Macron logra una mayor¨ªa parlamentaria clara para poner en marcha sus reformas
El presidente culmina con la victoria en las legislativas la transformaci¨®n del paisaje pol¨ªtico franc¨¦s
Emmanuel Macron culmin¨® este domingo su met¨®dico e inesperado trabajo de demolici¨®n del viejo sistema partidista con una victoria clara en la segunda vuelta de las elecciones legislativas. A la ca¨ªda de los partidos que dominaron Francia en las ¨²ltimas d¨¦cadas se suma una renovaci¨®n profunda del personal pol¨ªtico. Desaparecen pesos pesados, hombres y mujeres que han controlado hasta tiempos recientes los hilos del poder. Y en la Asamblea Nacional aterriza otra generaci¨®n de diputados, inexpertos en su nueva profesi¨®n y devotos del presidente. Con ellos Macron usar¨¢ la mayor¨ªa absoluta para poner en marcha sus prometidas reformas econ¨®micas.
La victoria tiene matices. Las primeras proyecciones, al cierre de los colegios electorales, apuntan a un resultado menos abultado de lo que algunos sondeos aventuraban en los ¨²ltimos d¨ªas. Y la abstenci¨®n r¨¦cord, casi un 57%, obliga a rebajar el triunfalismo del macronismo.
La primavera francesa ¡ª cuatro convocatorias electorales entre el 23 de abril y el 18 de junio¡ª concluye en todo caso con la consagraci¨®n de Macron como uno de los presidentes m¨¢s poderosos en tiempos recientes. Gobernar¨¢ con una oposici¨®n dividida en el Parlamento, con los dos partidos tradicionales ¡ªel Partido Socialista (PS) y la derecha de Los Republicanos¡ª en crisis, y con una franja populista ruidosa pero con un papel secundario en la Asamblea Nacional.
Lo que pocos cre¨ªan posible hace dos meses es una realidad. Una vez gan¨® las elecciones presidenciales de abril y mayo, se benefici¨® del impulso habitual del vencedor y logr¨® una mayor¨ªa en las legislativas. Con la diferencia, respecto a casos anteriores, de que ¨¦l lo hac¨ªa con un partido nuevo que hasta ahora dispon¨ªa de cero diputados. Y que, m¨¢s que un partido, era un movimiento a medida de un hombre, Emmanuel Jean-Michel Fr¨¦d¨¦ric Macron. Con 39 a?os es el l¨ªder franc¨¦s m¨¢s joven desde Napole¨®n y el que, desde el centro pol¨ªtico y buscando superar la divisi¨®n izquierda/derecha, en apenas dos meses ha refundado el sistema: ya no es derecha e izquierda; es la mayor¨ªa Macron y una suma heterog¨¦nea de minor¨ªas.
La Rep¨²blica en Marcha (LRM), su partido, fue el m¨¢s votado. Asociado al centrista MoDem del ministro Fran?ois Bayrou, obtiene, con el 97% escrutado, 341 diputados. De ellos, 300 son de LRM y 41 de MoDem, lo que significa que, aun prescindiendo de este aliado, Macron tendr¨ªa la mayor¨ªa absoluta. A estos diputados se a?adir¨¢n otros afines al programa de Macron. Uno es el exprimer ministro Manuel Valls, que gan¨® como independiente en su feudo de las afueras de Par¨ªs. La Asamblea Nacional tiene 577 esca?os.
Le siguen Los Republicanos y sus aliados, que resisten a la debacle y, aunque debilitados, ser¨¢n el primer partido de la oposici¨®n con 135 diputados. El PS fue en los ¨²ltimos cinco a?os el partido del poder en Francia. Socialista era el presidente Fran?ois Hollande y la mayor¨ªa parlamentaria. Ahora, junto a sus aliados, se quedan con 42 diputados. El secretario general del partido,?Jean-Christophe Cambad¨¦lis, anunci¨® su dimisi¨®n.
En el a?o de la revuelta populista, el de la victoria del Brexit en Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos, en Francia este movimiento no ha cuajado. Los partidos que propon¨ªan una enmienda a la totalidad al statu quo ¡ªla salida de la UE y la OTAN, el cuestionamiento del capitalismo¡ª aumentan su presencia en la Asamblea Nacional pero se quedar¨¢n en posici¨®n minoritaria.
La Francia Insumisa del exsocialista Jean-Luc M¨¦lenchon lograr¨ªa, junto al Partido Comunista, 27 esca?os. Uno de ellos es el propio M¨¦lenchon. El Frente Nacional de la ultraderechista Marine Le Pen recoge 8 esca?os, incluido el de su l¨ªder, Marine Le Pen, insuficientes para formar un grupo parlamentario, que exige 15. M¨¦lenchon y Le Pen pueden convertirse en las voces de la oposici¨®n m¨¢s frontal en la Asamblea Nacional.
La llegada en masa de diputados nuevos de un nuevo partido tiene pocos precedentes. El m¨¢s evidente es el de 1958, cuando, reci¨¦n aprobada la Constituci¨®n que alumbr¨® la V Rep¨²blica y elegido presidente el General De Gaulle, su partido gan¨® las elecciones legislativas en un momento de renovaci¨®n de la clase pol¨ªtica similar al actual. Con la victoria de LRM, se renuevan cerca del 60% de esca?os. El nuevo parlamento tendr¨¢ menos pol¨ªticos profesionales, m¨¢s mujeres, m¨¢s personas del mundo empresarial. Tambi¨¦n m¨¢s rostros desconocidos para el gran p¨²blico, incluso para sus propios votantes, que en muchos casos les eligieron no por sus virtudes sino porque llevaban la etiqueta de Macron.
La dimensi¨®n de la mayor¨ªa, si se confirman las primeras proyecciones, no iguala la de 1993 cuando, en otro momento cr¨ªtico del PS, el neogaullista RPR y el centroderecha de la UDF, partidos que iban por separado pero que gobernaron juntos, sumaron 472 diputados.
El resultado abre un debate sobre el sistema electoral. Es un sistema con dos vueltas que sobredimensiona la representaci¨®n del ganador y marginaliza al perdedor. Un partido como la LRM pueda sumar un 32% de votos en la primera vuelta y en la segunda un 75% de esca?os. Y otro como el FN pueda quedarse sin grupo parlamentario pese a haber obtenido un 13% de votos en la primera vuelta.
El que se vayan todos al estilo franc¨¦s culmina sin que se hayan tocado las columnas del sistema: con Macron la mon¨¢rquica V Rep¨²blica est¨¢ m¨¢s viva que nunca. Por el camino han ca¨ªdo presidentes y expresidentes que aspiraban a la presidencia como Nicolas Sarkozy y Fran?ois Hollande, y pol¨ªticos que llevaban a?os preparando al asalto al El¨ªseo, como Fran?ois Fillon, vieron arruinadas sus ambiciones. Otros veteranos, como el ministro Bayrou, han sobrevivido. Emmanuel Macron ya puede empezar a gobernar.
La ¡®fatiga electoral¡¯ y un resultado esperado explican el r¨¦cord de abstenci¨®n
Francia, el pa¨ªs de la pasi¨®n pol¨ªtica, donde los ciudadanos discuten en los caf¨¦s de la ¨²ltima incidencia de los partidos o de las ventajas e inconvenientes del sistema electoral, bate r¨¦cords de abstenci¨®n. Nunca en unas elecciones legislativas bajo la V Rep¨²blica, fundada en 1958, la tasa de participaci¨®n hab¨ªa sido tan baja. Un 43% de franceses con derecho a voto decidieron no ejercerlo. O lo que es lo mismo: un 57% se abstuvo, un nivel que supera en m¨¢s de diez puntos el r¨¦cord anterior, de 2012.
El abstencionismo de estas elecciones ¡ªlas mismas que han supuesto una ratificaci¨®n clara del nuevo presidente, Emmanuel Macron¡ª se explican por una confluencia de varios motivos.
Primero, la fatiga electoral. A las dos vueltas de las elecciones legislativas en junio y de las presidenciales en abril y mayo, se suman las primarias de los dos grandes partidos, el PS y Los Republicanos, tambi¨¦n a dos vueltas, y una campa?a que se ha alargado casi un a?o.
Otro factor: la sensaci¨®n de que las legislativas estaban decididas de antemano. Todos los sondeos ¡ªy tanto en las presidenciales como en las legislativas los institutos demosc¨®picos han acertado el resultado¡ª coincid¨ªan en que la victoria de La Rep¨²blica en marcha, el partido de Macron, ser¨ªa amplia. No hab¨ªa el m¨ªnimo margen para la sorpresa.
Tercer factor: una apat¨ªa ante la ola Macron, visto como inevitable, apat¨ªa que puede interpretarse como un voto de confianza: la voluntad de darle la oportunidad de gobernar c¨®modamente.
Por ¨²ltimo, la abstenci¨®n refleja la incapacidad de los otros partidos para movilizar a sus votantes. No ha habido una alternativa a Macron que sea ilusionante. Los sondeos sobre la primera vuelta de las legislativas, el 11 de junio, muestran que algunos de los ¡®vencedores morales¡¯ de las presidenciales ¡ªcomo el izquierdista Jean-Luc M¨¦lenchon o la ultraderechista Marine Le Pen¡ª perdieron la mayor¨ªa de los votos en las legislativas. Fueron los m¨¢s perjudicados por la abstenci¨®n, que tambi¨¦n env¨ªa una se?al al nuevo presidente: la adhesi¨®n y el entusiasmo a su figura est¨¢n lejos de ser mayoritarios.
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