Sue?o americano en tierra de nadie
Casi 60.000 menores cruzaron solos la frontera sur de Estados Unidos en 2016. La mayor¨ªa son centroamericanos
El aire seco roza los 40 grados en la ciudad de Mesa, en Arizona, cuando Mateo Lorenzo se limpia la frente, coge los palillos, y junto a Bartolom¨¦ Sebasti¨¢n, comienza a tocar marimba, un instrumento declarado S¨ªmbolo Patrio en su natal Guatemala.
Ambos tienen 17 a?os y son de San Sebasti¨¢n Coat¨¢n, pero se conocieron en Arizona. Forman parte de los m¨¢s de 168.000 menores no acompa?ados detenidos en la frontera de Estados Unidos desde 2014, a?o en el que el conjunto de centroamericanos (menores y adultos) atrapados por la Border Patrol superaron por primera vez a los mexicanos. En 2016 volvi¨® a ocurrir. De los 60.000 menores detenidos entre octubre de 2015 y septiembre de 2016, el 80 % llegaron desde El Salvador, Honduras y Guatemala. Un tri¨¢ngulo de pa¨ªses marcados por la pobreza y las tasas de homicidios m¨¢s altas del mundo. Lugares donde bandas organizadas como las maras reclutan a los ni?os y abusan sexualmente de las ni?as. Lugares sin futuro.
Mateo y Bartolom¨¦ hablan en chuj ¨Clengua materna y dialecto de su etnia guatemalteca¨C, mientras afinan la marimba en el garaje de la casa su primo. Como la mayor¨ªa de los menores que cruzan solos, tras ser detenidos por la patrulla fronteriza, ambos fueron reclamados por familiares que ya viv¨ªan en Estados Unidos. Son solicitantes de asilo, un proceso que lleva entre uno y tres a?os de burocracia, y que puede acabar con la deportaci¨®n. Entretanto, la marimba les da de comer.
Antes de llegar a EE UU estos ni?os tienen que atravesar todo M¨¦xico. Una odisea que las autoridades mexicanas tratan de impedir, ayudadas por millonarias partidas presupuestarias de la administraci¨®n estadounidense. Para lograrlo muchos menores centroamericanos compran papeles falsos, aprenden jerga y ensayan el acento mexicano para no ser deportados por el camino a su pa¨ªs de origen. La polic¨ªa detuvo varias veces a Mateo para comprobar que era mexicano como dec¨ªa. La primera vez, no pas¨® la prueba, as¨ª que tuvo que pagar una mordida al agente de turno de 800 pesos (38 euros). ¡°Si no lo hubiera hecho, me deportan, y se me hubiera escapado la oportunidad que mis hermanos ya hab¨ªan logrado¡±, explica el joven que ya hab¨ªa desembolsado 3.000 pesos al coyote, el traficante que le ayud¨® a cruzar hasta M¨¦xico.
Triste caminata en el desierto
La presi¨®n de la polic¨ªa mexicana no es el ¨²nico obst¨¢culo. Bartolom¨¦ atraves¨® M¨¦xico con el salvoconducto que le daba la falsa identidad de Juan Jos¨¦ Figueroa Garc¨ªa, nacido en Chiapas. Aun as¨ª, evit¨® las ciudades: ¡°Son muy peligrosas porque est¨¢n gobernadas por el narco¡±. Prefiere no recordar ¡°las penurias¡± del viaje que realiz¨® hace tan solo seis meses. Mira al suelo y se aprieta las manos: ¡°A los pollos, como nos llaman [los coyotes, tambi¨¦n son conocidos como polleros], nos dejan a medio camino, as¨ª se muere la gente. Tengo una prima que se vino hace como cinco a?os, pero lastimosamente ella se perdi¨®¡ Creo que ya est¨¢ muerta¡±.
Bartolom¨¦ nunca supo que iba a tener que cruzar un desierto hasta llegar al l¨ªmite fronterizo. ¡°Me puse nervioso, pero me dije, ¡®no debo abandonar¡±, recuerda ahora con un castellano t¨ªmido. ¡°La verdad, el camino est¨¢ dif¨ªcil, das la vida, quiz¨¢s te puedes morir, no se sabe¡¡±. Describe su traves¨ªa por el desierto como una ¡°caminata triste¡±: por el ¨¢rido camino, que recorri¨® junto a otros tres chicos, encontraron un cad¨¢ver. Tras saltar la valla caminaron cinco horas antes de ser encontrados por la patrulla fronteriza. En la zona llaman a estos chavales ¡°los Spiderman¡±: los m¨¢s h¨¢biles trepan el muro en minuto y medio.
Ya en suelo estadounidense, siguieron las sorpresas para Bartolom¨¦: ¡°Nunca hab¨ªa sido vacunado en la vida y en el albergue me pusieron nueve¡±, dice. Tras siete meses en Arizona le sigue llamando la atenci¨®n que haya ¡°tantos carros¡±. En Guatemala caminaba una hora para llegar a la escuela; coger el autob¨²s era un lujo. Al despedirse su padre le dijo: ¡°Ve, mijo, y si puedes, saca a la familia adelante¡±.
Personas interceptadas por la Patrulla Fronteriza de EE UU tras cruzar la frontera
Menores no acompa?ados interceptados tras cruzar la frontera?
En diciembre de 2014, en pleno pico de la llegada de ni?os solos a Estados Unidos, la administraci¨®n Obama cre¨® el Programa de Menores Centroamericanos (CAM) que ofrece la opci¨®n de solicitar el asilo de los Estados Unidos desde el pa¨ªs de origen. En la pr¨¢ctica, la mayor¨ªa de los chavales siguen prefiriendo cruzar por su cuenta y riesgo, aunque el n¨²mero est¨¢ en descenso. Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Departamento de Estado, 31,096 menores fueron interceptados cruzando solos la frontera entre octubre de 2016 y mayo de 2017; una cifra un 19 % menor a los 38,450 interceptados en el mismo periodo del a?o anterior.
Pasar por la heladera
Una vez en Estados Unidos, comienza otra serie de desaf¨ªos. Los funcionarios de aduanas y la Patrulla Fronteriza verifican la identidad de los menores y se aseguran de que no llevan droga. Luego les env¨ªan a un albergue. En muchos casos se les mete en c¨¢maras fr¨ªas para supuestamente matar g¨¦rmenes y evitar cualquier enfermedad que los migrantes puedan traer.
A Petrona Martina le hicieron pasar por la ¡°heladera¡±, como coloquialmente se conoce a la c¨¢mara fr¨ªa. Madre soltera de 26 a?os, viaj¨® desde Guatemala con su hijo William, de 7, escapando de la violencia machista. ¡°Me arrepent¨ª del viaje¡±, cuenta junto a su peque?o, en el jard¨ªn de la casa de su primo. ¡°Pero ya no hab¨ªa marcha atr¨¢s, pese a que en Guatemala dej¨¦ parte de mi coraz¨®n, con mi hija menor¡±. En el trayecto, madre e hijo se jugaron la vida: ¡°El coyote nos puso en bus lleno de madres con ni?os, donde nos ahog¨¢bamos sin aire ni agua. Mi hijo perdi¨® el conocimiento. Estaba muriendo¡±, explica entre l¨¢grimas.
Tras pasar 72 horas en un albergue en la ciudad fronteriza de El Paso (Texas), sus familiares residentes en Estados Unidos reclamaron la custodia de Petrona. Fue dejada en libertad, pero se sinti¨® ¡°como una esclava¡±, ya que durante tres meses las autoridades le colocaron un grillete telem¨¢tico en el tobillo para que no huyese. Ha pasado casi un a?o desde que cruz¨®, y su situaci¨®n legal sigue en manos de los jueces de la corte federal del estado de Arizona. Mientras tanto, Petrona reside y trabaja en la ciudad de Mesa para devolver la deuda del viaje. Le cost¨® 8.000 d¨®lares entre ella y su hijo, dinero que trata de juntar como asistenta dom¨¦stica, a 8 d¨®lares la hora.
Coyote, narco y menor de edad
?lex Aguirre, 26 a?os, comenz¨® a trapichear con droga cuando ten¨ªa 15. Es estadounidense, por lo que pod¨ªa transitar libremente por la frontera, y el cartel de Sinaloa no tard¨® reclutar al chaval con pasaporte ¡°gringo¡±. Hasta 2016 cruz¨® marihuana para los narcos por el puesto fronterizo de Nogales (Arizona/Sonora). ¡°All¨ª el trabajo comenzaba por la noche¡±, explica se?alando hac¨ªa la valla de metal. Los estupefacientes pasaban en cami¨®n, coche, t¨²nel, en el tren que viaja de M¨¦xico a Canad¨¢, e incluso por un arroyo que fluye por ambas Nogales. Por all¨ª el joven tambi¨¦n ayud¨® a cruzar a personas, en su mayor¨ªa centroamericanos.
Le detuvieron pocas veces, ya que sus jefes ten¨ªan un trato con la polic¨ªa, explica al atardecer en un parque. Durante un tiempo lleg¨® a ganar m¨¢s de 30.000 d¨®lares al mes. ¡°Es muy dif¨ªcil no caer en la tentaci¨®n¡±, dice, ¡°m¨¢s cuando se es pobre¡±.
Peter Neeley, jesuita californiano de la Iniciativa Kino para la Frontera, lleva m¨¢s de veinte a?os ocup¨¢ndose de temas migratorios y viendo ni?os pasar por el albergue de la organizaci¨®n (con sede en el Nogales m¨¦xicano). El cura ve una clara relaci¨®n entre el narcotr¨¢fico y la trata de personas: ¡°?Es un negociazo, hombre!¡±, clama el se?alando la larga fila de camiones que espera su turno para ingresar. ¡°El problema del que debemos hablar es la adicci¨®n del pueblo estadounidense¡±, sentencia.
?lex, el ex coyote, acaba de salir de prisi¨®n tras una condena de cuatro a?os en una c¨¢rcel federal de Texas. Cree que el muro que pretende construir el presidente Trump tan solo encarecer¨¢ el viaje para los que intentan cruzar. ¡°Si hace el muro m¨¢s alto, construir¨¢n una escalera mayor¡±.
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