Farage amaga con un retorno al frente del UKIP para defender el 'Brexit' duro

Nigel Farage no ve ¡°otra elecci¨®n¡± que regresar al ruedo de la pol¨ªtica brit¨¢nica si acaba convencido de que el Brexit ¡ªun Brexit duro, seg¨²n sus t¨¦rminos¡ª ¡°est¨¢ amenazado¡± tras el desenlace de las legislativas brit¨¢nicas. El fundador y en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas sin¨®nimo de un partido al que propuls¨® como tercera fuerza del pa¨ªs, el antieuropeo y xen¨®fobo UKIP, acaba de ver hecha trizas a su criatura en las urnas. El Partido por la Independencia del Reino Unido, acicate del refer¨¦ndum del a?o pasado sobre la salida de la UE, se ha quedado reducido bajo el nuevo liderazgo de Paul Nuttall a menos de 594.000 votos (frente a los 3,8 millones de la anterior liza). Y, como consecuencia, estar¨¢ ausente del Parlamento de Westminster.

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El resultado ya era previsible cuando los sondeos del inicio de campa?a auguraban un paseo a lo grande de los conservadores de Theresa May, dispuestos a fagocitar el euroescepticismo rampante del UKIP. El panorama pol¨ªtico que se dibuja tras las generales subraya, sin embargo, la debilidad tanto de la primera ministra en funciones como de sus inflexibles postulados con respecto a Europa, encabezados por la negativa a aceptar el mercado ¨²nico. Ah¨ª se apunta el retorno a la escena de Farage, un pol¨ªtico cuyo olfato le condujo a abandonar las riendas del UKIP tras el plebiscito del pasado junio sobre la adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea, y a sabiendas de que a partir de entonces ser¨ªa May quien rentabilizar¨ªa en beneficio propio el famoso lema de ¡°Brexit significa Brexit¡±. Pero que ahora vuelve a detectar un nicho de votantes entre la aprensi¨®n de los m¨¢s ac¨¦rrimos brexiters (partidarios de una ruptura a secas con Europa) ante los tiempos inciertos que se avecinan.

En cualquier partido al uso la p¨¦rdida de cinco sextas partes del electorado en una sola legislatura invitar¨ªa, cuanto menos, a un debate profundo. Pero el UKIP es un movimiento nacido ¨²nicamente sobre una difusa noci¨®n antieuropea que la emprende contra los inmigrantes, y que en su momento consigui¨® arrastrar tanto al electorado ultranacionalista como a las clases m¨¢s desfavorecidas que se sienten v¨ªctimas de la globalizaci¨®n (y, por ende, de las pol¨ªticas contemporizadoras de Bruselas).

Tras la salida de Farage su partido se vio sumido en el caos, evidencia de la falta de estrategia y del oportunismo de sus cuadros dirigentes. Su primera sucesora, Diane James, apenas dur¨® dos semanas y media en el liderazgo, seguida en el puesto por Paul Nuttall, quien ayer dimiti¨® a la vista de la debacle electoral. La conclusi¨®n de las ¨²ltimas convulsiones es que no hay UKIP sin Farage, y que este baraja ahora abandonar su nueva vida como conferenciante de lujo y amigo personal de Donald Trump para enarbolar la bandera m¨¢s ultranacionalista del Reino Unido. Todav¨ªa no ha dado el paso, a la espera de qui¨¦n y c¨®mo se encaja el nuevo panorama pol¨ªtico desde el bando tory.