Gonz¨¢lez, sobre Kohl: ¡°Luch¨® por una Alemania europea y nunca m¨¢s una Europa alemana¡±
La canciller alemana, los expresidentes Clinton y Gonz¨¢lez, los l¨ªderes de la UE y otros dirigentes despiden en Estrasburgo al mandatario de la reunificaci¨®n alemana
El canciller de la reunificaci¨®n alemana. El arquitecto pol¨ªtico del euro. Uno de los art¨ªfices de que Espa?a ingresara en las Comunidades Europeas. Y un l¨ªder, un pedazo de l¨ªder: todo eso, con sus luces y sus sombras, fue Helmut Kohl. Incluso despu¨¦s de muerto: Kohl convirti¨® este s¨¢bado su funeral ¡ªun aut¨¦ntico, e in¨¦dito, funeral de Estado para Europa¡ª en un mensaje pol¨ªtico de primera magnitud, en una sacudida para Alemania y para la Uni¨®n Europea m¨¢s alemana en sus 60 a?os de historia. La viuda del excanciller revel¨® hace unos d¨ªas que Kohl no quiso un funeral multitudinario en Berl¨ªn. Prefiri¨® una ceremonia en el Parlamento Europeo, al otro lado del Rin, en Estrasburgo.
Un funeral de Estado europeo en suelo franc¨¦s para una de las figuras de la Alemania de la posguerra: fallecido el pasado 16 de junio a los 87 a?os, Kohl se dio el lujo de reivindicar con ese ¨²ltimo gesto una de las frases que marcaron su trayectoria pol¨ªtica, ¡°una Alemania europea: nunca m¨¢s una Europa alemana¡±.
El cristianodem¨®crata Kohl lleg¨® al poder en 1982, con Alemania y Europa partidas por la mitad. Y con la tensi¨®n en m¨¢ximos, supo entenderse con el presidente franc¨¦s, el socialista Fran?ois Mitterrand ¡ª¡°su majestad Mitterrand I¡±, sol¨ªa llamarle en el Consejo Europeo¡ª, para reunificar el pa¨ªs y el continente, para poner en marcha el euro (pese a los recelos de su electorado) y para abrir la puerta a varios socios del Este. Una veintena de l¨ªderes mundiales, con la alemana Angela Merkel y el franc¨¦s Emmanuel Macron en primera fila, recordaron en los discursos esa vocaci¨®n europea de la Alemania de Kohl.
Pero la autoproclamada ¨¦lite europea ha fallado estrepitosamente por ese flanco en los ¨²ltimos tiempos: los logros de Kohl, y sobre todo esa filosof¨ªa pol¨ªtica tan europe¨ªsta, contrastan con el primer divorcio en la historia de la Uni¨®n ¡ªel Brexit¡ª, con la profunda brecha Norte-Sur que ha abierto la crisis del euro, con la fractura Este-Oeste provocada por la crisis de refugiados. Incluso con las serias dificultades para funcionar del denominado eje francoalem¨¢n, que ahora parece rearmarse de la mano de Macron.
La decisi¨®n de Kohl de que sus exequias fueran celebradas en Estrasburgo ha generado pol¨¦mica en Alemania. Aun as¨ª, Merkel hizo este s¨¢bado un encendido elogio de quien fuera su mentor, pese a que Kohl le dedic¨® duras cr¨ªticas (¡°mi chica¡±, dec¨ªa de Merkel en un feo tono paternalista, ¡°va a acabar con mi Europa¡±). La canciller, elegante, pas¨® por alto viejas rencillas. ¡°Sin el canciller de la unificaci¨®n, la vida de millones de personas que, como yo, viv¨ªan al otro lado del muro, no ser¨ªa la misma¡±, subray¨®. ¡°Tuvimos nuestras fricciones, pero a los l¨ªderes actuales nos corresponde defender su legado¡±, dijo, consciente del simbolismo de ese funeral de Estado en suelo franc¨¦s. El expresidente espa?ol Felipe Gonz¨¢lez dej¨® muy claro cu¨¢l es ese legado: ¡°Esa frase que dice nunca m¨¢s una Europa alemana define su voluntad, su relato pol¨ªtico¡±. Gonz¨¢lez, que forj¨® una gran amistad con el canciller, agreg¨® a¨²n un segundo testamento pol¨ªtico de Kohl: ¡°La econom¨ªa social de mercado fue su divisa: la dimensi¨®n social de Europa nunca fue un estorbo para Kohl¡±. En lo peor de la crisis del euro, Merkel apuntaba en otra direcci¨®n ¡ª¡°necesitamos una democracia acorde con el mercado¡±¡ª, aunque con la recuperaci¨®n ha suavizado ese mensaje y ahora habla incluso de un presupuesto de la eurozona.
¡°Para los de mi edad, Kohl es arte y parte de la historia de Europa. Sin esa experiencia vital no estar¨ªamos aqu¨ª. Actu¨® con coraje, con valor¡±, a?adi¨® el joven Macron, que calific¨® al canciller como ¡°un interlocutor clave, un aliado vital, un incansable creador de puentes... pero por encima de todo, un amigo para Francia¡±.
Kohl no hablaba idiomas pero eso no le impidi¨® tejer grandes amistades con Gonz¨¢lez, con Mitterrand o con Bill Clinton (¡°adoraba a ese hombre¡±, dijo el expresidente de EE UU, ¡°el siglo XXI europeo empieza bajo su batuta¡±).
Todos ellos, y hasta 17 dirigentes europeos y muchos m¨¢s procedentes de todo el mundo, velaron el s¨¢bado el f¨¦retro de Kohl, cubierto por la bandera europea, en una ceremonia cargada de emoci¨®n, algo inaudito en la UE gris de los ¨²ltimos tiempos. Felipe Gonz¨¢lez, precisamente, suele decir que los expresidentes suelen ser como jarrones chinos en apartamentos peque?os: se supone que tienen valor, pero m¨¢s que nada estorban. Hasta que mueren: en ese momento, algunos de esos jarrones tienen todav¨ªa poder¨ªo como para provocar una ¨²ltima sacudida, para forzar las costuras de Alemania, de Europa y, pese a las advertencias de Kohl ¡ªy a las del otro Helmut, el socialdem¨®crata Schmidt¡ª¡ª, las de la Europa m¨¢s alemana de los ¨²ltimos tiempos, con permiso del t¨¢ndem Macron-Merkel y el renacido eje francoalem¨¢n, o quiz¨¢ germanofranc¨¦s.
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