Brasil, el pa¨ªs en el que los jueces tomaron el poder
La condena a Lula y el proceso a Temer muestran c¨®mo fiscales y magistrados dominan la vida pol¨ªtica del gigante sudamericano
La reciente condena por corrupci¨®n contra el expresidente brasile?o Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha sido la ¨²ltima. Vendr¨¢n otras. Brasil es un pa¨ªs asfixiado por la corrupci¨®n en el que late un conflicto con aires de guerra declarada entre el poder pol¨ªtico, un estamento ins¨®litamente corrupto, y el poder judicial, ins¨®litamente incorruptible. En los ¨²ltimos a?os se ha detenido a cientos de ministros, gobernadores, diputados, senadores y ministros y hasta el presidente Michel Temer arrastra una denuncia por recibir sobornos. El campo de batalla son las investigaciones del caso Petrobras, dirigidas por pelotones de jueces, fiscales y tribunales en diferentes instituciones. Y tras tres a?os de desentra?ar la red de corruptelas de casi toda la clase dirigente, el frente ha llegado a la m¨¦dula del Gobierno. "Es un momento in¨¦dito¡±, valora Bruno Brand?o, representante de Transparencia Internacional en Brasil. ¡°La imagen de impunidad de las ¨¦lites brasile?as se est¨¢ resquebrajando¡±. Ahora ya no vale aplaudir mientras los fiscales acusan a cargos menores. Ya no hay reconciliaci¨®n posible. Es un bando o el otro.
El vaso se ha colmado en las ¨²ltimas dos semanas, mientras el pa¨ªs cumpl¨ªa dos tristes hitos hist¨®ricos. Por primera vez, un presidente, Michel Temer, era denunciado por corrupci¨®n por la fiscal¨ªa general. El mi¨¦rcoles, Luiz In¨¢cio Lula da Silva se convirti¨® en el primer expresidente condenado a la c¨¢rcel por blanqueo de dinero y corrupci¨®n: nueve a?os y medio de prisi¨®n, seg¨²n una sentencia que podr¨¢ recurrir a una segunda instancia mientras sigue en libertad.
Lula y Temer no pueden estar m¨¢s enemistados pol¨ªticamente, pero ambos reaccionaron igual a sus problemas legales: ¡°Esta sentencia busca derribarme¡±, protest¨® el primero, mientras cuestionaba la autoridad de los jueces: ¡°Solo el pueblo brasile?o puede decretar mi fin¡±. Tambi¨¦n Temer, la primera vez que habl¨® en p¨²blico tras conocer la denuncia contra ¨¦l por supuestos tratos de favor y sobornos, salt¨® a la ofensiva: ¡°Esto es un atentado contra nuestro pa¨ªs. No voy a permitir que se cuestionen ni mi honor ni mi dignidad. No huir¨¦ de las batallas¡±.
El presidente cumpli¨® con su amenaza al d¨ªa siguiente, cuando precisamente le toc¨® nominar al nuevo fiscal general ¡ªel actual, Rodrigo Janot, que le denunci¨®, deja el cargo el 17 de septiembre¡ª. En Brasil, el presidente suele respetar el nombre m¨¢s votado por el propio ministerio p¨²blico. Es una muestra de respeto hacia la fuerza y la independencia de la instituci¨®n. Temer, en cambio, escogi¨® a la segunda persona m¨¢s votada, Raquel Dodge. El gesto no cambia gran cosa ¡ªDodge tiene una gran experiencia combatiendo la corrupci¨®n¡ª, pero se trataba de dar una bofetada a los que puedan creer que el pa¨ªs est¨¢ en manos de los jueces.
La ¨²ltima baza
Muchos opinan que Temer tambi¨¦n esperaba debilitar la denuncia de Janot antes de que esta sea votada en el Congreso el 2 de agosto. Si la C¨¢mara la aprueba, la demanda ir¨¢ al Tribunal Supremo, que le destituir¨¢ temporalmente. Y si le encuentra finalmente culpable, le destituir¨¢ para siempre. Con la presidencia perder¨ªa la calidad de aforado y entonces tendr¨ªa que responder por todos los cargos que los fiscales hayan ido acumulando contra ¨¦l. La ¨²nica soluci¨®n para Temer es resolver la acusaci¨®n en el ruedo pol¨ªtico, cueste lo que cueste.
La presidencia ¡ªy la inmunidad jur¨ªdica que otorga¡ª representa tambi¨¦n una soluci¨®n a la desesperada para Lula. A¨²n tienen que publicarse otras cuatro sentencias y basta con que la segunda instancia le encuentre culpable en una sola de ellas para que sea inhabilitado pol¨ªticamente y, tal vez, acabe en la c¨¢rcel. La ¨²nica baza del dirigente del Partido de los Trabajadores es que se retrasen los procedimientos hasta agosto de 2018, cuando comienza la campa?a electoral. Y rezar por ganar los comicios presidenciales.
El panorama no podr¨ªa ser m¨¢s distinto a lo que durante siglos fue Brasil. Un lugar en el que el poder y el dinero mandaban m¨¢s que la justicia, donde el rouba mas faz (roba, pero resuelve) era un cumplido para un pol¨ªtico, y donde al fiscal general se le conoc¨ªa como el engavetador general (archivador general).
Todo cambi¨® en 2003 con la llegada, ir¨®nicamente, de Lula. ¡°Duplic¨® el tama?o y el equipo de la polic¨ªa, que de repente pod¨ªa asumir grandes operaciones. Permiti¨® que el ministerio p¨²blico nombrase al fiscal general. Unific¨® al poder judicial, que est¨¢ desmembrado¡±, recuerda Pierpaolo Bottini, abogado que particip¨® en esa reforma desde el Ministerio de Justicia.
Al poco comenz¨® a florecer un orgullo de clase. ¡°Si hay una caracter¨ªstica que define a Brasil, crisis tras crisis, es la independencia de su poder judicial¡±, se jacta por tel¨¦fono Jos¨¦ Robalinho, presidente de la asociaci¨®n nacional de fiscales.
Pero en Brasil la corrupci¨®n llevaba d¨¦cadas incrustada en la vida p¨²blica. Destaparla lo ha paralizado todo. La econom¨ªa est¨¢ en crisis, la pol¨ªtica gira alrededor de los tribunales y el pueblo ha perdido la esperanza de que todo vaya a mejor cuando todos los culpables est¨¦n en la c¨¢rcel. ¡°El futuro es sustituir a las personas por las instituciones y salvarnos sin salvadores¡±, sostiene Ayres Britto, que fue juez del Tribunal Supremo nombrado por Lula entre 2003 y 2012. Un futuro con la clase pol¨ªtica entre rejas que plantear¨ªa el interrogante de qui¨¦n liderar¨¢ el pa¨ªs.
Dos rivales para dos dirigentes en apuros
No hay generales ni comandantes en los encontronazos entre los poderes ejecutivo y judicial brasile?os, pero s¨ª hay nombres propios. En el pa¨ªs hay muy pocos que no conozcan a S¨¦rgio Moro, el juez encargado del caso Petrobras en la primera instancia y que ¡ªvoluntariamente o no¡ª encarna las virtudes que buscan los cr¨ªticos de la clase pol¨ªtica: licenciado en Harvard, doctorado en Derecho, declarado esclavo de la ley, se jacta de tomar decisiones templadas respetando las reglas del sistema legal. Quiz¨¢ por todo eso ha encontrado en Lula da Silva ¡ªalguien pragm¨¢tico, astuto y sin estudios¡ª la horma de su zapato. Tan famosa es la enemistad entre los dos que cuando el expresidente fue llamado a testificar ante Moro el pasado 10 de mayo, el encuentro fue tratado como una final deportiva, como un combate cara a cara entre dos luchadores.
Antes del encuentro, el juez Moro public¨® un mensaje en su p¨¢gina de Facebook, donde tiene dos millones de seguidores. Les pidi¨® que no fuesen a la calle a manifestarse contra Lula para no crear confusi¨®n. Este, sin embargo, convoc¨® a miles de miembros de sindicatos y del Partido de los Trabajadores que se agolparon ante la puerta de los juzgados al acabar el testimonio y convirtieron el acontecimiento en un mitin. Leyes y calle, dos formas de ganar la misma partida.
El presidente de Brasil, Michel Temer, se las tiene que ver ¨²ltimamente con el fiscal general, Rodrigo Janot, un veterano del terreno jur¨ªdico curtido en cargos p¨²blicos y privados. Muchos imaginan que la jugada que est¨¢ haciendo con el presidente Temer al denunciarle por recibir sobornos es completamente pol¨ªtica. En realidad, a¨²n tiene indicios para denunciarle por dos cargos m¨¢s (obstrucci¨®n a la justicia y corrupci¨®n activa) pero est¨¢ esperando a que agote su capital pol¨ªtico en el Congreso.
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