La UE y Jap¨®n mandan una se?al a Trump al encarrilar su pacto comercial
Europa y el pa¨ªs asi¨¢tico alcanzan un pacto pol¨ªtico, la v¨ªspera del G20, para activar un acuerdo de libre comercio
Todo deber¨ªa hacerse tan simple como sea posible, pero no m¨¢s. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, coquetea en Varsovia con los pa¨ªses del Este de Europa, a vueltas con Bruselas desde la crisis migratoria. La canciller alemana, Angela Merkel, corteja estos d¨ªas a los chinos en Berl¨ªn. La Uni¨®n Europea ha puesto toda su maquinaria en marcha para firmar este jueves un pacto pol¨ªtico con el objetivo de activar un acuerdo de libre comercio con Jap¨®n. Esas tres fotograf¨ªas ¡ªTrump con los polacos, Merkel con Xi Jinping, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk con Shinzo Abe¡ª est¨¢n cargadas de simbolismo: las placas tect¨®nicas de la geopol¨ªtica se est¨¢n moviendo, y cada cual busca alianzas para el nuevo orden internacional que no termina de nacer, marcado por la ret¨®rica beligerante de Donald Trump, la salida de la crisis europea y la emergencia de Asia, con sus propios problemas en el Mar de China, en Corea del Norte y en tantos otros asuntos.
Todo podr¨ªa ser as¨ª de simple, pero la reuni¨®n de jefes de Estado y de Gobierno del G20 en Hamburgo (Alemania) llega cargado de tensiones y demuestra que la foto de conjunto es mucho m¨¢s compleja: a la ret¨®rica proteccionista de Trump en lo comercial se suman los problemas con Rusia, el Brexit, los conflictos en Oriente Pr¨®ximo y una lista de l¨ªos tan extensa que no cabr¨ªa en una s¨¢bana de matrimonio.
Bruselas ha preferido este jueves el camino m¨¢s directo y ha optado por lanzar un mensaje pol¨ªtico sin disimulo hacia Londres y Washington. A pesar del Brexit y Trump, "a pesar de que algunos creen que los tiempos de la desintegraci¨®n y el aislacionismo han vuelto, hoy demostramos que no es as¨ª", ha explicado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. "Cerrar el mundo no es bueno ni para las empresas, ni para los trabajadores ni para nadie", le ha secundado Juncker, que ha destacado que a los acuerdos con Canad¨¢ y Jap¨®n se suman negociaciones con el Mercosur o M¨¦xico.
Una larga lista de economistas ha alertado de los excesos y peligros de la globalizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os: Paul Samuelson, Paul Krugman, Alan Blinder, Martin Wolf, Larry Summers y algunos de los expertos m¨¢s influyentes de las ¨²ltimas d¨¦cadas han subrayado que no todo son bondades. No quieren que la globalizaci¨®n d¨¦ marcha atr¨¢s, sino que se creen instituciones nuevas y cre¨ªbles que activen mecanismos compensatorios.
Frente a esa aproximaci¨®n, Trump ha elevado el pulso contra la liberalizaci¨®n comercial, al menos de cara a la galer¨ªa. Y Europa responde con acuerdos de nuevo cu?o como el suscrito este jueves ¡ªa medias: quedan por resolver los asuntos m¨¢s espinosos, como el sistema de arbitraje para conflictos entre inversores y Estados¡ª, aunque tampoco escapa de los nuevos aires que recorren la econom¨ªa global. "Europa no puede ser na¨ªf. Estamos a favor del libre comercio, pero de un libre comercio justo", ha explicado Juncker, partidario de establecer mecanismos europeos de protecci¨®n en caso de competencia desleal. "Se pueden hacer acuerdos en los que t¨² ganes y yo gane, y no como la visi¨®n americana, que parece que es un yo gano y t¨² pierdes", ha a?adido la comisaria sueca Cecilia Malmstr?m.
Jap¨®n y la UE llevan negociando ese pacto ¡ªque se ha bautizado como coches a cambio de queso, por el esperado incremento de las exportaciones japonesas hacia Europa y las europeas hacia el sol naciente¡ª desde 2013. Y con ese principio de acuerdo consiguen eliminar la pr¨¢ctica totalidad de las barreras arancelarias entre dos de los grandes bloques comerciales del mundo (que, unidos, acapara en 40% del comercio global).
Algunos asuntos importantes que quedaban por cerrar eran los relativos a la industria l¨¢ctea para Jap¨®n y el sector del autom¨®vil europeo: ambos est¨¢n ya solventados, con moratorias para la protecci¨®n de esas industrias. "El acuerdo marca est¨¢ndares laborales, de seguridad, de protecci¨®n de los consumidores y del medioambiente m¨¢s elevados", ha dicho Abe. El destinatario de ese mensaje, sin embargo, estaba en Varsovia intentado atraer a¨²n m¨¢s a los pa¨ªses del Este: Donald Trump quiere poner patas arriba el G20 con sus tuits, con sus declaraciones incendiarias contra Alemania y con esa cu?a que pretende agravar la divisi¨®n Este-Oeste mientras los europeos cortejan a China y a Jap¨®n.
El proteccionismo es un todos contra todos: no hay a¨²n nada de eso, de momento, en el tablero global. Pero la tentaci¨®n est¨¢ ah¨ª. El mundo ya vio una vez el colapso de la globalizaci¨®n, con la I Guerra Mundial, que acab¨® con la Gran Depresi¨®n y una segunda gran guerra. La globalizaci¨®n econ¨®mica ha dado lugar a una gran prosperidad, pero descansa sobre pilares inestables: la combinaci¨®n de Trump, el Brexit, un multilateralismo superficial y los coletazos de la Gran Recesi¨®n suponen una amenaza. "No hay protecci¨®n en el proteccionismo", ha dicho Juncker ante la prensa. Pero el nuevo inquilino de la Casa Blanca no se expresa en los mismos t¨¦rminos.
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