Trump, el ¨²ltimo de Bah¨ªa de Cochinos
El acto del presidente en Miami fue un homenaje al exilio que intent¨® derrocar al castrismo
La Brigada 2506 fracas¨® en 1961 en su intento de derrocar a Fidel Castro en Bah¨ªa de Cochinos. Con el tiempo su batalla se hab¨ªa ido difuminando en el pasado. Por eso nadie hubiera pensado, y menos en los ¨²ltimos dos a?os de deshielo entre Cuba y EE UU, que a la Brigada le quedaba una bala. Trump anunci¨® el viernes sus medidas contra el castrismo en Miami y all¨ª estaban poblando butacas los veteranos milicianos: ¡°Yo ten¨ªa 19 a?os cuando fue el desembarco. Era jefe de morteros¡±, dijo Modesto Casta?eda, de 75 a?os. ¡°Luego estuve en el Ej¨¦rcito americano, pele¨¦ en Vietnam y he peleado por la libertad en todos los lugares en los que he podido. Y hoy estoy satisfecho de que el presidente vaya a ponerle presi¨®n a Ra¨²l Castro. Aunque ¨¦l no se vaya a mover¡±.
El teatro en el que habl¨® Trump fue el Manuel Artime, nombrado por uno de los l¨ªderes del desembarco, ya fallecido. Artime fue uno de los cabecillas de los grupos operativos cubanoamericanos que danzaban en torno a la CIA en la ¨¦poca de los grandes contubernios contra La Habana. El Movimiento de Recuperaci¨®n Revolucionaria, fundado por Artime, realiz¨® el ataque terrorista en 1964 contra el buque espa?ol Sierra de Ar¨¢nzazu mientras se dirig¨ªa a la isla con mercanc¨ªas inocuas. En los setenta, Artime se ocupar¨ªa de financiar la defensa de los cubanos involucrados en el caso Watergate.
A la salida del teatro, Ra¨²l Villaverde, de 80, defin¨ªa las palabras de Trump como ¡°un discurso excelente para el futuro de Cuba. Hay que bloquear a Cuba en el mundo entero¡±. Vestido con guayabera bajo el sol aplanador de Miami, Villaverde afirm¨® que la ¨²ltima vez que pis¨® Cuba fue ¡°en una misi¨®n clandestina¡±, pero no dijo en qu¨¦ consisti¨®: ¡°Eso no se lo dir¨¦ ni a usted ni a mi madre¡±.
Otros dos brigadistas, ancianos, dejaban el lugar comentando los rumores sobre los posibles problemas de salud del presidente de Cuba:
¨CDicen que Raulito est¨¢ jodido ¨Cdijo uno.
¨CPues s¨ª, parece que est¨¢ jodido ¨Crespondi¨® el otro¨C. Pero m¨¢s jodido que nosotros tampoco est¨¢.
Durante la alocuci¨®n del presidente, estuvo sentado a su lado como invitado especial ?ngel de Fana, de 78 a?os, un expreso pol¨ªtico. ¡°Lo recuerdo como si fuera hoy. Llegaron a mi trabajo, a una tienda de zapatos, dos agentes de la Seguridad del Estado y me dijeron: ¡°Acomp¨¢?enos cinco minutos¡±. Los acompa?¨¦ y fueron 20 a?os y siete meses¡±, dijo. Sobre la nueva pol¨ªtica de Trump, De Fana opin¨®: ¡°No creo que por s¨ª solas consigan la libertad para Cuba, pero es un aliento para el pueblo cubano¡±. En una rueda de prensa posterior al acto, grupos del exilio respaldaron la pol¨ªtica del jefe de la Casa Blanca, defin¨¦ndola como ¡°un anuncio que marca una nueva era¡±. Se oyeron cr¨ªticas a Obama por ¡°pasar a un segundo plano los derechos humanos¡± y tambi¨¦n a los cubanoamericanos partidarios del acercamiento con la isla, que fueron tachados de ¡°mafia dialoguera¡±.
El exilio de Miami vive la tensi¨®n entre las posiciones del pasado, de un exilio ideol¨®gico, y las de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, de un exilio econ¨®mico que mira de forma pragm¨¢tica las relaciones con el r¨¦gimen. ¡°Hay una gran divisi¨®n dentro de la comunidad y los que estaban en el teatro representan una manera de pensar, pero no se puede decir que representen una amplia mayor¨ªa del sentimiento cubanoamericano¡±, considera Michael J. Bustamante, de la Universidad Internacional de Florida, cuyos sondeos indican que m¨¢s de un 60% de los cubanoamericanos de Miami apoyan el fin del embargo y un 70% est¨¢n de acuerdo con la normalizaci¨®n de relaciones con Estados Unidos. ¡°Trump impulsa un inmovilismo que afinca a la dictadura de Cuba y tal vez no vea lo que realmente temen los dinosaurios que la sostienen, que es la llegada del progreso y la prosperidad con la visita de miles de estadounidenses a la isla¡±, opina Tony Mart¨ªnez, de 48 a?os, afincado en EE UU hace 17 a?os y autor del blog sobre Cuba Generaci¨®n Asere.
Entre los emigrantes cubanos ajenos a la vieja batalla pol¨ªtica, prima el inter¨¦s pr¨¢ctico porque las relaciones entre las dos orillas no tengan trabas y ayuden a que mejore la vida en la isla. ¡°Deber¨ªan de abrir eso ya y que todo el mundo invierta lo que le d¨¦ la gana. A los pol¨ªticos cubanoamericanos no les importa jugar con la miseria que se vive all¨¢ porque no tienen familia como nosotros¡±, protestaba ayer en su peluquer¨ªa de Miami Beach Iris Hern¨¢ndez, de 53 a?os, que lleg¨® a EE UU en 1988.
Pero el pacto con Trump satisface a los guardianes de la l¨ªnea dura, defendidos por el senador Marco Rubio y el congresista Mario D¨ªaz-Balart, los dos cubanoamericanos de Florida que han persuadido al presidente de dar un varapalo al castrismo. Y, afecte o no a la continuidad del statu quo en Cuba, acaricia los o¨ªdos de los de la vieja escuela. Como Ram¨®n Garc¨ªa, de 59 a?os, que minutos despu¨¦s del acto en el teatro sal¨ªa de su casa en la Peque?a Habana a sacar la basura con un cigarro en la boca. ¡°Ojal¨¢ Trump acabe con esa gente¡±, dec¨ªa. ¡°Mi padre tambi¨¦n lo intent¨® en un atentado que se iba a cometer contra Fidel al paso de su caravana. Pero el comandante no pas¨® por all¨ª¡±.
¨C?Y cu¨¢l era el papel de su padre?
¨CMatarlo ¨Crespondi¨® con naturalidad¨C. Matar a Fidel Castro.
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