La enfermera Jones, sospechosa de la muerte de 60 beb¨¦s en Texas, se enfrenta a dos nuevos cr¨ªmenes
La fiscal¨ªa de Texas reabre dos casos de asesinato para evitar que recobre la libertad
La enfermera Genene Jones no podr¨¢ escapar a su propia pesadilla. Entre 1978 y 1982, su adicci¨®n al crimen sembr¨® de v¨ªctimas los hospitales de caridad de Texas. Sospechosa de poner fin a la vida de 60 ni?os, aunque condenada s¨®lo por un asesinato y un intento de homicidio, esa maestra del horror ha vuelto a la luz al ser procesada por otros dos cr¨ªmenes justo cuando iba a recobrar la libertad.
Jones, que siempre se ha declarado inocente, sacudi¨® la Am¨¦rica de mediados de los ochenta. La facilidad con la que hab¨ªa actuado y la absoluta inoperancia de las autoridades m¨¦dicas abrieron un esc¨¢ndalo del que a¨²n se guarda memoria. Durante a?os, amparada por la fragilidad de los beb¨¦s que ingresaban en la unidad de cuidados intensivos, su conducta escap¨® a la justicia. Sus jefes la apreciaban y en los hospitales de San Antonio se la ten¨ªa por una enfermera seria y de confianza. Bajo esta aureola, empez¨® a proceder con menos precauci¨®n, incluso ante los propios padres. As¨ª ocurri¨® con la peque?a Chelsea McClellan, de 15 meses. Jones le aplic¨® succinilcolina, un poderoso relajante muscular de uso quir¨²rgico. La inyecci¨®n fue advertida por su madre, quien vio apagarse ante s¨ª a su hija.
¡°Se qued¨® fl¨¢cida, como una mu?eca de trapo, dej¨® de respirar mientras me miraba intentando gritar ?mam¨¢!¡±, record¨® en el juicio la progenitora. Este testimonio y el hallazgo de restos del anest¨¦sico en la fallecida facilitaron la condena por asesinato. Noventa y nueve a?os de c¨¢rcel que se sumaron a otros 60 a?os por el intento de matar a un beb¨¦ de cuatro semanas con heparina, un anticoagulante de efecto r¨¢pido.
Aunque los fiscales la vincularon a 60 cr¨ªmenes, las acusaciones no prosperaron por la dificultad de hallar restos de las sustancias inyectadas, los diagn¨®sticos confusos y la propia desidia de las cl¨ªnicas. La amplitud de las primeras condenas tambi¨¦n rest¨® inter¨¦s al caso.
Pasados tres decenios, todo parec¨ªa olvidado hasta que el a?o pasado la fiscal¨ªa comprob¨® que Jones, de 66 a?os y tras haber cumplido un tercio de la pena, pod¨ªa reclamar su puesta en libertad para marzo de 2018. Dado que en Texas no existe la prescripci¨®n en casos de asesinato, el ministerio p¨²blico abri¨® una investigaci¨®n secreta que ha derivado? en la apertura de dos procesos y en la consiguiente paralizaci¨®n de su salida a la calle.
El primero juicio se remonta a la muerte en 1981 de Joshua Sawyer, de 15 meses, por una sobredosis de un antiepil¨¦ptico. Y el segundo corresponde al de Rosemary Vega, de dos a?os, fallecida tras una operaci¨®n para tratarle un problema cardiaco. Su madre nunca ha olvidado lo que vivi¨® en la unidad de cuidados intensivos. ¡°Descubr¨ª que Jones estaba inyectando algo a mi hija. Le pregunt¨¦ qu¨¦ hacia. Ella me respondi¨® que estaba dando a mi hija algo para ayudarla a descansar. A los dos minutos de que se marchase, mi ni?a empez¨® a ponerse p¨²rpura, los monitores se dispararon y entr¨® en c¨®digo azul¡±, cont¨® la madre al Texas Monthly y a Prop¨²blica. Era el 16 de septiembre de 1981. A la ma?ana siguiente, a las 7.52, Rosemay muri¨®. El parte m¨¦dico se?ala que en sus momentos finales le atendi¨® la enfermera Jones.
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