China comparte material gen¨¦tico de la soja con Uruguay para asegurar su alimentaci¨®n
El gigante asi¨¢tico comparte con el pa¨ªs latinoamericano material gen¨¦tico de cinco variedades de soja no transg¨¦nica dedicada al consumo humano, un mercado hasta ahora vedado a los pa¨ªses productores
China ha dado un enorme paso al compartir con Uruguay material gen¨¦tico de cinco variedades de soja no transg¨¦nica dedicada al consumo humano, abriendo un mercado hasta ahora vedado a los pa¨ªses productores, ya que las enormes exportaciones de soja que viajan hasta los puertos chinos tienen como objetivo exclusivo la alimentaci¨®n animal y la fabricaci¨®n de aceites. El germoplasma procedente de la Academia de las Ciencias de China corresponde a cinco variedades adaptadas a la fabricaci¨®n de productos como tofu y que, adem¨¢s de no ser transg¨¦nicas, tienen mayor valor proteico adem¨¢s de tama?o y forma diferentes.
Son cinco paquetes de semillas de unos 200 gramos, embolsados y trasladados por avi¨®n por ingenieros agr¨®nomos uruguayos, en realidad un enorme tesoro procedente del pa¨ªs donde se origina toda la especie y est¨¢n sus mejores variedades. Si los cient¨ªficos logran implantarlas con ¨¦xito en los campos uruguayos, se abrir¨ªa un nuevo mercado, mucho m¨¢s rentable que el de la soja para animales, y la posibilidad de transformar las plantas en un producto manufacturado.
"Para nosotros es hist¨®rico porque hay una gran asimetr¨ªa entre un pa¨ªs peque?o como Uruguay y un gigante como China. Aqu¨ª hay un terreno de verdadera investigaci¨®n conjunta que va en la l¨ªnea de lo que busca Uruguay: salir de la exportaci¨®n de materias primas para avanzar hacia un mercado con agregado de valor ligado a la industria de los alimentos", explica ?lvaro Roel, presidente del Instituto Nacional de Investigaci¨®n Agropecuaria (INIA) de Uruguay.
Para China es un nuevo avance en su pol¨ªtica de seguridad alimentaria. El Gobierno de Pek¨ªn est¨¢ confrontado al crecimiento de su poblaci¨®n y de la clase media, que pide un aumento de la porci¨®n de prote¨ªnas en su dieta, un suministro que el vasto territorio chino no puede proveer, obligando a buscar aprovisionamiento en el extranjero.
Las variedades transg¨¦nicas son admitidas para el ganado, pero el consumidor final es mucho m¨¢s exigente y la reglamentaci¨®n excluye los organismos modificados del consumo humano.
"El consumidor chino ha puesto sus reglas, en cierto modo al igual que sucedi¨® en Europa, el consumidor no quiso lo transg¨¦nico y la legislaci¨®n se adapt¨® a eso", afirma Nicol¨¢s Guti¨¦rrez, uno de los coordinadores del proyecto dentro del INIA.
El importador chino se ha convertido en un demandante de calidad, busca trazabilidad e impone fuertes reglamentaciones sanitarias.
Durante los pr¨®ximos tres a?os, dos equipos cient¨ªficos trabajar¨¢n en Montevideo y Pek¨ªn para lograr que el material gen¨¦tico se convierta en cosechas. Si todo sale bien, en cinco a?os Uruguay podr¨ªa tener sus primeros cultivos para consumo humano.
Vivero de recursos
"Visualizamos un pa¨ªs que cada vez tiene recursos m¨¢s finitos, que cada vez tiene menos tierras. Y por decisiones pol¨ªticas, Uruguay est¨¢ llamado a responder a parte de estas necesidades", asegura Roel, presidente del INIA.
El Gobierno de Pek¨ªn ha elegido a Uruguay como una de sus plataformas de desarrollo hacia Latinoam¨¦rica. El pa¨ªs rioplatense tiene como principal cliente al gigante asi¨¢tico, del que depende un ciclo de m¨¢s de diez a?os de bonanza econ¨®mica. Uruguay vende principalmente soja y carne, este ¨²ltimo producto, destinado al consumo de alta calidad.
En el 2016 ambos pa¨ªses firmaron una bater¨ªa de acuerdos que deber¨ªan llevar a la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC), que seg¨²n los uruguayos, podr¨ªa estar listo en el 2018.
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