Golpe a un pacto clim¨¢tico que ya era insuficiente

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Los esfuerzos presentados de manera voluntaria por cada uno de los casi 200 pa¨ªses firmantes ¡ªcerca de 150 ya lo han ratificado¡ª no eran suficientes para cumplir la meta del Acuerdo de Par¨ªs: impedir que el aumento medio de la temperatura del planeta supere un nivel de entre 1,5 y 2 grados a final de siglo respecto a los niveles preindustriales. La humanidad ya se ha comido la mitad de ese margen: en 2016 ese incremento ya estaba en m¨¢s de un grado cent¨ªgrado con respecto a finales del XIX. Y, como no bastaban los planes de recortes de gases de efecto invernadero que cada pa¨ªs present¨®, el propio acuerdo incluye que esos objetivos deben revisarse al alza peri¨®dicamente.

Un informe de la ONU de 2016 recordaba que se necesita un esfuerzo adicional del 25% de aqu¨ª a 2030. Y se?alaba que, con la aplicaci¨®n de los compromisos actuales, a finales de siglo el aumento de la temperatura media podr¨ªa llegar hasta los 3,4 grados, muy por encima de los 2 grados, la barrera que los cient¨ªficos han fijado para que los efectos del calentamiento global sean manejables.

Los firmantes del pacto en 2015 eran conscientes de lo insuficiente de los planes voluntarios. De ah¨ª que el compromiso del acuerdo fuese incrementar peri¨®dicamente las reducciones. Esa era la hoja de ruta. Pero, para ir aument¨¢ndolos, era necesario que los l¨ªderes mundiales estuvieran implicados. Y, cuando en noviembre de 2016 Donald Trump gan¨® las elecciones, la inquietud se apoder¨® de los negociadores clim¨¢ticos, que estaban reunidos en Marrakech (en la cumbre anual del clima) en el momento en el que se conoci¨® la victoria del republicano. Esos temores se confirmaron el jueves.

El Acuerdo de Par¨ªs despeja las dudas, desde el punto de vista pol¨ªtico, sobre la relaci¨®n entre el aumento de la temperatura y el incremento de la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera. Hasta el inicio de la era industrial exist¨ªa un equilibrio en esa concentraci¨®n de gases. Pero el avance de los pa¨ªses desarrollados, fundamentalmente, basado en la quema de combustibles f¨®siles lo ha roto. Por eso el pacto clim¨¢tico establece como f¨®rmula para luchar contra el calentamiento global el recorte de las emisiones de gases ¡ªprincipalmente, el CO₂¡ª a trav¨¦s de los planes voluntarios que cada pa¨ªs presenta. Solo China, EE?UU y Europa acumulan la mitad de las emisiones de todo el planeta.

Trump, en su discurso del jueves, no puso en duda las evidencias del cambio clim¨¢tico o su relaci¨®n con los gases de efecto invernadero, que en su inmensa mayor¨ªa provienen de los combustibles f¨®siles ¡ªpetr¨®leo, carb¨®n y gas¡ª. Su ataque fue m¨¢s profundo y calculado: justific¨® la retirada por la p¨¦rdida de competitividad que hipot¨¦ticamente puede sufrir la econom¨ªa de EE?UU.

Actitud de bloqueo

Esa p¨¦rdida de competitividad es uno de los argumentos que algunos Estados han esgrimido para no aplicar pol¨ªticas robustas contra el calentamiento. Es lo que se conoce como "fuga de carbono"; el riesgo de deslocalizaci¨®n de empresas al aplicar medidas duras a las actividades m¨¢s contaminantes. En el lado contrario de esta balanza est¨¢n los riesgos a una exposici¨®n elevada a las inversiones en combustibles f¨®siles, que muchos fondos y entidades empiezan a tener muy en cuenta. Y la catarata de grandes compa?¨ªas estadounidenses que defienden el Acuerdo de Par¨ªs.

A principios de mayo se celebr¨® en Bonn la reuni¨®n preparatoria de la pr¨®xima cumbre anual del clima, que ser¨¢ en la misma ciudad alemana en noviembre. Estas reuniones, al igual que las cumbres anuales, sirven para ir desarrollando el acuerdo. El pacto ya est¨¢ en vigor, pero no se empezar¨¢ a aplicar hasta 2020. Hasta entonces, los pa¨ªses deben desarrollar la letra peque?a y los instrumentos para que funcione. Y la forma en la que los Estados deben comprometerse a m¨¢s esfuerzos.

La salida de EE UU se produce en ese momento cr¨ªtico del desarrollo del pacto. Y no est¨¢ claro c¨®mo se har¨¢. Si Trump opta por salir sin m¨¢s, eso no se consumar¨ªa hasta dentro de tres a?os, ya que as¨ª lo fija el propio tratado ¡ªalgo que la Administraci¨®n de Barack Obama insisti¨® en incluir en el pacto¡ª.

En cualquier caso, parece que la Administraci¨®n de Trump estar¨¢ presente en las pr¨®ximas negociaciones del desarrollo del acuerdo. Algunos negociadores temen que mantenga una actitud de bloqueo. La esperanza de los defensores del pacto es que se produzca un cambio en la Casa Blanca. "Vendr¨¢n nuevas Administraciones", ha resumido este viernes el comisario europeo Miguel Arias Ca?ete. Y el Acuerdo de Par¨ªs es una carrera de fondo que, al menos, durar¨¢ hasta mediados de siglo.