La intervenci¨®n en Siria, ausente de la campa?a a la presidencia de Ir¨¢n
Ni conservadores ni reformistas cuestionan el coste de una pol¨ªtica que est¨¢ en manos del l¨ªder supremo
La campa?a de las presidenciales en Ir¨¢n ha resultado de lo m¨¢s animada, e incluso acalorada por momentos. Sin embargo, en un pa¨ªs donde el juego pol¨ªtico es limitado, lo que se silencia es a menudo m¨¢s significativo que lo que se expone. Ausente del debate ha estado el coste, humano y financiero, de la intervenci¨®n iran¨ª en Siria, y en otros conflictos regionales. El silencio al respecto pone de relieve tanto los l¨ªmites al poder del presidente como las l¨ªneas rojas del sistema.
¡°El discurso de [Ebrahim] Rais¨ª ha sido apoyar la l¨ªnea oficial. En pol¨ªtica exterior, sobre todo en lo que concierne a las operaciones militares, el presidente no tiene mucho peso. Es competencia del l¨ªder supremo¡±, admite Hamidreza Taraghi, asesor y miembro de la campa?a del candidato conservador.
La l¨ªnea oficial dice que las fuerzas iran¨ªes est¨¢n en Siria combatiendo al Estado Isl¨¢mico (ISIS) y protegiendo los lugares sagrados chi¨ªes en ese pa¨ªs. Tambi¨¦n se ha reconocido la muerte de dos mil iran¨ªes ¡°defensores de los santuarios¡±, seg¨²n datos de la Fundaci¨®n de los M¨¢rtires.
¡°Quienes mueren all¨ª, lo hacen por la gloria de nuestro pa¨ªs. Ir¨¢n defiende all¨ª su seguridad. No s¨®lo estoy de acuerdo con nuestra presencia, sino que estar¨ªa dispuesto a ir¡±, asegura Majid Faraji, de 31 a?os, que trabaja en el Ministerio de Educaci¨®n, acaba de terminar un m¨¢ster en gesti¨®n de empresas y se declara votante de Rais¨ª.
Pero tampoco los partidarios del presidente Hasan Rohan¨ª se muestran especialmente cr¨ªticos. ¡°Es necesario desde el punto de vista pol¨ªtico, aunque no estoy de acuerdo con la forma. Deber¨ªa limitarse al env¨ªo de asesores militares, no convertirlo en una guerra santa¡±, se?ala Heshyar, estudiante de Comercio de 22 a?os.
Nadie habla del enorme coste que supone no s¨®lo la ayuda militar sino el sostenimiento del r¨¦gimen de Bachar el Asad, a pesar de que la campa?a electoral ha girado sobre la econom¨ªa. ¡°Si no lo gastan en Siria, lo gastar¨¢n en otro sitio. Esa es una partida que est¨¢ fuera de los presupuestos. El presidente no tiene ning¨²n control sobre ella¡±, desestima un profesional aut¨®nomo.
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Sin embargo, esa implicaci¨®n de Ir¨¢n, que las vecinas monarqu¨ªas ¨¢rabes (y sun¨ªes) perciben como un intento de establecer una ¡°media luna chi¨ª¡±, constituye el eje de la tensi¨®n regional y un obst¨¢culo para el objetivo declarado de Rohan¨ª de trabajar para levantar las sanciones que Washington a¨²n mantiene sobre Teher¨¢n. De hecho, c¨®mo limitar la influencia iran¨ª es uno de los principales asuntos de la visita a la zona que el presidente de EE UU, Donald Trump, inicia este viernes en Arabia Saud¨ª.
Aunque Trump no ha cumplido su amenaza de revisar el acuerdo nuclear, la forma en que aplique las sanciones unilaterales (que varios Ejecutivos europeos consideran ¡°subjetiva¡±) puede poner al futuro presidente contra las cuerdas. Algunos analistas iran¨ªes estiman que EE UU no va a aflojar la presi¨®n sobre Ir¨¢n mientras ¨¦ste siga inmiscuy¨¦ndose en los pa¨ªses ¨¢rabes, en especial en Siria.
¡°Eso cambiar¨¢ si los vecinos ven un nuevo liderazgo iran¨ª que no tiene entre sus intereses nacionales el mantenimiento a toda costa de El Asad¡±, defiende Morteza Alvir¨ª, un reformista que fue encarcelado tras las protestas electorales de 2009 y que ahora se presenta a las elecciones municipales por Teher¨¢n.
Al argumento de que los Guardianes de la Revoluci¨®n (Pasdar¨¢n), verdadero poder f¨¢ctico, no van a consentirlo, Alvir¨ª sugiere que ¡°todo depende del poder que tenga el presidente¡±. En su opini¨®n, si logra un respaldo lo suficientemente elevado, ¡°un 60 %-65 % y los grandes ayuntamientos¡±, tendr¨¢ un mandato s¨®lido para ¡°imponer el Estado de derecho y hacer cumplir la Constituci¨®n a todos, incluidos los Pasdar¨¢n¡±.
Admite que no ser¨¢ f¨¢cil y que no sabe cu¨¢nto tiempo costar¨¢. Pero ve en esa v¨ªa un camino para atraer a ese ¡°entre 25 % y 30 % del electorado que no vota¡±, convencido de que un 99 % de ellos lo har¨ªa por Rohan¨ª.
¡°El problema de los reformistas es que los votantes a los que quieren atraer est¨¢n hartos del sistema isl¨¢mico y del l¨ªder supremo, pero ellos siguen respetando esas l¨ªneas rojas para mantenerse dentro del juego¡±, se?ala un observador que ve complicada la salida a ese dilema.
Las otras elecciones
Al mismo tiempo que al presidente del Gobierno, los iran¨ªes eligen tambi¨¦n nuevos consejos municipales. Los miembros de estas juntas designan al alcalde (no necesariamente de entre los concejales elegidos) y determinan las prioridades de gasto, lo que les da un amplio margen de influencia en especial en las grandes ciudades donde los presupuestos son mayores.
Teher¨¢n, que alberga a una octava parte de los 80 millones de iran¨ªes, se ha convertido en una plataforma para la pol¨ªtica nacional. El controvertido Mahmud Ahmadineyad alcanz¨® la presidencia en 2005 tras haber cultivado una base electoral durante sus dos a?os como alcalde. Poco despu¨¦s le sustituy¨® uno de sus contrincantes en aquellos comicios, Mohammad Baqer Qalibaf, quien volvi¨® a concurrir a las presidenciales en 2013 y ahora se ha retirado en favor de Ebrahim Rais¨ª.
"Un Teher¨¢n sin Qalibaf", proclaman los j¨®venes que reparten octavillas con la lista de candidatos que, a falta de partidos pol¨ªticos, han elaborado los reformistas. Por encima de los 21 aspirantes, una foto del presidente Hasan Rohan¨ª y otra de Mohsen Hashem¨ª, hijo de Rafsanyan¨ª, el veterano pol¨ªtico fallecido el pasado enero y a cuyo apoyo se debe la vuelta a la pol¨ªtica de los reformistas. En 2005, Hashem¨ª perdi¨® la alcald¨ªa frente a Qalibaf por el voto de un concejal que cambi¨® de bando. Ahora aspira a desbancar al hombre que m¨¢s a?os ha estado al frente de la capital.
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