Vida y muerte de Otto Warmbier
Los ¨²ltimos 17 meses del estudiante de Ohio detenido en Corea del Norte y liberado en estado de coma son una inc¨®gnita
La ma?ana del 2 de enero de 2016, cuando los guardias se lo llevaron del brazo en el aeropuerto de Pyongyang, Otto Warmbier no protest¨®, ni siquiera parec¨ªa asustado. Danny Gratton, el brit¨¢nico con el que hab¨ªa compartido habitaci¨®n durante la escapada, dijo esta semana a The Washington Post que se despidi¨® incluso con una media sonrisa y que ¨¦l brome¨® algo nervioso: ¡°Bueno, parece que esta ser¨¢ la ¨²ltima vez que te veremos¡±. Estaban, al fin y al cabo, en Corea del Norte, un r¨¦gimen autoritario hasta el absurdo, material de primera para chistes y fotomontajes, una rareza atractiva para quienes buscan aventuras lejos de sus casas.
Corea no estaba en los planes iniciales de Warmbier. Acababa de cumplir 21 a?os, estudiaba Comercio en la Universidad de Virginia y se dispon¨ªa a participar en un programa de formaci¨®n en Hong Kong cuando, en el ¨²ltimo momento, decidi¨® apuntarse a un viaje de tres d¨ªas al pa¨ªs antes de retomar los estudios. All¨ª conocer¨ªa a Gratton y al resto del grupo. El d¨ªa de Nochevieja vieron los fuegos artificiales en la plaza principal de Pyongyang, cenaron y tomaron cervezas. Luego regresaron al hotel, el Yanggakdo International, y fue entonces, seg¨²n le acusar¨ªa m¨¢s tarde el r¨¦gimen norcoreano, cuando el chico supuestamente se col¨® en una zona reservada a empleados y trat¨® de llevarse un cartel de propaganda pol¨ªtica. Lo detuvieron a punto de dejar el pa¨ªs y lo condenaron a 15 a?os de trabajos forzados por lo que llamaron ¡°cr¨ªmenes contra el Estado¡±, pero el Gobierno lo liber¨® antes. El 13 de junio volvi¨® a casa en estado vegetativo y seis d¨ªas despu¨¦s muri¨®. Llevaba en ese estado comatoso m¨¢s de un a?o. Lo que ocurri¨® durante esos 17 meses es un misterio.
Dicen en Wyoming, el peque?o pueblo de Ohio en el que creci¨®, que no hab¨ªa chico m¨¢s alegre que ¨¦l, que le gustaba achuchar a la gente, le apasionaba el deporte y ten¨ªa una adicci¨®n incomprensible a los jers¨¦is estrafalarios ¡ªcon cebras, de faros¡¡ª. Austin, su hermano peque?o, ha difundido el ¨²ltimo v¨ªdeo que conserva de Otto en libertad, una pieza de 30 segundos en los que r¨ªe y lanza bolas de nieve junto a sus compa?eros de ese viaje aciago. ¡°Este es mi hermano, el Otto que yo conozco¡±, dijo.
En el funeral celebrado en su instituto el jueves termin¨® con la proyecci¨®n de esas im¨¢genes a c¨¢mara lenta, con los pu?ados de nieve suspendidos en el aire y la mand¨ªbula batiente del joven al ralent¨ª, recordando a la pelea de almohadas de aquella vieja pel¨ªcula (Cero en conducta, Jean Vigo, 1933) de los ni?os que acaban rebel¨¢ndose contra la disciplina f¨¦rrea, en una cr¨ªtica al sistema, un canto a la infancia.
Corea del Norte tampoco estaba dentro de los planes de esa comunidad, una barriada a las afueras de Cincinnati con una renta per c¨¢pita que duplica la media de EE UU, un 83% de la poblaci¨®n blanca y una buena colecci¨®n de casas de cuento. Nadie estos d¨ªas daba cr¨¦dito a lo ocurrido a uno de los chicos m¨¢s adorados del colegio. Otto era alto y bien parecido, fue segundo de su promoci¨®n y sobresaliente en los deportes. Y s¨ª, por si faltaba alg¨²n elemento al prototipo de joven popular, tambi¨¦n hab¨ªa pronunciado un discurso memorable el d¨ªa de la graduaci¨®n y todas las amigas de su hermana peque?a, Greta, estaban pilladas por ¨¦l. En la Universidad hab¨ªa entrado a formar parte de una hermandad de renombre, la Theta Chi, se hab¨ªa echado novia, hab¨ªa ganado aquella plaza para estudiar fuera.
¡°Es terrible todo esto. Otto era muy buen chico, s¨¦ que hoy lo dice todo el mundo, pero de veras era especial, y muy inteligente, iba un curso por delante del resto... Recuerdo un d¨ªa que vino muy arreglado a clase, le pregunt¨¦ y me dijo que quer¨ªa impresionar a la chica de enfrente, era dulce¡±, recordaba Jane Rotsching, su profesora de c¨¢lculo.
La noticia de la detenci¨®n del joven lleg¨® al pueblo al mismo tiempo que al resto del mundo, tres semanas despu¨¦s de aquella sonrisa torcida en el aeropuerto. Era todo confuso, se hablaba de un incidente supuestamente muy grave en Corea del Norte, pero se trataba del robo de un cartel. En febrero, Pyongyang difundi¨® un v¨ªdeo en que el joven comparece ante la prensa aterrorizado, suplicando clemencia, confesando su ¡°grave crimen¡± y asegurando que lo perpetr¨® en connivencia con el Gobierno estadounidense, una confesi¨®n que pudo ser forzada, como en el caso de otros extranjeros detenidos. ¡°Comet¨ª el peor error de mi vida, pero solo soy un humano, por favor¡¡±. En marzo fue condenado y no se volvi¨® a saber nada ¨¦l.
Pas¨® aquel curso de Hong Kong, pasaron las fiestas de su hermandad y pas¨® la graduaci¨®n de clase en la Universidad de Virginia mientras las noticias sobre la escalada de tensi¨®n entre Washington y Pyongyang se suced¨ªan. En el pueblo costaba cada vez m¨¢s tocar el tema. Max Tash, amigo del hermano peque?o, cuenta: ¡°Pasaba el tiempo e intentaba no preguntarle por ese tema, porque sabes que lo tiene siempre en la cabeza, es lo que me pasar¨ªa a m¨ª¡±. El 1 de mayo los padres rompieron su silencio en la cadena Fox y pidieron al presidente Donald Trump que cualquier negociaci¨®n con el r¨¦gimen tuviera en cuenta a su hijo. La periodista les pidi¨® que enviaran un mensaje al chico. ?l se emocion¨® y no pudo acabar la frase; la madre, Cindy, le dijo que no se preocupara por ellos, que fuera fuerte.
Para entonces Otto llevaba m¨¢s de un a?o en un estado comatoso de causa ignota. Pyongyang sostiene que entr¨® en ¨¦l por los efectos de una pastilla para dormir tras contraer botulismo, pero los m¨¦dicos de EE UU no encontraron indicios de dicha enfermedad en el chico, tampoco rastros de violencia f¨ªsica. Solo acertaron a confirmar que el da?o neurol¨®gico parec¨ªa causado por la falta de riego sangu¨ªneo a ra¨ªz de un paro cardiaco.
Su padre dijo que su hijo mayor fue ¡°aterrorizado y tratado de forma brutal¡± en Corea, pero le consolaba pensar que hab¨ªa notado su regreso a casa, que su rostro se torn¨® pl¨¢cido al poco de llegar y muri¨® en paz. Ten¨ªa 22 a?os. El programa del funeral recordaba su discurso de graduaci¨®n, su cita de un personaje de la serie The Office: ¡°Ojal¨¢ hubiese una forma de saber que est¨¢s viviendo los viejos buenos tiempos antes de que se acaben¡±.
¡°Viajes baratos a lugares de los que tu madre preferir¨ªa que te alejaras¡±
La escapada de Otto Warmbier a Corea del Norte fue organizada por una agencia especializada que est¨¢ ubicada en China y que en su p¨¢gina web anuncia ¡°viajes econ¨®micos a destinos de los que tu madre preferir¨ªa que te alejaras¡±. Young Pioneer Tours opera desde 2008 y, seg¨²n contaron los padres de Otto, hab¨ªa llevado y tra¨ªdo sanos y salvos a todos los turistas hasta entonces, pero el joven de Ohio, por motivos que se desconocen, corri¨® la peor de las suertes y recibi¨® una condena que sorprendi¨® por su dureza.
El norcoreano es un r¨¦gimen herm¨¦tico y aislacionista, pero abrirse al turismo le permite una fuente de financiaci¨®n que necesita. La misma semana que Fred Warmbier anunci¨® que su hijo volv¨ªa por fin a casa, pero en estado vegetativo, en Espa?a la legaci¨®n de Corea del Norte hac¨ªa un acto promocional para atraer visitantes, en el que el secretario general de la Organizaci¨®n Mundial del Turismo (OMT), el jordano Taleb Rifai, coment¨® que no hab¨ªa visto ¡°a gente m¨¢s acogedora¡± que la norcoreana.
La agencia de viajes que organiz¨® el tour de Warmbier sigue definiendo en su web a Corea del Norte como ¡°uno de los lugares m¨¢s seguros de la tierra¡±, aunque ha anunciado que dejar¨¢ de llevar a estadounidenses (hay a¨²n tres detenidos en el pa¨ªs). El r¨¦gimen usa a los presos norteamericanos para presionar a Washington. La liberaci¨®n de Warmbier se produjo despu¨¦s de meses de diplomacia discreta. A primeros de junio, Washington fue informado del estado de salud de Warmbier. El enviado especial de EE UU para Corea del Norte, Joseph Yun, viaj¨® a Corea y, tras ver al chico, le concedieron la liberaci¨®n.
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