Un dato falso sobre Argentina enciende el debate laboral en Brasil
Los empresarios brasile?os argumentan que el sistema argentino tiene menos de 100 sindicatos
Durante las discusiones sobre la pol¨¦mica reforma laboral aprobada la semana pasada por el Senado brasile?o, una afirmaci¨®n fue repetida muchas veces: que Brasil tiene un n¨²mero excesivo de sindicatos (cerca de 17.000) mientras que la vecina Argentina tendr¨ªa solo 96. La comparaci¨®n fue usada para acabar con los sindicatos de ¡°fachada y de vendidos¡± que se multiplican por el pa¨ªs. Hasta ahora, en Brasil cada trabajador estaba obligado a aportar el salario de un d¨ªa al a?o para sostener al sindicato. Esa obligatoriedad ha sido suprimida con la reforma. En Argentina la contribuci¨®n es voluntaria.
El dato del supuesto n¨²mero de sindicatos en Argentina fue usado por el ponente del proyecto de reforma laboral en la C¨¢mara de Diputados, Roberto Marinho, del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), y lleg¨® a ser citado por Roberto Set¨²bal, copresidente del consejo de Administraci¨®n de Ita¨², el primer banco del pa¨ªs, en un art¨ªculo en Folha de S.Paulo . El problema es que la cifra est¨¢ muy lejos de la realidad.
Lo cierto es que en Argentina hay proporcionalmente casi tantos sindicatos como en Brasil. Se trata de un poderoso sistema integrado por m¨¢s de 6.400 sindicatos con leyes laborales heredadas del peronismo y vistas por los empresarios como el origen de todos sus males. La iron¨ªa es que mientras los brasile?os citaban el ¡°modelo argentino¡± para defender sus nuevas leyes, el empresariado del pa¨ªs vecino miraba justamente como inspiraci¨®n la reforma brasile?a, que mina el poder de los sindicatos al permitir negociar casi todo sin ellos.
Los sindicatos argentinos no son tan verticales como lo fueron en el pasado. Algo est¨¢ cambiando hace por lo menos 20 a?os, y muy r¨¢pido. El modelo de sindicato por actividad funcion¨® desde finales de los a?os 40 y fue combustible del poder peronista. Pero hacia finales de los 80 y principios de los 90 se inici¨® un proceso de atomizaci¨®n acelerado, producto de las revueltas contra la falta de democracia en las estructuras sindicales y dirigentes que, a¨²n hoy, pueden superar las tres d¨¦cadas al frente de su organizaci¨®n. Los sindicatos entonces se multiplicaron. Las cifras dan v¨¦rtigo: 3047 con personer¨ªa gremial, es decir reconocidos por el ministerio de Trabajo y autorizados a discutir salarios, y otros 3.400 inscriptos sin derecho a firmar convenios por rama pero poderosos en las negociaciones por empresa, donde ganan terreno por ser m¨¢s combativos.
¡°El modelo sindical argentino estall¨® por el aire a partir de las transformaciones de la dictadura. La idea del sindicato ¨²nico por rama que discut¨ªa con el sector empresarial en el marco de una econom¨ªa que privilegiaba el mercado interno no existe m¨¢s¡±, dijo Claudio Lozano, economista, exdiputado y de amplia experiencia sindical. ¡°La transformaci¨®n dio lugar a fen¨®menos que conviven con el viejo sistema. Por un lado hay sindicatos que se transformaron en unidades empresariales. Tienen universidades, medios de comunicaci¨®n, sistemas m¨¦dicos y clientes en lugar de trabajadores. Este modelo que se adapta a las condiciones de mercado es el que quieren las grandes empresas. Por el otro crece una experiencia de trabajadores que pusieron en marcha la discusi¨®n por la democracia sindical, nucleados en el origen dentro de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)¡±, explic¨® Lozano. Hoy existen ramas de actividad que tienen hasta tres gremios, siempre enfrentados entre s¨ª.
El fin del impuesto sindical obligatorio en Brasil fue uno de los puntos m¨¢s pol¨¦micos de la reforma. Las centrales m¨¢s importantes lo han criticado porque aseguran que va a afectar a la salud financiera de los sindicatos. Muchos defend¨ªan que el impuesto fuese suprimido de manera gradual para dar tiempo a que los sindicatos se adaptasen al fin de esa fuente de financiaci¨®n. El Gobierno de Michel Temer prometi¨® estudiar esa propuesta, pero acab¨® desech¨¢ndola, en sinton¨ªa con la mayor¨ªa del Congreso.
En opini¨®n de Daniela Muradas, profesora de Derecho del Trabajo de la Universidad Federal de Minas Gerais, al eliminar la estructura de financiaci¨®n sin sugerir un mecanismo alternativo, el ¡°Estado intenta de alguna manera, a trav¨¦s de la legislaci¨®n, crear obst¨¢culos para el funcionamiento del sindicato. ¡°El impuesto sindical necesita reestructurarse, no se puede retirar sin m¨¢s. Lo correcto ser¨ªa hacerlo de forma escalonada¡±, explica.
El abogado Cl¨¢udio Castro, de Martinelle Advogados, estima que con el cambio promovido por la reforma brasile?a algunos sindicatos tendr¨¢n que reinventarse para conquistar contribuciones econ¨®micas. ¡°Con el impuesto voluntario, esas entidades tendr¨¢n que hacer cosas para merecerlo. Creo que empleados con buenos sindicatos que realmente luchan por ellos continuar¨¢n contribuyendo¡±.
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