadora. Controlaban todos los poderes del Estado, sin excepci¨®n: a los empresarios nacionales, las corporaciones extranjeras, los medios de comunicaci¨®n (salvo pocas, preclaras excepciones). Montesinos era el mayor editor de medios en la historia del pa¨ªs y ten¨ªa adem¨¢s el manejo directo de un conjunto de tabloides de ataque, que eran los cotidianos c¨®cteles puputov de la dictadura. La oposici¨®n democr¨¢tica estaba profundamente infiltrada por el SIN (tanto que un gran n¨²mero de los parlamentarios elegidos por ella se pas¨® al fujimorismo antes siquiera de juramentar el cargo).
Esa era la situaci¨®n en mayo del 2000. Sin embargo, a fin de a?o el fujimorato hab¨ªa ca¨ªdo y una nueva democracia reg¨ªa, plena de esperanzas, el pa¨ªs. ?C¨®mo se logr¨®? Las respuestas son, sin duda, complejas y discutibles. Pero aqu¨ª mencionar¨¦ algunos de los elementos, en mi opini¨®n, decisivos en el desenlace y que, creo, son parcial o totalmente utilizables en Venezuela.
La conquista de las calles, en todo el pa¨ªs. No solo llenamos las plazas de ciudades grandes y pueblos peque?os sino que, paulatinamente, sacamos al fujimorismo de ellas. En junio-julio de ese a?o, las contramanifestaciones constri?eron a Fujimori a discursos y baile bajo techo.
Romper el bloqueo informativo. No hab¨ªa entonces redes sociales. Utilizamos cadenas radiales alternativas, radios comunitarias, Internet (ya entonces) y el poder de la calle.
Liderazgo y unidad opositora. Toledo (s¨ª, pese a la indeleble verg¨¹enza de hoy) fue un l¨ªder que convoc¨® el entusiasmo y fervor colectivos y que a la vez se estableci¨® como un respetuoso primus inter pares con los dem¨¢s movimientos de oposici¨®n que se alinearon con ¨¦l.
Eficaz inteligencia contra la dictadura. Pese a ser ese un Gobierno de esp¨ªas, logramos tener una informaci¨®n buena sobre lo que se hac¨ªa y complotaba en el Gobierno, as¨ª como de sus resquebrajamientos internos.
Conflictos internos de la dictadura: Para enfrentar nuestro movimiento imper¨® la l¨ªnea dura del Gobierno, dirigida por Montesinos, que intimid¨® y acall¨® a quienes quer¨ªan negociar. No solo eso, Montesinos (cuyo proyecto de Gobierno era de por lo menos tres d¨¦cadas), conspir¨® para derrocar a Fujimori cuando lo sinti¨® vacilar.
Revelaci¨®n de fulminante informaci¨®n condenatoria contra la dictadura. Los primeros ¡°vladivideos¡± filtrados revelaron lo que se sospechaba sobre la profunda corrupci¨®n del r¨¦gimen, pero con la fuerza y contundencia de una evidencia irrefutable. A partir de ah¨ª, todo fue cuesta abajo para el fujimorato.
?Qu¨¦ puede pasar en Venezuela en los pr¨®ximos meses? Si se ampl¨ªa la conquista de la calle y de los barrios; si la oposici¨®n logra una mejor unidad funcional; si establece contactos discretos con oficiales asqueados de reprimir; si mejora su capacidad de informaci¨®n sobre las pugnas y resquebrajamientos internos en el madurismo; entonces, las informaciones, apoyadas por evidencia contundente, de casos sostenidos de corrupci¨®n perpetrados por jerarcas de la dictadura venezolana, que muy probablemente emerjan a la luz p¨²blica dentro de las pr¨®ximas semanas, podr¨¢n tener el efecto catalizador de desenlace que tuvieron los ¡°vladivideos¡± en el Per¨². Ojal¨¢.
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