Las FARC escenifican su adi¨®s a las armas
En un acto simb¨®lico en el interior de Colombia, la guerrilla, el Gobierno y la ONU dan por finalizada la recepci¨®n de m¨¢s de 7.000 armas
Las FARC han dejado de ser una organizaci¨®n armada la ma?ana del martes. La principal guerrilla de Colombia, en guerra con el Estado desde hace m¨¢s de medio siglo, culmin¨® la entrega de armas a la misi¨®n de Naciones Unidas que supervisa el cumplimiento de los acuerdos de paz firmados el a?o pasado. Se trata del paso m¨¢s importante de la transici¨®n de sus cerca de 7.000 combatientes a la vida civil y el preludio a la constituci¨®n de ese grupo insurgente en partido pol¨ªtico.
"Dejen esas armas, vivan en paz. Somos un solo pueblo", proclam¨® Santos ante centenares de guerrileros que vest¨ªan camiseta blanca con el lema Unidos por la paz. "Les tomo su palabra, Colombia entera les toma su palabra, y la comunidad internacional es testigo. La palabra ser¨¢ su ¨²nica arma". La guerra con el Estado dej¨® en 53 a?os decenas de miles de muertos y ocho millones de v¨ªctimas.
La noche del fin de la guerra
Atardece en el campamento Mariana P¨¢ez, una de las 26 zonas de transici¨®n de las FARC a la vida civil. A la entrada de esta aldea de carpas y tiendas de campa?a instalada en el municipio de Mesetas (Meta, centro del pa¨ªs), cuatro casetas de madera venden botas de caucho, camisetas, m¨®viles, helados, patatas fritas y refrescos. Tres guerrilleros charlan sentados en sillas de pl¨¢stico, omnipresentes en la Colombia rural. Berian Rodr¨ªguez va a cumplir 33 a?os y asegura que no se la da bien tratar con periodistas. "Buscamos una vida menos dolorosa sin desear emplear las armas y sobre estos prop¨®sitos aceptamos y buscamos nuestra salida", afirma.
Este excombatiente, que en realidad ya habla como un joven pol¨ªtico, est¨¢ a punto de vivir su ¨²ltima noche como miembro de una organizaci¨®n armada. "La l¨®gica que todos buscamos es seguir con el nuevo paso que estamos dando, el nuevo movimiento pol¨ªtico, continuar la lucha por la v¨ªa pol¨ªtica". Defiende que "de alguna otra forma tiene que haber un cambio internamente en Colombia"." Porque buscamos un cambio, que no exista desigualdad, desempleo, que haya bienestar social y que construyan aqu¨ª en Colombia un socialismo como lo han hecho en diferentes pa¨ªses socialistas. Venezuela, Cuba, todos esos pa¨ªses de izquierdas". Ese es el modelo que defienden las FARC.
Despu¨¦s de meses de retrasos log¨ªsticos en la aplicaci¨®n de los acuerdos de paz, se ha producido la fotograf¨ªa del fin de la guerra. Ocurri¨® en el campamento Mariana P¨¢ez, en Mesetas, un municipio del departamento del Meta, uno de los m¨¢s azotados por el conflicto armado y la producci¨®n de coca.
Los protagonistas de esa imagen son los m¨¢ximos responsables de las negociaciones que se prolongaron en La Habana durante cinco a?os, el presidente del Gobierno, Juan Manuel Santos, y el comandante de las FARC Timole¨®n Jim¨¦nez, Timochenko. El panorama que dibujaron, desde posiciones ideol¨®gicas antit¨¦ticas, en un acto que compartieron con el jefe de los observadores de la ONU, Jean Arnault, fue de cambio radical en la vida y en la pol¨ªtica de los colombianos.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas ha habido en Colombia dos autoridades, dos Estados que han agrandado de forma dram¨¢tica la brecha entre campo y ciudad. "Hay d¨ªas que marcan nuestras vidas. Hoy 27 de junio para m¨ª es el d¨ªa en que las armas se cambiaron por las palabras", enfatiz¨® el presidente, que mostr¨® su desacuerdo sobre el futuro proyecto pol¨ªtico de las FARC pero prometi¨® defender su derecho a hacer pol¨ªtica democr¨¢tica.
Precisamente de pol¨ªtica habl¨® el jefe de las FARC, que en agosto se constituir¨¢n como partido. "Ayer (¨¦ramos) ej¨¦rcito del pueblo, hoy de la esperanza del pueblo. Este d¨ªa no termina la existencia de las FARC. En realidad a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento de 53 a?os", afirm¨®, pidiendo a cambio el "cese de toda persecuci¨®n pol¨ªtica en Colombia".
"As¨ª tambi¨¦n esperamos que la democracia colombiana abra generosa sus brazos", agreg¨®. Para la sociedad, muy dividida sobre estos acuerdos, las FARC son una organizaci¨®n muy impopular, pero Timochenko prometi¨® caminar por las plazas y calles de Colombia "para llevar un mensaje de concordia". En esta ocasi¨®n, la ¨²ltima palabra sobre las FARC le corresponde a los electores.
El lunes por la noche los ciudadanos de ese pa¨ªs durmieron con casi 6.500 armas menos en el pa¨ªs. La guerrilla termin¨® de desprenderse de sus pistolas y fusiles, con la excepci¨®n de los 700 destinados al servicio de seguridad durante el per¨ªodo de reincorporaci¨®n a la sociedad, que culmina en agosto. Aun queda la mayor¨ªa de las llamadas caletas, cerca de 900 dep¨®sitos de armamento que, de no ser desmanteladas antes de septiembre, pasar¨¢n a ser responsabilidad del Estado. Y a¨²n queda la guerrilla del ELN, debilitada militarmente y en pleno proceso de negociaci¨®n con el Gobierno, y la violencia de bandas armadas de narcotraficantes. Pero desde este martes Colombia es, al menos en parte, un pa¨ªs que rompi¨® con la mayor sombra de su pasado.
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