Europa y EE UU libran una guerra comercial de baja intensidad en el G20
Los l¨ªderes encaran una reuni¨®n marcada por el cara a cara entre las posiciones proteccionistas de Washington y librecambistas del Viejo continente
Guerra de guerrillas entre librecambistas y proteccionistas, entre el multilateralismo de Europa y una nueva ¡ªe inclasificable¡ª forma de hacer pol¨ªtica en Washington. La UE y EE UU librar¨¢n hoy en Hamburgo, con el G20 como escenario, una guerra comercial de baja intensidad. Europa y Alemania llegan a la cita tras cortejar a Jap¨®n y China; Donald Trump inicia su segunda gira europea con un acercamiento al Este y una ret¨®rica cada vez m¨¢s beligerante contra la globalizaci¨®n.
Trump cerr¨® su primera gira europea hace unas semanas con el anuncio de su retirada del acuerdo sobre medio ambiente de Par¨ªs. Y en su segunda visita tiene en su peculiar diana la globalizaci¨®n: la sombra de algo parecido a una guerra comercial planea sobre Hamburgo. El presidente norteamericano aterriz¨® ayer en Europa con la misi¨®n de redefinir la posici¨®n comercial de EE UU en el mundo, y de paso con deseos de cuestionar los consensos que rigen desde hace d¨¦cadas en el tablero geoecon¨®mico. Los pa¨ªses que se han dado cita hoy y ma?ana en el G20 representan tres cuartas partes del comercio mundial y temen la deriva proteccionista del nuevo inquilino de la Casa Blanca ante la inminente aplicaci¨®n de una ley que data de la Guerra Fr¨ªa para poner trabas al comercio del acero.
Las crisis suelen aparecer de repente, sin previo aviso. Pero en este caso no es as¨ª. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ven¨ªa avanzando sus posiciones desde la campa?a electoral estadounidense, y no ha hecho m¨¢s que aplicar su programa. Europa reacciona tratando de ocupar el espacio que deja Trump: la canciller alemana, Angela Merkel, estrech¨® el mi¨¦rcoles lazos con el presidente chino Xi Jinping, y la UE lanz¨® un mensaje pol¨ªtico de primer nivel con la firma de un principio de acuerdo comercial con Jap¨®n, hist¨®rico socio de EE UU y pr¨¢cticamente un protectorado norteamericano durante d¨¦cadas. Europa coquetea con Canad¨¢, M¨¦xico, el Mercosur y ahora con China y Jap¨®n. ¡°Algunos dicen que vuelven el aislacionismo y la desintegraci¨®n, pero estamos demostrando que no es as¨ª, que el mundo no tiene necesidad de volver 100 a?os atr¨¢s¡±, apuntaron al alim¨®n el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el jefe de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker.
Washington contraatac¨® donde m¨¢s duele. Trump eligi¨® Varsovia para reunirse con los l¨ªderes de 11 pa¨ªses del Este y les ofreci¨® protecci¨®n, apoyo y lo que haga falta. ¡°Si alguno de vosotros necesita energ¨ªa, no tiene m¨¢s que llamarnos¡±, dijo en alusi¨®n a los problemas con el gas ruso. EE UU ha firmado ya acuerdos con Polonia para suministrarle gas licuado.
Trump ataca por tierra, mar y aire. Con ese gesto, trata de meter una cu?a en las relaciones Este y Oeste en una etapa de gran tirantez, tanto por la relaci¨®n con Rusia como por el ramalazo populista en algunos pa¨ªses y por los problemas que han surgido con Bruselas tras la crisis migratoria. Y en lo comercial, est¨¢ decidido a imponer medidas dr¨¢sticas contra los pa¨ªses que, a su juicio, cometan competencia desleal.
Washington acusa directamente a China (en particular a la industria sider¨²rgica), y veladamente a Alemania, de dumping: los abultados super¨¢vits comerciales de ambos pa¨ªses se han convertido en la nueva bestia negra del presidente tuitero. Trump ya desconect¨® a su pa¨ªs del Acuerdo Transpac¨ªfico y reclama la renegociaci¨®n del pacto con Canad¨¢ y M¨¦xico: el proteccionismo es ya algo m¨¢s que una tentaci¨®n en la Casa Blanca. Alemania, por su parte, aparece como campeona mundial del libre comercio, con la UE de su lado.
Pero Washington ha denunciado que Berl¨ªn maniobra para engordar a¨²n m¨¢s el que ya es el mayor super¨¢vit comercial del mundo, con un d¨¦ficit cr¨®nico en su demanda y una anemia permanente en los salarios que ha impulsado la competitividad de su industria pero que empieza a despertar recelos incluso en Europa.
Una larga lista de economistas han alertado de los excesos de la globalizaci¨®n en los ¨²ltimos a?os: Paul Samuelson, Paul Krugman, Alan Blinder, Martin Wolf, Larry Summers, Thomas Piketty y tantos otros expertos han subrayado que no todo son bondades. Trump ha elevado varias octavas el tono y pr¨¢cticamente declara la guerra a la globalizaci¨®n. Europa responde con acuerdos comerciales de nuevo cu?o, incluido el suscrito con Jap¨®n, pero tampoco ha logrado sustraerse a los nuevos aires que soplan. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, reclama a la UE que proteja a la industria; hasta la librecambista Bruselas declara que Europa ¡°no puede ser na¨ªf¡±, y ya ha aprobado medidas para protegerse contra la competencia desleal, precisamente del acero chino, contra el que tambi¨¦n dispara Trump.
El proteccionismo es un todos contra todos: no hay nada de eso, por ahora, en el tablero global. Pero la tentaci¨®n est¨¢ ah¨ª. El mundo ya vio una vez el colapso de la globalizaci¨®n, en los a?os de la Primera Guerra Mundial, que deriv¨® en la Gran Depresi¨®n y una segunda gran guerra. La globalizaci¨®n ha dado lugar a una gran prosperidad, pero est¨¢ tambi¨¦n tras fen¨®menos como el Brexit, el trumpismo y los populismos que aparecen aqu¨ª y all¨¢. Toda esa tensi¨®n descansa sobre un multilateralismo superficial, el alza de la desigualdad en Occidente y los coletazos de la Gran Recesi¨®n. Y cristalizar¨¢ en un G20 marcado por la lucha entre los defensores del libre comercio, con Europa a la cabeza, y los partidarios de recuperar ciertos mecanismos de protecci¨®n, liderados por Trump: dos visiones del mundo cara a cara en Hamburgo, en pleno movimiento de placas tect¨®nicas de la geoeconom¨ªa global.
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