Que nos maten a todos
Javier: tu pluma no te salv¨® de los 13 balazos. Pero con ella escribiste la historia desde el infierno. Eres el m¨¢s grande
Querido Javier:
En vez de estar pisteando en el Guayabo, echando cura con el Zurdo, estamos en tu funeral. Los que te dispararon en la ma?ana son los mismos hijos de puta que llevan a?os asesin¨¢ndonos como si fu¨¦ramos zancudos: polic¨ªas, militares, funcionarios, narcos o pol¨ªticos. Pura gente que a diario comete cobard¨ªas. Sabe qu¨¦ n¨²mero de homicidio es el tuyo, pero si ya antes hab¨ªa dolor, hoy duele m¨¢s: es un pesar que se arrastra por el pecho como si fuera un gusano. Valiendo madre, carnal.
En vez de ir trepados en tu carro, serpenteando por las calles dementes y feroces de tu Culiac¨¢n; en vez estar comiendo tacos de asada en la Zapata y hablar del narcoestado que juega a la guerra y a las ejecuciones masivas; en vez de estar frente a estudiantes de comunicaci¨®n y so?ar junto con ellos que el periodismo nos salvar¨¢ del horror; en vez de que tus ocurrencias nos hagan re¨ªr hasta orinarnos; en vez de visitar al ?lmer Mendoza, ir por un menudo al mercado Ju¨¢rez o aparecernos por la redacci¨®n de Ri?odoce y hacer un recuento de nuestros miedos con el Ismael Boj¨®rquez y el Ricardo Bobadilla; en vez de todo eso, carnal, estamos llor¨¢ndote en la San Mart¨ªn para que te lleves algo de nosotros. Yo apenas regrese a casa voy a releerte. Seguir¨¢s doliendo, lo s¨¦, pero qu¨¦ le hago: los recuerdos y tus textos son lo que me queda de ti.
Javier: tu manada defe?a est¨¢ herida. La Daniela Rea te manda a decir que tu asesinato nos ha quebrado tanto a tantos, pero aun con el mundo en pedazos seguiremos reporteando a la bestia porque eso nos ense?aste. El Wilbert Torre dice que t¨², el mejor cronista in situ del narco, te has evaporado; qu¨¦ jodido que los grandes se vayan de una manera tan espantosa. La Marcela Turati dice que fuiste, eres y ser¨¢s el periodista m¨¢s valiente; generalmente habla mucho de ti, pero hoy est¨¢ despalabrada.
El Ra¨²l Linares dice que tu partida se lleva una parte de nuestros alientos. El Alonso Torres te agradece por espabilarnos con tus textos, sensibilizarnos e indignarnos ante esa barbarie de la que ya olvidamos cu¨¢l fue su principio, y no le vemos el final. El Ernesto N¨²?ez recuerda que siempre nos advertiste que el narco y el gobierno vienen del mismo vientre. El Diego Osorno est¨¢ furioso y propone un d¨ªa sin periodistas. La Neldi San cre¨ªa que eras inmortal. El Jon Gibler dice que no al silencio de tu muerte (y yo agregar¨ªa que para honrarte el gremio tan mezquino y desarticulado deber¨ªa unirse por una vez en su vida). Y el ?lex S¨¢nchez evoca lo que advert¨ªas siempre: si la condena por reportear el crimen era la muerte, entonces no te ibas a callar. Qu¨¦ g¨¹evos, carnal. Tuviste ese valor del que tanto hablaba Bola?o. Los perros rom¨¢nticos est¨¢n de luto.
Javier: tu pluma, blindaje 15, no te salv¨® de los 13 balazos. Pero con ella escribiste la historia desde el infierno. Gracias, carnal. Eres el m¨¢s grande: el Mohammed Al¨ª del periodismo en tiempos del narco. Por eso s¨¦ que Griselda, Tania, Frank, tu nieto y tu manada saldremos adelante: porque te llevamos dentro y nuestra lucha eres t¨².
"Y que nos maten a todos".
Alejandro Almaz¨¢n es un periodista mexicano, ganador del premio Garc¨ªa M¨¢rquez y autor de varios libros sobre el crimen organizado en M¨¦xico como Cartas de La Laguna
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