Bogot¨¢ busca volver a la rutina para hacer frente al terror
Centenares de personas regresan al Andino, escenario el s¨¢bado de un atentado que mat¨® a tres mujeres
El centro Andino de Bogot¨¢ tiene una planta baja y tres pisos con m¨¢s de 200 locales comerciales y un cine. A las cinco de la tarde del s¨¢bado, una hora punta para las compras de la v¨ªspera del d¨ªa del padre, que en Colombia se celebra el 18 de junio, un atentado sacudi¨® la rutina de la capital. Explot¨® un artefacto en uno de los ba?os de mujeres. Tres fallecieron y otra segu¨ªa este domingo en cuidados intensivos. A las consecuencias del ataque se a?adi¨® el fantasma del golpe emocional. En una ciudad acostumbrada a la violencia y que hoy -despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo de guerra con las FARC- comienza a vivir en paz, los s¨ªmbolos adquieren una relevancia especial. Y el Andino, en la gram¨¢tica del conflicto, no era el s¨ªmbolo de nada. Al menos hasta ahora. No es un objetivo militar y no guarda ninguna relaci¨®n aparente con las reivindicaciones de grupos armados conocidos. No es nada m¨¢s que un lugar muy frecuentado, sobre todo por clases medias, medias altas y turistas, de una de las zonas de ocio m¨¢s populares de Bogot¨¢, en el norte de la capital.
Por esta raz¨®n, adem¨¢s del dolor, el ataque provoc¨® tambi¨¦n desconcierto. Y por eso los trabajadores del centro y muchos vecinos se apresuraron en regresar a la normalidad como mejor ant¨ªdoto contra el terror. Lo pidi¨® expresamente incluso el presidente del Gobierno, Juan Manuel Santos, que este domingo visit¨® nuevamente el complejo acompa?ado de su hijo Esteban. Se trataba, en su opini¨®n, de una forma de ¡°decirle a la gente que no hay ninguna posibilidad que el terrorismo vaya a doblegar al pueblo colombiano¡±.
A las cinco de la tarde, 24 horas despu¨¦s de la explosi¨®n, centenares de personas hab¨ªan vuelto a transitar por sus pasillos. En el vest¨ªbulo, donde se instal¨® un puesto de atenci¨®n que se llen¨® de flores y mensajes de condolencias escritos en post-it, un conjunto interpret¨® El oboe de Gabriel, de Ennio Morricone, y el Ave Mar¨ªa de Schubert. Y, tras un minuto de silencio, se instal¨® de nuevo la rutina.
¡°Me siento supremamente triste y muy solidaria con las familias de todas las v¨ªctimas. Realmente es un dolor de patria lo que estamos sintiendo en este momento, pensando que ahorita estamos en un proceso de paz y que creer¨ªamos que todo est¨¢ pasando, y en el momento en el que menos nos lo imaginamos vuelve un golpe, vuelve un atentado terrorista", dice a EL PA?S la bogotana Olga Mar¨ªa Vargas. ¡°Sobre todo llama mucho la atenci¨®n que fue en un ba?o de mujeres, y gracias a Dios no fue m¨¢s grande porque pudiera haber habido ni?os, las mam¨¢s siempre entran a los ba?os con sus ni?os¡±.
¡°Es el momento de que la ciudadan¨ªa deje aparte el miedo, esta es una invitaci¨®n a que no tengamos miedo¡±, subraya Carolina Moreno, una activista por la paz que reparte banderas blancas a la puerta del centro comercial. ¡°Creo que este es un clamor ciudadano no solamente de la gente de Bogot¨¢, sino de todo el pa¨ªs. Que estemos firmes y no tengamos miedo¡±. Y contra los fantasmas del pasado, Colombia busc¨® ayer volver a la normalidad.
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