Los iran¨ªes vuelven a hacer colas para elegir a un nuevo presidente
La participaci¨®n es clave para que el moderado Rohan¨ª gane al ultra Rais¨ª en la primera vuelta
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Reformistas o conservadores, los iran¨ªes han votado en las elecciones presidenciales de este viernes pensando en la imagen de su pa¨ªs. Los primeros sienten que el presidente Hasan Rohan¨ª les ha devuelto el orgullo de ser iran¨ªes al reintegrarles en la comunidad internacional e iniciar un t¨ªmido proceso de apertura, que desean complete en un segundo mandato. Para los segundos, apoyar a Ebrahim Rais¨ª significa ¡°recuperar la gloria de Ir¨¢n¡±, que creen rendida a Occidente en las negociaciones. La alta participaci¨®n y la denuncia de ¡°infracciones¡± de la campa?a de Rais¨ª hacen pensar que el presidente haya logrado la reelecci¨®n, aunque los resultados no se conocer¨¢n hasta ma?ana.
¡°Durante el mandato de [Mahmud] Ahmadineyad nos daba verg¨¹enza decir que era nuestro presidente. Rohan¨ª ha cambiado esa situaci¨®n¡±, resume a EL PA?S el popular cineasta y escritor Kiumars Pourahmad, tras depositar su voto en el colegio electoral de la huseiniya Ershad. ¡°Al igual que Ahmadineyad, Rais¨ª quiere convertirnos en un pa¨ªs de mendigos con sus promesas de subsidios mientras nos roban por otro lado¡±, a?ade. Un enjambre de admiradores asiente a sus palabras. Aunque tambi¨¦n algunos le susurran que no diga que pasaban verg¨¹enza porque da mala imagen del pa¨ªs.
Ese asunto, la imagen del pa¨ªs, trae de cabeza a los iran¨ªes, un pueblo orgulloso y nacionalista hasta el chovinismo, que ha sentido como una afronta su marginaci¨®n internacional tras la revoluci¨®n de 1979. Desde entonces vive tambi¨¦n dividido entre quienes piensan que salir del aislamiento bien merece algunas concesiones y quienes esperan que el mundo les pida perd¨®n por no haber aceptado la Rep¨²blica Isl¨¢mica, haber apoyado a Sadam Husein en su guerra contra Ir¨¢n (1980-1988) o haber frenado sus aspiraciones nucleares. La divisoria tiene que ver con la generaci¨®n, la educaci¨®n, si se reside en el campo o la ciudad, pero sobre todo con intereses creados a los que quienes tienen las riendas del poder no quieren renunciar.
¡°Lo que necesitamos es que [el nuevo presidente] trabaje por un punto de vista com¨²n que nos permita mejorar el pa¨ªs y dejar atr¨¢s las diferencias¡±, se?ala Mahsa, una joven de 25 a?os, licenciada en tecnolog¨ªa de la informaci¨®n, que vota en un barrio obrero y religioso del sureste de Teher¨¢n.
El deseo de que superar las diferencias va m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica y alcanza a la igualdad ante la ley. De ah¨ª que entre las minor¨ªas, el discurso conciliador de Rohan¨ª tenga mayor eco. ¡°No se trata s¨®lo de que mejore la econom¨ªa, que es importante, sino de que haya m¨¢s libertad social, que no haya diferencias entre las etnias o discriminaci¨®n sexual¡±, defienden Human Hasanpur, Said Fazlali y Ali Purgosal, tres universitarios que proceden de las provincias de Lurist¨¢n, Ghazvin y Azerbaiy¨¢n, respectivamente, pero comparten residencia en Teher¨¢n.
¡°Somos un pa¨ªs con una civilizaci¨®n y una historia antiguas. Queremos ser parte del mundo, no estar contra el mundo¡±, apunta por su parte Ruzbeh Irani, un periodista de 41 a?os que tambi¨¦n hace cola para votar.
¡°Estamos aqu¨ª por el l¨ªder¡±, es una respuesta que se repite en los barrios obreros del sureste de la capital. Son pocos quienes dicen abiertamente que van a votar por Rais¨ª, pero la referencia al l¨ªder supremo es un signo de sus preferencias. Aunque en p¨²blico, el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª se ha mantenido la neutralidad formal respecto a los candidatos, sus cr¨ªticas al Gobierno de Rohan¨ª y su cercan¨ªa ideol¨®gica y personal hacia el conservador, ha convencido de su apoyo a ¨¦ste a los iran¨ªes de ambos bandos.
Por deseo de decidir el futuro de su pa¨ªs, por temor a una vuelta al pasado o por deber religioso, la asistencia a las urnas ha vuelto a ser una vez m¨¢s elevada. Poco antes de las 20.00 horas (dos horas y media menos en la Espa?a peninsular), fuentes electorales citadas por medios locales aseguraban que ya hab¨ªan votado 30 millones de iran¨ªes, de un censo de 56,4 millones y las autoridades volvieron a retrasar dos horas el cierre de los colegios electorales, hasta las diez de la noche.
Estas extensiones del tiempo de votaci¨®n son habituales en Ir¨¢n y la participaci¨®n tambi¨¦n suele ser alta; ronda el 65 % de media. En el caso de las presidenciales, en 1997 cuando fue elegido el reformista Mohamed Jatam¨ª alcanz¨® el 80 %, una cifra s¨®lo superada por el controvertido 85,22 % que se registr¨® en 2009, cuando result¨® reelegido Ahmadineyad. En 2001 (reelecci¨®n de Jatam¨ª) y en 2013 (Rohan¨ª) voto en torno al 72,5 % del electorado.
La jornada transcurri¨® sin incidentes notables hasta que los conservadores denunciaron ¡°delitos electorales¡±. En una carta a la Comisi¨®n Electoral, Ali Nikzad, jefe de campa?a de Rais¨ª, asegura que ¡°hay tantas infracciones que no se pueden mencionar todas¡± y pide su intervenci¨®n. Entre las quejas, que se ha escrito incorrectamente el nombre de su candidato en las listas de los colegios electorales (los iran¨ªes tienen que escribirlo a mano en la papeleta) y, sobre todo, actos de propaganda de simpatizantes y responsables del Gobierno a favor de Rohan¨ª, algo que est¨¢ prohibido por la ley.
La pataleta conservadora ha sido interpretada por los analistas como un indicio de que Rohan¨ª va en cabeza. En Ir¨¢n no est¨¢n permitidos los sondeos a pie de urna, pero los candidatos disponen de representantes en los colegios electorales y pueden calibrar la orientaci¨®n del voto. En cualquier caso, los analistas esperan un resultado ajustado.
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