¡°En M¨¦xico es m¨¢s peligroso investigar un asesinato que cometerlo¡±
El periodista John Gibler presenta en Espa?a su libro 'Fue el Estado', sobre la matanza de Iguala
John Gibler (Texas, 1973) coge el tel¨¦fono en la Librer¨ªa Libre de Santander, donde presenta su libro Fue el Estado (Pepitas de Calabaza, 2016), sobre la matanza de Iguala. Gibler vive en DF y trabaja en M¨¦xico: es, a todos los efectos, un periodista mexicano. En 2012 escribi¨® Morir en M¨¦xico, un libro en el que escribe sobre los reporteros que se juegan la vida en el pa¨ªs. Uno de los protagonistas de ese libro, amigo suyo, muri¨® asesinado el lunes en su ciudad, Culiac¨¢n.
Pregunta.??Cu¨¢ndo vio por ¨²ltima vez a Javier Valdez?
Respuesta.?En febrero grab¨¦ con ¨¦l un programa de Al Jazeera. Conversamos mucho, pasamos dos d¨ªas juntos. Estaba preocupado, pero ¨¦l era un hombre tan generoso, tan chistoso, tan vivo. Llevaba el peso: cargaba el dolor de los a?os, de los muertos. Y quiz¨¢ tambi¨¦n sent¨ªa otro peso: el de estar fuera del Distrito Federal. En M¨¦xico el centro de atenci¨®n siempre es el DF, y los reporteros que m¨¢s se juegan son los que viven en los Estados. ?l amaba Culiac¨¢n y nunca dijo nada de irse, pero sent¨ªa el dolor de ver c¨®mo la maquinaria de violencia e impunidad se hac¨ªa con la sociedad. Quer¨ªa retratar la muerte en vida, el miedo, el terror que provoca la violencia sin castigo.
P.?El 90% de delitos contra periodistas y medios no se resuelve. Un periodista vive sabiendo que si le matan, al asesino no le va a ocurrir nada.
R.?En M¨¦xico es infinitamente m¨¢s peligroso investigar un asesinato que cometerlo. Publicar una nota sobre un asesinato que cometerlo. Hay m¨¢s libertad de expresi¨®n para los asesinos que para los periodistas. Despu¨¦s de matar a Miroslava Breach [periodista asesinada delante de su casa en Chihuahua en marzo], su asesino sigui¨® caminando por la calle tan tranquilo con un cartel debajo del brazo que era el supuesto narcomensaje.
P. Supuesto.
R.?No sabemos qui¨¦n era ese se?or. No sabemos qui¨¦n orden¨® ese asesinato. Hay que tener cuidado para no caer en la trampa de distinguir entre narco y Estado. ?se es el gran mito. Porque justamente los reporteros que m¨¢s est¨¢n asesinando son los que investigan los puntos de fusi¨®n entre el Estado y el crimen organizado. ?se es el periodismo m¨¢s peligroso en M¨¦xico.
P.?Se sigue haciendo.
R.?Lo realmente incre¨ªble es que haya tantas reporteras y reporteros mexicanos que se arriesgan, que no se entregan. En R¨ªoDoce [peri¨®dico de Javier Valdez] no est¨¢ la idea de que te vayan a matar por dar el nombre de alg¨²n narco o publicar por d¨®nde reciben el cargamento de las drogas. ?No! R¨ªoDoce se ha caracterizado por investigar la participaci¨®n de oficiales en la protecci¨®n de la industria. ?sa es la zona m¨¢s sensible y la m¨¢s urgente de investigar.
P.?La investigaci¨®n de la matanza de Iguala, los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, llega al presidente Pe?a Nieto.
R.?Ocurri¨® meses despu¨¦s de publicar mi libro. Se toc¨® la Presidencia. La Procurador¨ªa General de la Rep¨²blica lleva dos a?os y siete meses intentando a trav¨¦s de la tortura y la mentira, con la siembra de evidencias falsas, imponer una versi¨®n absurda de ese crimen. Ha sido una versi¨®n rigurosamente desmantelada por investigaciones independendientes. Y cuando se revelan las acciones del supuesto principal investigador, Tom¨¢s Zer¨®n de Lucio¡
P.??Qu¨¦ acciones?
R.?Por ejemplo. El 28 de octubre de 2014 llev¨® ilegalmente a un detenido a un lugar, el r¨ªo de San Juan, cerca de Cocula, para hacer supuestamente una inspecci¨®n. No dej¨® constancia en el expediente de nada: no hay ni documento ni oficio del d¨ªa 28 de octubre. Y fot¨®grafos mexicanos lo grabaron se?alando bolsas de pl¨¢stico en las que supuestamente hay cenizas humanas, y un perito se lleva la mano a la bolsa y lo va mojando en el r¨ªo¡ Algo totalmente descabellado. Y nada de eso se qued¨® en el expediente; fue un ensayo del supuesto hallazgo con restos humanos, del teatro que vendr¨ªa despu¨¦s. Y cuando se descubre esto, el presidente de la Rep¨²blica lo nombra consejero nacional de Seguridad. No es que lo proteja, es que lo asciende.
P.??Hay un porqu¨¦ al crimen?
R.??T¨² por qu¨¦ quisiste ser escritor, por qu¨¦ escribes libros y escribes cr¨®nicas? Ah, compa, por esto y por esto. Pero el problema de Ayotzinapa?es otro. No sabemos a qui¨¦n hacerle esa pregunta. El Estado encubre y protege a quienes realizaron esos hechos. No sabemos qui¨¦n dio la orden a todos esos polic¨ªas y al Ej¨¦rcito mexicano para que torturaran, mutilaran, mataran y desaparecieran a toda esa gente. Lo que los periodistas podemos hacer es investigar el qu¨¦: qu¨¦ sucedi¨®. Hagamos un an¨¢lisis y una documentaci¨®n a base de los hechos. Y lo que sabemos hoy es que no hubo ninguna confusi¨®n, como se dijo [se inform¨® de que polic¨ªa corrupta los entreg¨® a un grupo narco que equivoc¨® a los estudiantes con un grupo rival], sino un operativo de Estado.
P.??Usted por qu¨¦ acaba en M¨¦xico?
R.?Yo volv¨ª a M¨¦xico en 2006 para cubrir como reportero la campa?a del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional. Yo fui a escribir, a escuchar y a contar movimientos de abajo, de campesinos, de lucha; movimientos hermosos, creativos. Yo no fui a M¨¦xico a contar el horror. Eso vino despu¨¦s. En los ¨²ltimos 10 a?os yo y muchos tuvimos que escribir del horror porque lo ¨²ltimo que pod¨ªamos hacer era cerrar los ojos y callar. Y en ese trabajo Javier Valdez fue un maestro. Comparti¨® con nosotros sus ideas, sus estrategias, sus ganas.
P.??Se puede trabajar sin miedo?
R.?Sentimos miedo. Lo que no puedes hacer es rendirte a ese miedo. Yo en Iguala tuve un miedo muy fuerte. Y lo que hice fue seguir. Y llegar a Cocula, aunque nos siguiesen tipos en camionetas con las ventanas polarizadas.
P.?Tener presente la amenaza.
R.?La primera vez que vi a Javier Valdez yo le pregunt¨¦ si le hab¨ªan amenazado. ?l me dijo: ¡°Compa, aqu¨ª no hace falta que te lo digan¡±. Vivir aqu¨ª, reportear aqu¨ª, llevar a tus ni?os a la escuela aqu¨ª, en un lugar en el que si te matan no pasa nada, es ya de por s¨ª una amenaza. A m¨ª me lo preguntan siempre: ¡°?Te han amenazado?¡±. En las presentaciones que he hecho en Espa?a, siempre. Y siempre cuento la respuesta de Javier, y a esas horas en Bilbao, ocho y media o nueve, cuando lo estaba citando, lo estaban matando a ¨¦l en Culiac¨¢n. ¡°Compa, aqu¨ª no hace falta que te lo digan¡±. Y lo estaban matando a ¨¦l.
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