El fracaso de Trump en la reforma sanitaria destapa sus problemas de liderazgo
El republicano sigue siendo un presidente de excepci¨®n, apoyado por un n¨²cleo duro, pero rechazado por el resto
Donald Trump sigue solo. Tras seis meses en el poder y una agenda en agitaci¨®n permanente, el multimillonario neoyorquino no ha sido capaz de romper con la maldici¨®n de su mandato. Contin¨²a siendo un presidente de excepci¨®n, apoyado por un n¨²cleo duro de votantes, pero rechazado por el resto. Una fractura, cristalizada en su baj¨ªsima valoraci¨®n en las encuestas, que el fracaso en la aprobaci¨®n reforma sanitaria ha dejado en evidencia. Ni siquiera en el proyecto m¨¢s emblem¨¢tico y anhelado de la derecha ha logrado unir a su propio partido.
La divisi¨®n republicana ha dejado el liderazgo de Trump por los suelos. El legado de Barack Obama ha mostrado mucha m¨¢s resistencia de la que se supon¨ªa y ha permitido que las carencias del multimillonario afloren. Las encuestas lo han se?alado desde el primer d¨ªa. Su valoraci¨®n es la m¨¢s d¨¦bil de un presidente a esta altura del mandato, y su vertiginosa gesti¨®n solo polariza m¨¢s. Pero esta limitaci¨®n no implica que haya perdido el apoyo de sus bases. Los sondeos, como indica a este peri¨®dico el profesor Larry Sabato, director del Centro para la Pol¨ªtica de la Universidad de Virginia, se elaboran sobre poblaci¨®n general pero a efectos electorales solo importan los votantes registrados, y ah¨ª Trump permanece inc¨®lume. Sin otros aliados, pero fuerte.
Jugando contra las encuestas
Donald Trump ha jugado contra las encuestas en la reforma sanitaria. La ¨²ltima elaborada por The Washington Post-ABC y publicada este domingo pasado ya revelaba la falta de confianza en su proyecto. Aunque es cierto que el Obamacare no gusta del todo (s¨®lo el 37% lo apoya con fuerza), a¨²n gusta menos el proyecto alternativo auspiciado por la Casa Blanca (s¨®lo 17% lo apoya con fuerza). Un resultado que se repite incluso entre los trabajadores blancos sin estudios superiores, el sector de voto duro de Trump.
A este factor se suma la propia polaridad del presidente. Excepto en el ¨¢rea econ¨®mica, donde el 43% aprueba su gesti¨®n frente 41% que la rechaza, en el resto de baremos el mandatario suspende. As¨ª el 58% es contrario a su gesti¨®n presidencial (36% a favor) y el 55% considera que no ha logrado avances significativos, frente al 38% que s¨ª.
Con este bagaje, Trump ha entrado en el laberinto. Fracasado su plan de liquidar el Obamacare y aprobar al mismo tiempo un proyecto propio, est¨¢ tratando de hallar una nueva salida: votar la eliminaci¨®n del actual sistema y dejar para una discusi¨®n posterior su alternativa. El plan es de alto riesgo. Tres republicanos moderados ya han alertado de que no piensan dar ese paso y que sumaran sus votos a los dem¨®cratas. Dada la exigua mayor¨ªa republicana en el Senado (52 esca?os frente a 48), es casi imposible que la iniciativa prospere.
Pero Trump no ha tirado la toalla. Ha pedido al l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Mitch McConnell, que someta a votaci¨®n el fin del Obamacare la semana que viene, y paralelamente ¨¦l mismo ha convocado una serie de reuniones con los senadores, la primera este mi¨¦rcoles, con el objetivo de recuperar terreno perdido y taponar una fuga irreversible en su presidencia. "La inacci¨®n no es soluci¨®n. Tengo una pluma en la mano lista para firmar. No deber¨ªamos dejar la ciudad hasta tener un plan y sacarlo adelante", les dijo.
La Casa Blanca es consciente de que sin una mayor¨ªa estable en el Senado no s¨®lo la reforma sanitaria, sino su plan fiscal y los presupuestos del a?o pr¨®ximo corren peligro. Ante este espectro, Trump, el antisistema que ven¨ªa a drenar el pantano, ha empezado a buscar su apoyo. No ser¨¢ tarea f¨¢cil.
Los republicanos tienen la mayor¨ªa en las dos C¨¢maras, pero forman un universo fractal que hizo de la obstrucci¨®n un arma mortal contra Obama y cuyo aguij¨®n sigue vivo. Irredentos, centrados en sus intereses de circunscripci¨®n y ultrasensibles a las elecciones de 2018 (renovaci¨®n total en la C¨¢mara de Representantes y un tercio en el Senado), usan su poder hasta la extenuaci¨®n y no perdonan los deslices. Trump lo ha sentido en carne propia.
El l¨ªder que se presentaba como el gran hacedor de pactos ha cometido en la tramitaci¨®n de la reforma sanitaria graves errores de estrategia. El primero se vio en marzo cuando intent¨® forzar la votaci¨®n de una primera versi¨®n en la C¨¢mara de Representantes sin tener mayor¨ªa asegurada. In extremis tuvo que retirarla y volver a negociar a puerta cerrada.
El bochorno se ha repetido ahora. En esta segunda fase, oblig¨® al l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Mitch McConell a imponer un doble juego: eliminar el Obamacare y aprobar un proyecto alternativo al mismo tiempo. McConnell y otros senadores le advirtieron de la complejidad de la jugada. Demasiado ambiciosa para lograrla de una sola tacada. Trump insisti¨®. Y la fractura volvi¨® a emerger.
Para los moderados, el plan presentado era excesivamente duro en sus recortes a los m¨¢s desfavorecidos y hac¨ªa prever un colapso en la cifra de asegurados de clase trabajadora (unos 15 millones menos en dos a?os). Y para los radicales, la ley dejaba escapar con vida el Obamacare. El descontento era evidente. Y Trump no supo manejarlo.
El mismo lunes el presidente cen¨® con un nutrido grupo de senadores y dedic¨® la mayor parte de la reuni¨®n a recordar sus viajes. ¡°No habl¨® m¨¢s que de Francia y del D¨ªa de la Bastilla¡±, se?al¨® con sorna un senador republicano. Poco despu¨¦s, la rebeli¨®n tom¨® cuerpo y con la oposici¨®n de solo cuatro legisladores la ley se hundi¨®.
M¨¢s de 30 millones de personas m¨¢s sin seguro con la derogaci¨®n de Obamacare
En pleno debate interno, el Partido Republicano sufri¨® un nuevo jarro de agua fr¨ªa. La Oficina Presupuestaria del Congreso, un organismo independiente, pronostic¨® este mi¨¦rcoles que derogar partes de la ley sanitaria actual sin sustituirlas por una alternativa disparar¨ªa el n¨²mero de personas sin seguro m¨¦dico en EE UU: 17 millones m¨¢s en 2018 y 32 millones en 2026. Es una cifra muy superior a los 22 millones de personas m¨¢s sin seguro en nueve a?os que hab¨ªa calculado el organismo ante la primera propuesta de reforma republicana.
Ante la incapacidad de sumar los votos republicanos necesarios para avanzar con su propia reforma, Donald Trump ha instado a los senadores a derogar primero Obamacare y luego votar por una propuesta que lo sustituya. Pero esa estrategia parece contar con a¨²n menos apoyos entre los legisladores, lo que posiblemente se acentuar¨¢ con el pron¨®stico de la Oficina Presupuestaria.
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